De tí || ym ||

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Yoongi bostezó. Ese día tenía una hora libre, pero debía presentar unos trabajos, por lo que no cambiaría, así se ahorraba ir tantas veces a los vestidores.

Esperó a que sus compañeros salieran del aula y acomodó su cabeza entre sus brazos sobre el pupitre. Intentó dormitar un rato antes de ser interrumpido por unos suaves pasos y el sonido de un pupitre siendo arrastrado. Levantó la cabeza con pereza, pero curioso de la persona que había tomado asiento junto a él.

Unos bonitos ojos azules le dieron la bienvenida antes de darle paso a una enorme y brillante sonrisa que los hizo encogerse. Yoongi lo reconoció de inmediato.

—Buenos días, Yoongi hyung.

El felino pasó de intentar recordar su nombre a intentar llegar al momento en que él se haya presentado, porque no recordaba haberle dicho como se llamaba a ese gato calicó.

El rubio dejó frente a él un vaso de café, supuso que de la cafetería de la universidad, eso lo hizo pensar en que llevaba días sin comprar uno.

—La señora fue muy amable, y me dijo que así es como suele pedirlo, espero que le guste.

Yoongi suspiró gustoso después de dar un pequeño trago y asintió complacido, haciendo que la sonrisa del chico se ensanchara.

—¿Necesitas algo? —preguntó después de unos minutos en silencio, más despierto con la cafeína. Miró curioso la manera en que los dedos cortos del rubio se hundian en las mejillas rellenas cuando reposó su rostro en sus manos.

—Solo quería verle. —respondió sonrosado. —Y pensé en que debía agradecerle por aceptarme.

Yoongi asintió, supuso que se refería al regalo de cortejo que le había dado el día anterior. —Fue un buen regalo.

—¿Le gustó? —los ojos azules brillaron con ilusión, como si hubiera pronunciado las palabras más maravillosas del mundo. —Pasé mucho tiempo buscando, y no sabía si debía acompañarla de chocolate o algo, no quería que sintiera que estaba opacandola.

—No me gusta el chocolate. —Yoongi se encogió de hombros. —Jimin, ¿verdad?

El rubio asintió energético. —Me alegra mucho que recuerde mi nombre, hyung.

—¿Hyung? —el felino inspeccionó el rostro del contrario, alzando suavemente las cejas. —¿Qué edad tienes?

—En octubre tendré 20 años.

—Ah, yo tengo 22, estoy por terminar la carrera.

—Lo sé, Yoongi hyung es un buen estudiante, ví las listas, está entre los mejores 20, es muy inteligente y guapo. —el felino sintió la pena llegar a él, pensaba que nunca podría acostumbrarse a los halagos por mucho que se los hicieran.

—Gracias. —respondió bajito.

—¿No tiene clases ahora, hyung?

—No, hasta dentro de media hora.

—¿Y mañana? ¿Mañana tiene tiempo libre? —Jimin se inclinó apoyando los brazos en el mesa-banco de Yoongi, quien se detuvo un segundo a admirar el apuro que parecía tener el rubio por saber la respuesta.

—Creo que tengo un hueco entre las 11 y la 1.

—¡Bien! —Jimin se levantó de golpe y sonrió con alegría. —¡Por favor salga conmigo mañana!

—¿Salir? ¿A dónde?

Yoongi pudo ver el momento exacto en que las mejillas se tornaron rosas y la sonrisa de Jimin se estiró de manera diferente a la de antes.