Prologo

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El sentimiento, la euforia, la emoción de estar arriba en un podio. Sentir la brisa caer y hacer contacto con tu piel, escuchar los gritos eufóricos de los aficionados, no solo gritando por el deporte si no por ti. Escuchar gritar tu nombre una y otra vez. Era simplemente fascinante.

Ese mismo sentimiento llenaba a Charles, haber ganado un Gran premio era algo imposible de explicar.

El mismo lo decía.

»cada que llego a casa después de ganar una carrera es simplemente hacer espacio en mi cama, adentrarme en ella, y tratar de descansar y asimilar lo que horas atrás acababa de ocurrir.

Pero ganar en Italia.

Ganar en Italia es mucho más que simplemente llegar a casa y descansar. Tal vez no para todos, pero si para los Ferrari, si para los Tifosi.

Para ellos es algo que dura semanas, meses, años. Es algo que pasa a la historia de Ferrari.

Pero esto no es sobre los pilotos, es sobre la pasión por este deporte y por esta escuderia lo que marca la diferencia entre ganar en Italia y todos los demás grandes premios.

No todo es ganar para ellos, es sobre dar cara por el equipo, sobre batir el cobre. Si la escudería cambia de piloto se le guarda cierto cariño por ello, por todo el empeño y sacrificio que hizo en su momento por él equipo. Pero el Ferrarista sigue siendo Ferrarista. Si el nuevo piloto no es de tu agrado ya sea la razón que sea, le das el apoyo y seguimiento que se merece. Simplemente por pleno respeto inculcado.

Cuando un piloto es nuevo en una escudería no siempre se empieza con el pie derecho, Pero claro esta que en Ferrari, un paso en falso y todo podría ir o muy bien o muy mal.

Y ahora Carlos Sainz jr formaba parte de eso.

—Felicidades por ese podio, Carlos—dijo Charles felicitando a su próximo compañero.

Por más que él quisiese por lo menos alegrarse de estar en podio, estar compartiéndolo con su próxima escudería, y estar emocionado por haber mostrado lo bien merecido que tenia su cupo directo a Ferrari, era imposible no dejar de darle vueltas al asunto que El y su mente tenían pendiente.

—De que sirve si te quedaste en primer lugar... y con ella.

Tal vez pudo hablar un poco más bajo pero a Carlos no le importaba que los demás lo escucharan.

—¿De que hablas, Carlos?—el monegasco un poco confundido preguntó.

—El primer lugar y luego Alaïa.

—¿de que estás hablando?.

—No hagas como si no supieras, juro por mi madre que si vuelves a preguntar, puede que te golpee. Se miraría muy bien en tu puñetera cara.

—Carlos, No entiendo, ¿que tiene que ver mi hermana?

—Te lo advertí.

Ni siquiera le puso atención a lo último cuando ya estaba dando el golpe.

—Que te pasa Idiota.

Charles volvió a repetir lo mismo al sentir su cara ruborizarse y no precisamente por vergüenza.

El coraje de Carlos pudo sentirse por medio de un solo golpe, tal vez era la emoción o la adrenalina del podio lo que le dió aun más valentía para poder lograr su objetivo. Poder darle un buen y merecido golpe al modelo y piloto de Ferrari.

Pero las cosas nunca salen como quieres, incluso si crees que todo esta a tu favor.

—Espera, ¿Dijiste hermana?—Pudo apenas hablar al incorporarse y sobar los nudillos de su mano derecha.

El español ya se había imaginado este momento con todos lo escenarios posibles, y este no era uno de ellos

—Si idiota, mi hermana, Alaïa es mi hermana.

—Vale, estoy realmente confundido. Lo siento, pensé que estabas saliendo con ella—arrepentido se disculpó.

—¿Saliendo?, ¿Con mi hermana?.—preguntó un divertido Charles.

—Si, con Alaïa.

—No, que tu no tienes novia?

Charles era muy cotilla, y ni siquiera se daba cuenta.

—Para nada. ¿por que lo dices?

—Si, esa bonita chica que se la pasa contigo, Mercedes me parece que se llama—Respondió recordando a la chica con la que había tenido ciertos encuentros, y todos terminaban de la misma forma.

—Oh, Mercedes. No, Ella es como mi hermana menor. Espera.. dijiste ¿bonita?—el español frunció el ceño para luego sonreír de forma pícara.

—Sabes, Me tengo que ir—Dijo Charles alejándose y evitando la pregunta al ver las intenciones del otro presente.

—Ah, Claro. Que no se te haga tarde para Celebrar.

Amor a 378 Kilómetros (Charles Leclerc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora