Capítulo 1: El funeral

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     El negro se apoderaba de cada rincón en la gran habitación. Todo se mantiene en silencio, a excepción de los pequeños sollozos y las repetitivas oraciones:

     «Lamento tanto tu perdida».

     «Está en un mejor lugar».

     Por más que sabía que ellos lo decían en señal de respeto por una pérdida, de igual forma me parecía estúpido que lo hagan. Aunque nadie podría asegurarte aquello, ellos parecían seguros que así era. ¿Cómo podían decir algo de lo que ni ellos estaban seguros? Cada vez que los oía decirlo, podía notar la obligación, una pizca de lástima y las palabras secas salir de sus bocas. 

     Hipócritas

     Todo el pueblo estaba reunido en un mismo lugar. A decir verdad, no éramos muchos los habitantes de Nothing Hill. Su población era menor de 15 mil habitantes, exceptuando a las personas que solo venían por unas pequeñas vacaciones o por cuestiones de trabajo. Nos conocíamos entre todos y, de no ser así, nos conocíamos de nombre, pero no de cara. Sin embargo, sería raro no escuchar tu nombre y apellido en la boca de alguien. 

     "Pueblo chico, lenguas largas."

     Eso era lo que repetía mi abuela cada vez que oía un rumor o chisme de alguno de nuestros vecinos. Y las noticias de la muerte de alguien son las más rápidas en esparcirse entre el pequeño pueblo.  

     Cada vez que fallecía algún familiar, todo el lugar asistía al funeral. No importaba si lo conocías o no, debías asistir de todas formas.

     Y allí me encontraba, detrás de un montón de personas, escuchando las palabras de Oliver Relish.

     Su cabello negro peinado perfectamente, sin ningún pelo rebelde sobresaliendo de su perfecto peinado hacia atrás. Portaba un traje negro, desde su saco hasta sus zapatos.

     El rostro poseía un tono rosáceo y estaba levemente hinchado. Lo había visto llorar dentro de su auto cuando entraba a la Iglesia con mis abuelos. No podía y tampoco iba a juzgarlo, pero, seguramente que si un grupo de idiotas lo hubiera visto, ellos lo hubiesen hecho.

     Mientras recitaba unas palabras, pude percatarme que su voz sonaba profunda y dura. No había señal de debilidad, de que estaba roto o de que se rompería en algún momento. Era como si, segundos antes de llegar, se hubiese tragado el nudo que posiblemente tenía en la garganta.

     En su lugar, antes de siquiera poder saludar a alguien ya habría regresado a mi casa para poder llorar tranquila y vivir mi luto sin personas a mi alrededor.

     Detrás de él se encuentran sus padres y, a su lado, su hermana. Todos en aquella familia portaban un brillante y sedoso cabello negro, y sus ojos resaltaban una pequeña combinación entre un verde y un pequeño toque de marrón. Cada una de sus facciones resaltaba, gracias a una mandíbula perfilada.

     La sala estaba abarrotada de gente. Costaba caminar entre las personas; por lo que muchas se mantenían quietas en un lugar; pero otras, buscaban tener una mayor visibilidad de la familia Relish junto al reciente miembro fallecido.

     Pude sentir como una de esas personas se abría paso entre la multitud, murmurando una que otra disculpa por pisar pies ajenos o enviar codazos por accidente.

    —Permiso —murmura esa persona detrás de mí.

     Inconscientemente me muevo hacia un costado para dejarlo pasar; pero, siendo la torpe que soy, choco por accidente contra un pilar que sostenía un florero blanco con detalles dorados, dónde adornaban unas margaritas.

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2021 ⏰

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La Fiesta del Asesinato ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora