Un momento más de miedo.
— ¡No! ¡Steven! —desgarrando mi garganta hacía presión en donde había entrado la bala para detener el sangrado pero no podía tapar los demás impactos de bala. ¡Maldita sea! No era una bala solamente, fueron tres.
No lo quería perder, no a él.
Solo escuchaba los disparos.Diez horas antes...
Steven Brown.
La cara de pendejo le quedaba bien a Diana, a Brenda o, al chico que parece mamita llorando a mi lado, Esteban, incluso a ti pero a mí no, sabía que Diana estaba planeando algo pues mi intuición nunca falla. ¿Creyeron que me comería ese cuento de querer ayudar a Verónica? Ayer estaba nerviosa sus gestos me lo comprobaban y cuando le dije que ella recogería a Verónica del otro lado su actitud me lo confirmo entonces algo me dice que tiene que ver con la muerte de su hermano Víctor.
— Oye, Steven—llama mi atención Karlos, le hago seña para que proceda mientras Esteban maneja para llegar al callejón— ¿Como sabia Roberto, que Hassan había escapado si él estaba en el Jet?
Alzo la mirada, frunso el ceño confundido hasta que...
— Hassan—exclame— Hassan, lo tiene.
— Le puse un rastreador a la camioneta—dice Esteban, pasando la tablet.
Reviso.
— Están saliendo de Marruecos.
—¿Qué hacemos?— pregunta Esteban.
—Busquemos a las chicas.
Comienzo a marcar a los mismos contactos que me ayudaron a encontrar a Brenda, ya que ellos viven acá en España.
Suena varias veces hasta que contestan.
Le doy las coordenadas de donde se supone que va la camioneta.
—Necesito que los detengas unos minutos hasta que yo llegue. Les pagaré luego.
No tienen problema con ello y cuelgo.
—Llegamos— Esteban baja la velocidad del auto, me bajo del auto sin pensarlo tanto.
Corro al ver un cuerpo en el suelo.
Es Lili, esta desmayada. Reviso a mis alrededores y Verónica, ni Brenda están.
— ¡Joder! ¡Por la puta que me parió! — me dirijo a Esteban, que está revisando al lugar también. Lo tomo del cuello de la camisa y lo estrello a la camioneta. Tenso la mandíbula.
—Dime que puedes encontrar la localización de donde está esa hija de puta.
— ¡Sueltame!— se saca de mi agarre— Si Diana tiene el teléfono encendido si.
—Lo más seguro es que esa estupida lo tenga encendido— me peino el cabello que cae en mi frente hacia atrás.
Cargo a la chica que yace en el suelo y la subo a la camioneta. Tiene un golpe en la frente, indica que le dieron con un arma.
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Latidos infernales [Completa]
RandomVerónica Rausell, una chica de 22 años que busca la manera de saciar su rabia y toda las desgracias que a su vida le ha pasado matando gente. Sus demonios despertaron desde que su mejor amiga se fue, era su única fuente de fe y ahora que ella y ni s...