¿Creíste que era el final? Apenas esta comenzando. Lo que al principio parecía una luz que guiaba a un final feliz se convirtió en una oscuridad ahogada que podría poner en riesgo un amor como el de ______ Miney y Joel Pimentel, tantos secretos, tan...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estaba sentada en uno de los sofás tratando de elegir un sabor de pastel junto a Winn quien parecia que no le gustaba ninguno de los cincuenta y cinco sabores, que muy dulce o muy simple, muy seco o demadiado empapado, que mucho chocolate que muy poco chocolate, que la masa muy pesada o que la masa muy liviana, si, en realidad esto lo deberia estar haciendo Joel pero ahora esta en Nueva Zelanda entregando la invitación a Roman a quien contacte hace solo unos días para avisarle de mi boda a lo cual aceptó muy gustoso pero dijo que solo vendria si mi novio llevaba la invitación en persona, Johann y Erick lo acompañaron y es que claro que no iria solo.
— Este me gusta. — musculla Winn.
Lo mire alivida, — ¡¿De verdad?!
Niega, — Nah... — deja en tenedor de lado.
— No te gusta nada Winn. — volque los ojos.
— Ninguno esta bueno. — responde con simpleza.
Me cruce de brazos, — ¿De todos cual es el menos peor para ti?
— Arándanos y limón.
Asenti, — ¿Verdad? Me gusta también pero me gusta más el de frutos rojos.
— ¿Y si pedimos una tercera opinión? — propone, — llama a Saadia.
Negué, — En el pediatra con los mellizos.
— ¿Pietro?
— Fue a hacer el tramite de su herencia y tiene que pasar luego por Saadie.
— ¿Siena?
Tome el tenedor picando un pastel, — En el colegio Winn. — dije obvia.
— Entonces llama a Sol, lleva dormida media vida ¿Estas segura que sigue viva?
Rei,— Se ha sentido mal estas semanas, déjala dormir.
— Joder... que parece perezoso, duerme 24/7 eso tampoco es bueno para ella, llámala.
En parte tenia razón y además urgia elegir ya asi que saque mi celular de mi bolsillo trasero y marque el número de Solsticio quien seguro duerme plácidamente en su habitación, la primera vez no contesto, ni la segunda asi que decidi llamar una tercera vez.
— Como chingas. — la escucho decir desde la otra línea.
