Parte 1

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Una vez más tengo los poderes que jamás elegí poseer, no es fácil ser una persona normal y es completamente imposible para mí. Sin embargo, como dije, no es tan malo tener una vida tranquila.

Saiki pensaba en eso mientras bajaba a la tierra después de destruir aquel amenazante meteorito, cuando se poso sobre el patio de su casa, su padre parecía querer acercarse a darle las gracias pero se quedo inmóvil en medio de su caminar, mirando a los ojos a Saiki estaba hecho piedra.

¿Qué paso?

— Creo que son tus lentes Saiki, fíjate si están rotos. — Mencionó Kusuke tapándose los ojos.

Saiki se saco los lentes y estos estaban en muy buen estado, se los volvió a poner.

No es posible.

— Recuerda que yo no puedo oírte en mi mente, háblame. — seguía con su brazo tapando sus ojos, Saiki le mostro por debajo los lentes. — Están sanos... si no fueron los lentes entonces ¿qué?

— Chicos, ya se ocuparon de ese meteorito pasen les preparare algo para que comamos. — Kurumi se acercaba a los jóvenes sin percibir a su esposo hecho piedra a solo unos metros. — donde se habrá metido su padre, dejarme sola en una posible catástrofe... ¡KUSUO!
No fue intencional, cuando baje lo mire con los lentes puestos y aun así se transformo en piedra.
— Saiki asegúrate de no mirar a mamá también, ve a un lugar en donde no mires a nadie más, yo voy a mejorar estos lentes. — Saiki solo desapareció tras oírlo, pero al hacerlo dejo detrás de si una marca enorme en el suelo. — No puede ser.

En una Isla muy lejos del patio de su casa Saiki se encontraba confundido, apretó ambos puños con frustración. Lo entendió, no solo debía aceptar que nunca será normal, que hace unos instantes eso ya no era un gran problema, ahora también parecía haber experimentado un incremento en sus habilidades.

¿Que son todos estos pensamientos? Estoy a kilómetros de distancia de las personas y aun así escucho sus pensamientos como si me rodearan por completo.Tapa sus oídos. — Este es el lugar más lejano, ¡No debería oírlos! — Confundido se arrojo al mar en frente de sí y nado hacia la profundidad, los pensamientos seguían invadiendo su mente, miles de metros en la profundidad rodeada por las luces de criaturas marinas, él se hallaba en paz.

Al fin.

Pero un nuevo problema se presentaba para Saiki, esas criaturas, muchas se acercaban él, una parecía más terrible que la otra y no tardo en oír sus pensamientos, querían devorarlo.

Ya estoy cansado.

Ilumino sus manos y con un destello pretendió ahuyentarlos a todos, creyó que lo había logrado, se dio cuenta poco después de que lo que provoco no fue la huida de aquellos peces, si no, su aniquilación.

No.

Impotencia, lágrimas. Solo una vez se sintió así antes, cuando los científicos de una nación, hoy desconocida, intento secuestrarlo para analizar sus sorprendentes habilidades estando él en el jardín de niños. En aquella ocasión tampoco se controlo y lo que hizo no tuvo vuelta a atrás. Saiki se sentía en el obscuro hoyo de la desesperación, cayendo en lo profundo de un océano de sentimientos negativos que no parecían tener final. Otra vez, entendió.

¿Qué es esto? Pesa, como algo que nunca jamás experimente.

¿Por qué me siento así?

De pronto la temperatura del mar comenzó a elevarse, Saiki vio como se formaban burbujas a su alrededor, era él. Su cuerpo elevo su temperatura drásticamente y estaba evaporando el agua que lo rodeaba, decidió salir a la isla otra vez. Subía, cada vez más cerca, se preparaba mentalmente para oír todos aquellos pensamientos que lo dejaban intranquilo, pero no los oyó.

¿Acaso estoy más lejos?

Reconoció todo en esta isla, era la misma. Saiki no oía a ninguna voz en su cabeza, pero aun sentía esa pena en su interior.

¿Así se siente cuando cometes un gran error? Duele mucho.

Aprovechando que no escuchaba los pensamientos de las personas, Saiki se transporto a la casa de sus padres, tenía los ojos cerrados.

Por favor, dime que ya están.

Sorprendentemente Kusuke pudo oír a su hermano a pesar del, ahora inútil, inhibidor de telepatía.

— Creo que en mayoría todos mis inventos van quedando obsoletos. No tuve que mejorar los tuyos, tengo unos lentes que cree hace un tiempo, son iguales a los de que tenias solo en apariencia pero con estos no solo evitas convertirnos a todos en piedra si no que también bloquea tu visión de rayos x, lo hice así por si querías dejar de ver huesos y sangre o por si algún día pasaba algo como esto, creí que estaba equivocado, debí saber de mi mismo que yo jamás me equivoco.

Saiki tomo los lentes, lo miro a los ojos.

—Asunto resuelto.

Aun hay más.

Claro ahora puedo oírte, tu telepatía sufrió cambios también, dime cuales.

Escucho los pensamientos de prácticamente todo el mundo.

Eso es un gran cambio, ¿Ahora mismo los escuchas?

No, desde que salí del mar... — Saiki recuerda lo que hizo, Kusuke ve la tristeza en el rostro de su hermano. — desde que salí del mar no oigo ningún pensamiento.

— ¿Paso algo bajo del mar?

Silencio.

— De acuerdo, no me cuentes si no quieres. Con respecto a tus limitadores también tengo unos que tienen una capacidad mayor, tal vez no tan mayor como para bloquear a todo el mundo pero si es intermitente entonces puedes usarlos y si en algún momento vuelves a escucharlos y no puedes controlarlo, vuelve al mar. Estaré trabajando para crear uno con mayor capacidad.

— Gracias.

Me debes un favor hermanito.

Maldición.

Dos limitadores y unos nuevos lentes.

Esto es un problema, tengo todas mis habilidades limitadas a un nivel más bajo que antes, un nivel que debido a los antecedentes creo que no será el suficiente para lidiar con los problemas de este mundo. Pero si llego quitarme este limitador, ni yo se que tan fuerte me volví y tal vez la tierra no sobreviva para averiguarlo.

La desastrosa vida de Saiki K: One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora