Q u i n c e

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CORREGIDO

N A R R A ________


Tras levantarme, tengo la sensación, el sentimiento de que será un día tranquilo, tal vez es por el hecho de que todo se escucha callado. Digamos que la salida a comer era lo que todos necesitábamos, ha pasado una semana y todos hemos estado tranquilos, en nuestros asuntos, por lo menos yo.

Resulta que mi habitación comienza a parecerme más acogedora de lo normal, y los libros en mis repisas me recuerdan que la lectura ha pasado a un segundo plano en mi vida, lo que me ha tenido pensando, ¿que se ha vuelto mi prioridad?

Estoy segura de que no son los estudios, tampoco mis hermanos, y aunque soy prioritaria conmigo misma, siento que hay algo más.

Miro el reloj junto a la pared y me impaciento al ver la hora. Cinco sigue en clase, lo que básicamente significa que no tengo nada que hacer. Me acuesto en la cama poniendo las piernas contra la pared y miro fijamente el techo, hay pequeñas estrellas en él, del tipo que brillan de noche.

Todavía recuerdo cuando las pusimos.

Mirando a mi alrededor me percato de que todo lo que decora y hace parte de mi cuarto me recuerda a Cinco. Probablemente por eso todo se siente familiar, me mantienen cerca de él, aunque usualmente Cinco esta junto a mí.

El escritorio lo pitamos ambos y tiene la inicial de su nombre en uno de los cajones. Lo había decidido así porque quería mantener vivo que, aunque era molesta para él, había sacado tiempo para ayudarme.

Vuelvo a sentarme y mientras miro la pila de libros junto a mí, algo hace click dentro de mí. Por alguna razón, tras leer, aprender o pensar en algo la primera persona que viene a mi mente es Cinco, quiero contárselo y ansió saber su opinión sobre el tema, no importa que sea tan irrelevante. No importa que tan tonto sea.

Y aunque es algo un tanto obvio, siempre que puedo estoy junto a él. Siempre busco su compañía. Sin importar que hace me gusta apoyarlo y estar con él. Me encanta reírme con él y de él, se siente como lo correcto. Estar con él se siente correcto, bien, más que bien, se siente de maravilla. Mientras pienso en esto caigo en cuenta de algo: Cinco es mi puto talón de Aquiles.

Cinco. Es. Mi. Puto. Talón. De. Aquiles.

Y yo no me había dado cuenta.

Comienzo a jugar con mis manos de manera nerviosa.

—Yo... —digo en voz alta.

—Tu...? —una conocida voz continua a mi lado.

Grito y en forma de auto defensa me muevo un poco hacia atrás, cayendo en el hueco entre la pared y mi cama. Cinco camina hacia la cama y estira su mano, la acepto, a lo que el comienza a jalarme para sacarme del hueco.

—Estas bien? —cuestiona y es obvio que está a punto de reír, por lo que le miro mal.

—Sabes qué? Solo ríete —bufo y el comienza a reír a carcajadas.

Sonrió levemente.

—Como te caíste ahí? —cuestiona tomando una respiración profunda, yo entrecierro los ojos.

—Me estaba defendiendo.

—Te estabas defendiendo? —cuestiona elevando levemente las cejas, lo que me hace bufar de nuevo, a el parece hacerle gracia porque sonríe, mostrando su envidiable dentadura.

—No te había visto, niño, me asustaste.

El sigue sonriendo mientras sus verdes ojos miran los míos y algo en su mirada hace que mi pobre corazón comience a latir como loco, tanto así que temo por un momento que él lo escuche. ¿Qué rayos me ha pasado? Me muevo un poco hacia atrás y rompo el contacto visual.

Nuestra historia real [Cinco y tu] ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora