L'attaccante Sconosciuto - Parte Tres

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April siguió pensando en aquel personaje que le mencionó su hermano, aunque se rindió estando ubicada en el pasillo principal junto a su hermano Hugh.

Ahí April notó que había un puesto de helados y postres para los visitantes que ya fueran a abandonar el lugar para volver otro próximo día, detalle que por lo menos no había prestado atención cuando entró al sitio de Chesse Kids.

En fin, ambos hermanos avanzaron directo al área del restaurante, el cual tenía una iluminación bastante decente basado en luces neón. Una temática que podía recordar ligeramente los antros nocturnos. Antros nocturnos de los ochenta. O posiblemente de los noventa.

Cuando ingresaron al área tal cual, enseguida April logró detectar el olor característico del pollo frito. Un olor que la había dejado paralizada por un momento tras recordar claramente a Funny Landy.

El miedo había vuelto a invadirla. Un miedo nacido de la posible idea sobre la comida humana. ¿Qué tal si Chesse Kids también hacía lo mismo?

A pesar de las declaraciones de sus vecinos al respecto, no podía dejar de lado aquel miedo.

April se hallaba de pie en la entrada principal del restaurante, aunque su hermano Hugh la sacó de sus pensamientos al cuestionarle:

— ¿Por qué te detuviste?

La joven Stone se sentía con el corazón acelerado. Una parte de ella no quería seguir avanzando. No quería comer. Simplemente el miedo y el asco la tenían paralizada.

— ¿De verdad crees que también sirvan comida humana? —soltó con desesperación Hugh.

Solamente así fue como April logró salir de sus pensamientos para responderle a su hermano menor:

—Yo no podría decir lo contrario hasta tener pruebas.

Acto seguido Hugh soltó un gruñido a modo de queja.

—Ya vas a empezar con tus ideas locas —soltó con voz moderada Hugh mientras se dirigía a la mesa de sus padres.

April se dirigió con determinación hacia él para luego tomarlo del brazo izquierdo.

—Puedes decir lo que sea de mí, pero menos la palabra Loca, porque yo no lo estoy —dijo amenazante April con voz baja.

Finalmente habían dado con sus padres, quienes estaban en una mesa ubicada hasta la derecha, cerca de una ventana que daba la vista a los pasillos que rodeaban al área del restaurante.

—April. Hugh. ¿Cómo se la están pasando hijos? —preguntó el señor Stone bastante feliz.

Ambos hermanos solamente se dirigieron miradas asesinas, respondiendo de alguna forma a la pregunta de su padre.

Cuando tomaron sus asientos finalmente, la señora Stone habló en esta ocasión.

— ¿Lograron dar con el área de los videojuegos? —preguntó la señora Stone.

Hugh fue el que se encargó de responderle, mientras que April estaba bastante sumergida en sus pensamientos, esto a raíz de lo que acababa de experimentar en los pasillos de Chesse Kids.

¿Por qué habrá sentido de nuevo aquella mirada? ¿Acaso de verdad estaba existiendo otra terrible verdad detrás de todo aquel paraíso llamado Chesse Kids? El suspenso de aquellas preguntas comenzaron a atormentarla poco a poco.

Aun así, para evitar levantar sospechas en sus padres, April solamente se limitó a decir:

—Él lugar no está nada mal.

Por un momento creyó que sus padres intuirían su mentira, en especial su madre, quien la observó por un momento con un poco de desconfianza, aunque se demostró lo contrario cuando dijo:

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