Electra [JinSoo]

❦Electra❦

El complejo electra consiste en la atracción afectiva de la niña por la figura del padre.

Te recomiendo escuchar la canción Daddy Issues de The Neighbourhood al leer esta historia, cariñito 🌻✨

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Sus sollozos son como las sonatas más tristes que un ángel puede tocar; son bajitos, son suaves, están teñidos de doloroso azul y son el único eco que rompe el silencio, mientras las tonalidades del cielo danzan hasta cambiar, dando paso a la noche manchada de nubes oscuras. Un lienzo inconmensurable recién pintado de púrpura y embriagado de penas.

De lágrimas densas.

JiSoo, expuesta ante el gélido frío de la noche, tiembla en su sitio y abre la pequeña cajita blanca que lleva en sus manos, observando así los cigarrillos que frecuentaba comprar su padre y que nunca se cansaba de fumar; esos cigarrillos que causan en su dolido corazón un odio terrible al verlos, ahora, en sus manos. Y es que la sensación que invade el cuerpo de JiSoo le resulta tan repulsiva, que la asfixia en veneno y quema su existencia débil y marchita.

Sin embargo, por más que la pelirroja odiara con todas sus fuerzas admitirlo, ella necesitaba con desespero oler una vez más el aroma que desprende esa maldita cosa, la cual terminó acabando con la vida de su padre, y aunque este no haya sido el mejor ejemplo a seguir, después de todos golpes y gritos que JiSoo lleva grabados dolorosamente en su memoria por parte de él, a la de ojitos miel le dolía demasiado que su padre la dejara, porque ahora sí estaba completamente sola.

—Papá...— susurra bajito, recordando a aquel hombre que necrosaba de a poquitos su corazón, mientras le regalaba sonrisas falsas y destruía cada sueño de cristal suyo.

La diminuta llama cálida y anaranjada del encendedor tambalea por la brisa nocturna, sin embargo, la pelirroja llega a prender el cigarrillo para luego posarlo suavemente en sus labios, absorviendo y, después de unos segundos, tosiendo torpemente.

—Es asqueroso...— murmura apenas, viendo asqueada al objeto con la llama aún encendida en su punta y tirándolo al piso con impotencia, para así pisarlo una y otra vez. La cólera en su ser parece eterna en aquellos segundos, sus ojos le arden por querer aguantar el llanto y sus manos tiemblan por el frío que parece querer consolarla pero que la lastima, así que llena de odio lanza la cajita de cigarros desde el techo del lúgubre y viejo edificio donde siempre suelta todas sus penas y llora con fuerza, lastimando su garganta y haciendo mella su alma.

—¡Te odio, te odio, te odio!— grita rencorosa al cielo, deseando que cada palabra amarga sea escuchada por el hombre que colaboró con su nacimiento, al igual que con su perdición —. ¡Ojalá te pudras en el infierno, papá!— JiSoo rápidamente cubre sus labios con sus manos al ser consciente de sus palabras, y vuelve a llorar y negar, arrepentida —. Lo siento, yo... ¿por qué dije eso?— lamenta con miedo, golpeando su cuerpo.

—Eres tan ingenua, JiSoo, que ni siquiera puedes culpar a tu padre del todo.— escucha de pronto, volteando su carita carmín y encontrándose con los ojos melancólicos de Jin, quien camina hasta quedar a su lado y le sonríe levemente.

—No... Tú no deberías estar aquí, el funeral es...—

—Ya sé dónde es el maldito funeral, pero sabía que no te podría encontrar allí.— interrumpe el muchacho con suavidad, mientras sube hacia el filo del edificio.

—Eso es peligroso, baja de allí, Jin.— ordena JiSoo con el ceño fruncido, causando que el nombrado, con sonrisa de luna, la mire divertido.

—¿Tienes miedo de que me lance?