❦Training wheels❦

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Hay un mundo de ensueño en sus sueños.

Jin despierta, inundando todo de cian, inunda el cielo, inunda el color de las hojas verdes, las pinta en turquesa inocente y parpadea cansino, porque los rayos tenues del sol le han levantado, mas vuelve a cerrar los ojos, huyendo de la luz que atraviesa los árboles y mata las sombras. Él está en calma con la calidez que de pronto siente, que le recuerda a alguien dulce que no tiene pintada en sus memorias, a pesar de forzarse a recordar, y aunque está en ese proceso, se siente observado, y aquello le molesta mucho.

Abre sus ojos de nuevo, inunda todo de cian de nuevo, observando curioso a su alrededor iluminado por la luz solar que decora con belleza los colores de aquel bosque, y su vista de pronto capta una cabecita morada, así como el cielo de la noche, moviéndose con torpeza (siempre siempre torpe y descuidada).

Se acerca lentamente entonces, ahora escuchando la sutil risa de la muchacha que se para, rendida al ser descubierta, y aquello como que le sorprende al chico de cabellos rubios, quien enarca una ceja al verla mejor. Es bonita, le recuerda a las ninfaa del río lila que dibuja de vez en cuando, le recuerda a una persona que ama, que dibuja en su memoria con tintes de estrellas y viento de papel. No la ha tocado, pero siente que todo su ser brota sentimientos que no recuerda haber dado en ese mundo tan privado suyo.

La chiquilla es simplemente bella. Sus orbes son pedacito de cielo que provocan el albor de sus emociones (del amor), su sonrisa es blanca, perfecta junto con sus mejillas pintadas de rosa primavera.

—¿Qué miras?— pregunta risueña, y eso altera un poco al chico, quien se acerca curioso a la fémina, que parece no asustarle mucho su presencia.

—Eso debería preguntar yo— responde con normalidad, con leves aires de enaltecimiento que luego lo hacen encorvarse tímido —. ¿No ves que dormía? Me despertaste.— se queja.

—Yo no te toqué.— refuta aún con sonrisa en su rostro, como si no le costara nada, y eso simplemente le gusta a Jin (porque a diferencia de ella, a él las sonrisas le cuesta pintar en su rostro).

—Uno sabe cuando se siente observado.— admite serio, haciendo que la muchacha le dé la espalda y camine simple y con gracia por el pasto levemente iluminado. Él la sigue, no sabe porqué, pero algo dentro de sí le murmura de forma dulce que lo haga (que siempre esté tras de ella, que siempre la siga).

La de cabellos morados le lanza una mirada divertida, y retirando un cúmulo de hojas secas con sus pies, le muestra orgullosa su bicicleta de pastel color —¿Qué dices?

Jin respira, se toma su tiempo, analiza y vuelve a respirar, viendo una sonrisa brillante en el rostro femenino.

—¿Qué?— pregunta confundido.

—¿Que qué dices? Está muy bonita ¿verdad? Enséñame a andar en bici Jinnie.— lo primero que piensa él al escucharla decir eso, es descaro. Esa niña era una descarada, y aprovechaba su belleza para hipnotizarlo, no era una dulce e inocente ninfa, era una sirena de la noche, esas que quitan el aliento, pero bueno, Jin no divagará en pensamientos e ideas místicas. La situación era que la chiquilla esa lo había observado dormir, le había sonreído y ahora, por querer seguirla para ver si algo andaba mal por mera caballerosidad, resulta que ella conoce su nombre y hasta Jinnie le dice. Una mueca de disgusto se tiñe en su cara, no le gustaba que las personas le tomaran tanta confianza rápidamente (incluso si aquello es un sueño), sin embargo, en esos momentos no es importante, lo importante era descubrir cómo sabía ella que él andaba en bici.

Training wheels [JinSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora