Bitácora De Un Asesino [Pausada]

2 | Los demonios sí existen. (Parte 2)

Época actual.

Hora incierta.

Kendall

—Hay muchos testimonios que afirman que alrededor de las tres de la mañana en diferentes puntos en el bosque se pueden ver espectros de forma femenina envueltos en mortajas y junto a tres tipos de luces distintas; Una de color verde, una de color morado y una de color azul. Que podrían ser alucinaciones o podría ser perfectamente el mismo magnetismo de la tierra en donde se encuentra el bosque, pero son muchísimos testimonios que aseguran ver a la mujer—Edurne prosigue, después susurra algo poco claro para Kendall—... la mujer que se lamenta, que llora, que grita... que te invita a adentrarte en el bosque. Que te invite a seguirla.

Edurne no dijo nada más y Kendall no se movió, no hizo ni el más mínimo intento por seguir con la labor que él mismo se había asignado.

El lugar se sumió en un silencio capaz de congelar a cualquiera, parecía que el tiempo no transcurría y Kendall por un segundo tuvo miedo de las palabras de la chica, pero el miedo se evaporó porque sabía que cualquier comunicación que tuviera ella con el, por mas extraña que fuera, era bien recibida.

—También hay bastantes testimonios de gente que se adentra en el bosque de Aokigahara, y aun siguiendo los caminos principales, pueden escuchar en el interior de sus mentes... un sin fin de voces que te invitan a quitarse la vida...—Edurne ladeo la cabeza ligeramente a la derecha—. Voces que te invitan a desviarte del camino —un escalofrío le recorrió la columna vertebral—. Es como si el mismo bosque tuviera un poder magnético que atrae a las personas. Como si el bosque viviera del dolor... verdaderamente se alimenta del dolor.

—Creo...—Kendall tragó saliva— creo que deberías parar ya —murmuró él, un poco intimidado.

Sin embargo Edurne hizo caso omiso a su petición.

—Hay un libro... no recuerdo como se llamaba, supongo que jamás me aprendí el nombre del todo. Creo que es algo así de 'Ghost of Japan', no estoy segura, pero en el cual se engloba muchísimas muertes e historias relacionadas, no solo con el bosque de Aokigahara, sino con otros puntos calientes de lo paranormal. En ese libro hay dos historias que conozco al pie de la letra, ambas con fundamentos, historias que realmente tienen, pero de las cuales sólo te contaré una.

Kendall no quería escuchar más, se quiso poner de pie para marcharse pero la morena lo tomó del brazo y levantó la cabeza, en su mirada podrías ver asombro y confusión.

—Kei... que bueno que estas aquí... Yo... Mi cabeza era todo un lio, no pude —tartamudeo Edurne—... no podía ordenarme, era como si estuviera atrapada ahí dentro... recordé su nombre... ¡Logre recordarlo! Es increíble, creí que jamás lo haría...—soltó una risita y negó un par de veces con la cabeza.