Gracias... amiga

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Es increíble lo que excusarte al baño podía lograr. Rosie no sabía cómo no lo usó antes.

Necesitaba pensar muchas, más que nada, estos síntomas extraños que estaba experimentando con respecto a sus pensamientos.

—. Si tan solo Jade y Skie estuvieran conmigo...—. Decía, sentándose en el pasto con una pose derrotada, su cámara descansando a un lado. Había caminado mucho, y el campamento ya lo perdió de vista—. Ellas podrían decirme si es pasajero o no... si el capitán Di Rigo estuviera aquí podría también saberlo... ay, como necesito una amiga...

—. ¿Estás bien?

Rosie se giró, alarmada, para encontrarse con una cabra mascando pasto.

—. Ya enloquecí...

—. Del otro lado, teehee~

Una niña, que apareció de la nada, se sentó a su izquierda. Tal parecía que nadie le enseñó sobre espacio personal.

—. ¡Me gusta tu peinado! Me recuerda a un buen par de tiras de chorizo~

Y por lo visto, modales.

—. Ahora, ¿Qué es lo que te tiene tan mal? ¡Puedes decírmelo! De toda la vida me dijeron que soy buena dando soluciones~

Rosie quería creerle, pero esa chiquilla no tenía pinta ni de haber entrado aun al secundario y ponía en tela de juicio esos títulos que se mandaba. Además, ¿qué le aseguraba no trabajaba para el Sector Quinto como hacían todos los imperiales? ¿¡Qué le garantizaba que el programa de gerentes imperiales no se movilizó hasta las primarias!? Realmente no podía arriesgarse...

Pero la niñita parecía inmutada—. No soy una de ellos.

Oh, eso cambiaba por completo las cosas—. ¿Por qué estás aquí entonces?

—. Yo quiero hacer la misma pregunta, teehee~

—. No estoy por placer...

—. ¡Yo tampoco! Wau, tenemos tanto en común, ¡Deberíamos ser amigas!

—. Esto... bueno, dale—. Rosie había olvidado que tan fácil era hacer amigos en la primaria.

—. Y las amigas se dicen todo, ¿No?

—. Pues sí...

—. ¡Entonces ya puedes decirme que te tiene tan mal! y como soy tu amiga, te aconsejare~

Rosie pensaba que no podía hacer nada contra esa lógica.

—. Digamos que mi corazón se encuentra dividido-

—. Uff, te entiendo to-tal-mente—. Asentía la pequeña, con los brazos cruzados y una expresión seria en su rostro. Rosie quedó confundida, pero por buena suerte la niña apuró a decir. Digamos que soy muy observadora—. Y sus ojos brillaron junto a su sonrisa socarrona—. Te estuve siguiendo desde que llegaste—. Rosie se alarmó—. Era natural que llegaras a esta instancia~

—. ¿D-De verdad?

—. ¡Por supuesto! —. Aseguraba, poniéndose de pie y alzando el puño al aire—. ¡Una puede llegar a confundirse con tanto chico hermoso dándote toda su atención! ¡Se mueren por ti, matan por ti, incluso reviven por ti! Es una locura.

—. En realidad, odio eso.

—. ¿¡Qué!? P-Pero si no te resististe a sacarles fotos, ¡Yo te vi!

¿¡Rosie es una Imperial!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora