La ropa de HaiKuan.

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ZanJin pudo quitarse los zapatos una vez que se sentó en la cama. Estuvo ansioso durante todo el día por entrar en la habitación del hotel y, por fin, descansar.

Estaba agotado, desmotivado y un poco triste. Últimamente se sentía solo y las personas que más feliz lo hacían se encontraban a kilómetros de distancia. Principalmente, su reciente pareja. Era la primera vez que tenía a alguien tan especial en su vida y se lo tomó muy a pecho. Estaba encantado con la persona que tenía al lado y, en su ser, crecía el deseo de reencontrarse con HaiKuan. En verdad lo extrañaba.

Tomó su teléfono, esperando ver "HaiKuan" en la pantalla, pero no había nada. HaiKuan también estaba trabajando duro y no le sobraba el tiempo. ZanJin se había acostumbrado tanto a su chico que ahora le costaba tenerlo lejos.

Su espalda se vio afectada por todo el esfuerzo del día. Las escenas cada vez le costaban más, como si el peso de todo el trabajo se duplicara sobre sus hombros delgados y delicados.

Anhelaba un día de descanso o dos para volver a verlo a él.

Con ese pensamiento en mente, se dispuso a seguir adelante. Se desnudó, pensando en tomar una ducha, pero solo imaginar levantarse lo agotaba. Terminó recostado, boca arriba sobre la cama, mirando el techo con cierta amargura.

Fue muy pronto que cerró los ojos, pero los abrió de nuevo al presenciar un fuerte aroma. Una deliciosa y fuerte fragancia a perfume masculino que lo hizo suspirar.

Quedó estático un segundo. Casi inconscientemente, viajó su mano por las sábanas hasta aferrarse a una tela debajo de la almohada. De allí, sacó una camiseta blanca y arrugada que en seguida llevó hasta su pecho desnudo.

Sus ojos se cerraron al momento de respirar un perfume varonil proveniente de la prenda misma. La abrazó fuertemente al momento de sonreír. Sus profundos hoyuelos se marcaban extasiados al recordar aquel cuerpo que ardía sobre el suyo tan solo hace unas semanas.

ZanJin se vistió con la prenda y dejó que ese aroma se impregnara en su propia piel.

El perfume de HaiKuan se había convertido en una melodía casi lujuriosa para el olfato de ZanJin. Su parte favorita del día, era abrazarlo durante un largo rato.

HaiKuan últimamente "olvidaba" prendas cada que visitaba a su novio. Resulta que, de vez en cuando, ZanJin se tomaba fotos usándolas, sin nada más debajo, y se las enviaba a mitad de la noche.

Ver sus propias piernas desnudas, asomándose por la tela blanca, hicieron que su imaginación estallara. La imagen de HaiKuan se presentó fuertemente y no pudo evitar hacer algo al respecto.

Su cuerpo parecía arder con el roce de su propia mano, invadiendo el espacio debajo de la gran playera, descendiendo hacia su reciente desnudes. La delicadeza de su propio tacto no parecía suficiente para calmar la rigidez creciente en su entrepierna. Al acariciarse, solo se intensificaba el calor en su cuerpo y pronto, prefirió dejarse llevar por completo.

Como si el aroma de HaiKuan estallara frente a su nariz, lo sintió presente, más que nunca. Sus piernas se encogieron de golpe ante un nuevo roce, uno más húmedo.

Tuvo que dirigir la vista hacia aquella zona y, entre sus piernas abiertas, se asomó el rostro de HaiKuan. Éste se había apoderado de la pelvis del otro con sus grandes manos y estaba dejando un recorrido húmedo de besos por doquier.

ZanJin no pudo ocupar sus pensamientos en asustarse, simplemente perdió todo rastro de sentido común en cuanto la lengua de HaiKuan se esparció por su miembro palpitante y enrojecido, subiendo y bajando habilidosamente. Su gran anhelo se convertía en realidad.

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