I | Día, ¿común?

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La alarma sonó como todos los días, a las seis de la mañana para tenerla despierta en menos de 20 minutos y lista para ir a su trabajo como siempre lo hacía de domingo a jueves. Sintió los enormes brazos de su esposo abrazando con fuerza su estómago al punto que la comenzaba a asfixiar un poco, el aroma varonil que estaba empezando a odiar con toda su alma inundaba su nariz tanto que le daban ganas de vomitar. Agarró con fuerza las muñecas del hombre e hizo que las sacará, por fin podía respirar con tranquilidad.

Escuchó los ronquidos fuertes de su esposo que seguía durmiendo, con las sabanas hechas un desastre sobre la cama y una almohada tirada en la cama. Todo estaba hecho un desastre.

Con la pereza llenando su cuerpo se dirigió a su armario para cambiarse la pijama y ponerse una ropa decente como para ir a un día común de trabajo.

Trabaja en una empresa de modas ubicada en un edificio donde habían otras empresas puestas, pero solamente eran cuatro. El resto de los pisos estaban totalmente vacíos. Era la jefa del lugar, la que mandaba ahí, todos le hacían caso como tenía que ser, sin nadie que la molestara. Solamente acompañada por su secretaria, su esposo que trabajaba ahí también manejando los puntos de venta y la diseñadora ChaeYoung que rara vez iba a su oficina.

Después de estar lista, salió de su apartamento, asegurándose de cerrarlo con seguro antes de salir. Nunca se sabe quién podría entrar a estar de chismoso. Fue al ascensor presionando el botón del estacionamiento subterráneo que poseía el edificio. Podría pedir un taxi y ser más rápida pero no tenía ganas de discutir con el conductor, tenía una imán para atraer a taxistas que la llenaban de comentarios bastante incómodos.

—Buen día, señora Jennie. —Habló el portero, Luhan. —¿Cómo amaneció hoy?

—Buenos días, Luhan. Amanecí normal, pero con un poco de frío. —El chico soltó una risita que fue contagiada a Jennie.

—Esta pronosticado nieve hoy, esté segura de que lleva un abrigo con usted. —Jennie le sonrió por última vez para subir a su auto y salir de ahí.

El portero le caía muy bien, todos los días al salir la saludaba y tenían una pequeña conversación, pero Jennie no siempre tenía mucho tiempo para mantener una conversación del todo larga. Se podría decir que eran amigos.

El tráfico seguía siendo el de siempre, excesivo y la sacaba de sus casillas con gente que no sabe lo básico de manejar.

Llegó justo a las 7:00, la hora de entrada al trabajo. Rápido puso el número del piso de su empresa, pero antes de hacerlo una mano se posó entre las puertas del elevador impidiendo que se cerrarán. Entró una chica bajita, no le pudo ver la cara ya que la tenía tapada con un cubrebocas y una gorra puesta.

No le importó y solo la ignoró.

—¿Usted va a Great Kim?—Preguntó la chica, pero sin voltearla a ver.

—Si, ¿por qué la pregunta?—Elevó una ceja.

—Es que mi empresa está a dos pisos arriba de la suya. —No pudo responder ya que el elevador se detuvo, dando la noticia de que había llegado al destino de Jennie.

Salió y se dio la vuelta para responderle a la mujer, pero no pudo porque la desconocida se había extendido para poner su respectivo piso y las puertas se cerraron sin dejarla terminar.

"Que gente más rara la de ahora" dijo en su mente. Siguió con su camino sin prestarle atención nuevamente a lo que acaba de pasar.

En el camino se cruzó con YeRim, su secretaria.

—Buenos días, señora Kim. —Se inclinó un poco. —Aquí tiene su café de todas las mañanas.

—Muchas gracias, YeRim. —Estaba por marcharse cuando la chica le volvió a hablar.

—Señora Kim, sus padres están en su oficina, quieren hablar con usted.

—¿Sobre qué?

—La verdad, no lo sé. —Asintió y dejó que la muchacha se marchara a hacer lo que fuera a hacer.

¿Qué querían ahora sus padres? Últimamente no la dejaban en paz para nada.

Abrió la puerta de su oficina, encontrándose con sus padres sentados en el sofá que tenía ahí para descansar cuando se cansaba de estar sentada.

—¿Qué necesitan?—Preguntó, sin dar un saludo. —Estoy ocupada.

—Ay, buenos días papás, ¿cómo durmieron? ¿Cómo están? ¿Tiene frío? Que bonita bienvenida nos das, ¿acaso dormimos juntos?—Habló su padre, no tenía que faltar el famoso ¿dormimos juntos? Cuando no saludaba bien. —¿Así recibes a todos?

—¿Qué necesitan?—Repitió, comenzando a cansarse de la actitud de su supuesto papá.

—Te tenemos una noticia. —Por primera vez habló su madre, elevó una ceja, curiosa. —¿Recuerdas a Lalisa? La chica con la que estuviste de novia.

Obvio que la recuerda, si le llegan noticias de ella todos los días gracias a ciertos contactos que tiene. Por ejemplo el "mejor amigo" de la tailandesa el cual solamente era un actor.

—¿La tailandesa nerd? Si la recuerdo, ¿por qué?—Puso una carpeta en el escritorio y la abrió, empezando a hojear los papeles que estaban dentro.

—Ella va a volver, viene a ver a su novia.

—¿Qué demonios?—Levanto la cabeza rápidamente, sin darse cuenta sus cejas se habían fruncido.

—Si, ¿no sabías? Tiene una novia y vendrá a verla este fin de semana.

Ahí fue cuando empezó todo un nuevo problema.

YOU TOOK THE BEST OF ME | LISRENE-JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora