Intento abrir los ojos, me cuesta mucho. Los siento pesados, al igual que al cuerpo. No entiendo lo que pasa, ni donde estoy.
Escucho voces. Trato de oír lo que dicen, pero no estoy lo suficientemente cerca. Después de luchar por unos momentos logro que mis ojos respondan y se abran.
Estoy sobre la cama de una habitación pequeña, casi sin muebles. No consigo recordar como he terminado aquí. Bajo la mirada hacia mi cuerpo y noto que el vestido está roto y sucio. Siento como el pánico sube por mi cuerpo pero intento controlarlo. Procuro recordar la noche anterior sin ningún resultado. Nada, completamente en negro.
Rápidamente me incorporo y me pongo a buscar mi abrigo y zapatos. No me cuesta encontrarlos ya que están visiblemente tirados sobre el pequeño escritorio a mi derecha. Me los pongo en tiempo récord y empiezo a revisar el lugar con el objetivo de hallar mi celular. No lo consigo. Me freno al escuchar que las voces se acercan logrando captar la conversación.
_ ¿Cómo pudiste dejar que esto pasara? Te dije que no la perdieras de vista
_ Esto no es mi culpa. Estuve con ella hasta casi el final de la fiesta y despareció. La busqué por un rato hasta que me cansé y me fui a disfrutar un poco de la noche. No soy su puta niñera!
_ ¿Cómo que desapareció? No se te ocurrió, no sé, revisar el lugar? preguntarle a su amiga?
_ Lo hice, Charo me dijo que la había visto hacia unos momentos. No le iba a insistir en un momento como ese.
Noto el pánico en sus voces. Luego de un fuerte suspiro los pasos se detienen del otro lado de la puerta. Esta se abre bruscamente dejándome ver dos figuras masculinas, ambas lo suficientemente grandes como para hacerme encoger. Sigo tan confundida que tardo un tiempo en darme cuenta quienes son.
Mis hermanos.
_ Anna, ¿Estás bien? - mira mi ropa toda desarreglada y se lleva las manos a la cabeza- Dios mío ¿Qué te han hecho?
Los dos me miran con dolor en sus ojos. Uno de ellos se me acerca y cuando se dispone a abrazarme los recuerdos de la noche anterior vienen a mi cabeza. La fiesta, el alcohol y sus ojos llenos de odio.
Luego de escaparme del evento al que había acudido con Charo y mis dos hermanos, me encontré con Tizy. Me estaba esperando fuera con dos de sus amigos. De ahí fuimos a parar a una fiesta en la otra punta de la ciudad. El ambiente era completamente distinto. La muisca retumbaba por todo el lugar. El aire estaba tan lleno de humo que se me hacia casi imposible respirar.
Como de costumbre, mi amiga me deja sola. No puede aguantar tanto tiempo separada de su novio...
Mientras bailaba, ya un poco borracha, noto que alguien se me acerca. Se pone a bailar conmigo y luego de un rato me pide de ir a un lugar mas callado para poder hablar. La casa estaba a reventar de gente, por lo que se hacía difícil mantener una conversación con todo el ruido de fondo. Alejados del centro de la fiesta me lleva cerca de la escalera, la que conducía al piso de arriba. No para de hablar de mi y de lo linda que le parezco. Me tira la boca en mas de una ocasión. Las primeras veces lo rechazo, pero a la quinta lo termino dejando. ¿Qué mal le puede hacer un beso a alguien?
Una cosa lleva a la otra hasta que terminamos en una de las habitaciones. Al rato de haber estado besándonos me dice que va a buscar algo para tomar, que lo espere allí. Vuelve con dos vasos tendiéndome uno. Sin pensarlo dos veces me lo tomo.
Noto como la cosa progresa de besos a toqueteo. La situación no me incómoda en lo absoluto. Hasta que empiezo a darme cuenta que sus movimientos se tornan mas bruscos. Decido alejarme un poco pero me envuelve con sus brazos. Mientras mas lucho mas fuerza hace. Comienzo a sentir una sensación de adormecimiento en las piernas que va subiendo por todo el cuerpo. Se me forma un nudo en la garganta cuando advierto lo que está por suceder.
El vaso. La bebida. Me ha drogado y dudo que sea con buenas intenciones. Me va a violar, lo sé. ¡Que hijo de puta!
Los gritos comienzan a salir de mi garganta con la poca fuerza que me queda. Soy consiente que con la música tan alta nadie me va a escuchar, pero no importa, lo intento igual.
Me aprieta sobre el colchón. Vuelvo a intentar zafarme pero no puedo. Observo como se baja los pantalones al mismo tiempo que me sube el vestido por las piernas.
Me retuerzo, pero no hay forma. La droga hace su efecto, no puedo moverme.
Las lagrimas caen por mi cara al darme cuenta de que no hay posibilidad de frenar esto.
Empiezo a perder la conciencia por momentos, pero siento perfectamente el instante en el que sucede.
El toqueteo se vuelve violento, su tacto me resulta cada vez mas insoportable. Su miembro se introduce en mi cuerpo. Sus manos recorren mis piernas, subiendo por mi abdomen para terminar en mi cara. Me agarra con fuerza. Sus ojos se calvan en los míos, marcándome para siempre.
Quiero vomitar. Me quiero morir. Unos segundos mas tarde no lo soporto más y la oscuridad se apodera de mi.
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Nuestro destino
RomanceSu vida se desmoronó de un día para el otro. La única solución que encontró fue alejarse de todo y todos para poder encontrarse a si misma. Un viaje que comienza siendo imprevisto y acelerado termina siendo la mejor decisión de su vida. Nuevo trabaj...