Amantes (Nico Di Angelo)

Te juro que te conozco de alguna parte

El aire estaba frío y atravesó el pelaje de Vela. Tenía frío, pero no había nada que hacer al respecto porque los demás estaban ayudando a organizar una sesión y no era como si pudiera iniciar un fuego sin ningún pulgar. A Vela no le gustó la energía en el aire. Lo hizo sentir inquieto, la energía se sentía como Nico (lo cual no era un problema en absoluto) pero como si estuviera siendo sofocado por algo siniestro (y eso definitivamente era un problema).

La luna llena brillaba arriba, solo recordándole a Vela que todavía era un lobo enorme y lo sería hasta el amanecer. Un tanque séptico de HAPPY FLUSH DISPOSAL CO. Estaba sobre el pozo que estaban usando para la sesión y podía decir que estaba haciendo reír un poco a Percy a pesar de que todos eran tan serios.

Minos ya debería estar aquí. Nico dijo en voz baja, su voz sonaba malhumorada, pero Vela se dio cuenta de que estaba estresado. No le gustó eso. "Está completamente oscuro." Nico estaba frunciendo el ceño.

"Tal vez se haya perdido", ofreció Percy y Vela esperaba que fuera así. Esperaba que Minos se perdiera y dejara a Nico en paz. A pesar de estar actualmente completamente furioso con su madre por negarse a decirle que él era un dios y que Gerión tenía que decirle todos los monstruos, no era lo suficientemente estúpido como para no prestar atención a sus advertencias: Minos era una mala noticia y Vela iba a cuídalo.

Nico ignoró el tono esperanzado de Percy y abrió una lata de cerveza de raíz, vertiéndola en el pozo, seguida de un bistec a la parrilla de la parrilla de Geryon. Nico entonces comenzó a cantar en griego antiguo y el viento se volvió frío, helado. Vela rodeó a Annabeth para poder agarrar su espeso pelaje en busca de calor, pero Nico lo distrajo todo el tiempo.

Nico era poderoso, Vela lo sabía, no había manera de que no pudiera haberlo sido, pero esto ... esto era increíble. Nieblas sulfurosas se filtraron del suelo, las sombras se cernieron sobre los árboles, cosas siniestras comenzaron a gestarse en el pozo que Nico había abierto, todas dobladas bajo su voluntad. Hasta que un espíritu se separó, tratando de alcanzar los filetes y la cerveza de raíz. "¡Detenlo!" Nico gritó, deteniendo su cántico por un momento. "¡Solo Bianca puede beber!"

Vela se puso de pie de inmediato, pasando por encima del pozo como si fuera un hueco de cebada, protegiendo la comida y la bebida, y comenzó a golpear a los fantasmas que se arrugaron y se encogieron lejos de sus gruñidos y garras. Vela asumió que sus garras y dientes habrían atravesado directamente a los fantasmas, pero aparentemente no estaban tan seguros y todos se acobardaron cuando gruñó.

Pero entonces Vela se dio cuenta de que su vigilancia no había detenido al primer fantasma que había bebido y comido y ahora se había solidificado en la figura de un hombre adulto con una larga barba marrón y una túnica blanca con un aro dorado en la cabeza. "¡Minos!" Nico le siseó al fantasma y Vela se puso de pie junto al pozo, aprovechando al máximo el miedo en los ojos de Minos cuando vio la sombra de seis pies y medio de un lobo que custodiaba a Nico. "¿Qué estás haciendo?" Nico le preguntó pero Minos tartamudeaba por una respuesta apropiada. Vela arrugó el labio para revelar sus afilados caninos en un intento de acelerar a Minos; funcionó a la perfección .

"Mis disculpas, maestro," Minos inclinó la cabeza hacia Nico, sin perder de vista a Vela con cautela. Pero a Vela no le gustó su falta de sinceridad, sabía que a Minos realmente no le importaba ayudar a Bianca y eso no le sentaba bien a Vela, así que se puso al lado de Nico, su pierna rozó todo su cuerpo, pero Nico no lo hizo. alejarse, lo que solo podía tomar como una buena señal. "El sacrificio olía tan bien, no pude resistir-"

Vela le gruñó, pero se detuvo cuando sintió una pequeña mano fría en su pierna: Nico. "Vela". Vela asintió lo mejor que pudo, alejándose de arrancarle la cabeza a Minos como lo había hecho con Gerión.