Capitulo 3.

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"Como auténticos desconocidos"


Rusia miro a su alrededor como lo que más predominaba a su alrededor eran frondosos bosques, colinas y una brisa fresca; para cualquier persona seria una vista impresionante y fascinante de admirar, pero Rusia pensaba en una sola cosa, estaba atrapado.

- ¿U-Una isla?...- pregunto a su pareja cuando este estuvo a su lado.

- ¡Si! ¿No te entusiasma?.- Rusia respondería que no, pero solo hiso una mueca que simulaba una sonrisa.- Estar lejos de la civilización, sentir el aire fresco, libre del estrés...- El latino se estiraba aspirando el oxigeno limpio que la vegetación le brindaba. Rusia solo pensaba en lo condenado que estaba, ahí encerrado no podría planear nada.

Todos siguieron bajando el equipaje mientras mostraban lo entusiasmados que estaban por esas vacaciones.

- El pequeño bus que rente es para doce personas así que iremos apretados.- El español miro su celular al recibir una notificación.- Y parece que ya llego, ¡Críos a subir las maletas!.

Todos comenzaron a caminar con emoción a la próxima aventura, en cambio Rusia, aun tenia esa sensación de que no todo saldrá realmente bien. Sintió como era jalado con insistencia para comenzar a caminar, era México que ya lo llevaba con emoción al transporte que los llevaría. En un momento ambos se miraron a los ojos, México le sonrió con cariño, y Rusia inmediatamente se contagio.

Todos subieron su equipaje en la parte superior del mini bus que los transportaría a un lugar desconocido para el ruso. Comenzaron a subir para tomar sus lugares e irse lo más pronto posible, pero como dijo España, faltaban dos lugares para que todos tuvieran un lugar cómodo.

- ¿Y ahora?...- pregunto México no sabiendo donde sentarse. Mientras España pensaba en como acomodarlos, el mexicano y se dirigía a "tomar asiento". Luego de que Rusia se sentara en la ventana y antes de que alguien le fuera a ganar el segundo asiento a lado del ruso, México se sentó en sus piernas tomando desprevenido al ruso.- Aquí estoy bien...- sonrió divertido al ruso, este igual le sonrió, esa no parecía ser mala idea, ambos podrían ir cómodos así todo el viaje. 

- Ni lo creas...- España rápidamente tomo al mexicano del brazo y lo aparto de su "asiento" recibiendo rápidamente un reproche.- ¡Guatemala siéntate aquí!.- llamo rápidamente al centroamericano señalando el asiento junto a Rusia.- Tu ve siéntate con Chile y Vene, si caben los tres...- España llevo a rastras al latino mientras este seguía refunfuñando.

- ¡Luego te veo miamorrr!.- se despidió México lanzándole un beso a su pareja. Rusia se despidió con la mano y con una cara risueña. Luego vio como el bicolor se sentaba a su lado de mala gana aun con su celular.

El recorrido fue algo incomodo para al ruso al tener al centroamericano a su lado, este permanecía en su celular, parecía mensajear con alguien, cuando luego de un rato comenzó a desesperarse.

- ¿Me-estas-jodiendo?.- formulaba entre dientes golpeando sin fuerza la pantalla de su celular.

- ¿Qué sucede?...- pregunto sin ganas, realmente no estaba de humor para soportar la actitud del guatemalteco.

- No hay señal en este lugar...- respondió seco, cuando su celular y miro a otro lado con fastidio.

Rusia ya no le respondió otra cosa. Nunca supo la razón, pero Guatemala y él nunca pudieron ser allegados, por más veces que él lo intentara, Guatemala simplemente rechazaba cada intento de formar un lazo amistoso, es como su el centroamericano lo odiara por una razón. Todo inicio desde que México y él comenzaron a ser cercanos, y empeoro cuando se hicieron pareja; Guatemala le guarda cierto rencor, y no sabe el porque.

- ¡Llegamos!.- grito Perú. Todos miraron por las ventanillas para ver por fin el destino.

Era una especie de asiendo, se miraba como un edificio característico de una vecindad, de color blanca con decoros dorados, así como flores y plantas a su alrededor, tal cual un estilo hispano, sabrías de sobra que una familia latina vive ahí con solo ver la fachada.

El autobús les dejo a las puertas del lugar, cada quien tomo su equipaje y se dispusieron a entrar. Las grandes puertas de madera se abrieron y dejaron ver su interior, claramente un vecindad, al centro de podía apreciar una gran mesa rectangular y extendida, junto a esta una fuente; para Rusia le parecía extraño ver una mesa de comedor en pleno exterior, pero era justificado de que por su tamaño no cabria en alguno de los cuartos.

- ¡Hey! ¡Al fin llegan!.- les llamaron unas voces. Miraron arriba y de las habitaciones salían los latinos faltantes, Centroamérica y parte del caribe.- Creímos que nos habían dejado plantados...- hablo burlón Honduras recargándose en la barandilla. 

- Lo lamento niños, pero como pueden ver, tenemos más visita de la usual...- respondió el español con molestia, dejo sus cosas por un momento y miro a los países que le seguían detrás sacando un papel de su chaqueta.- Muy bien críos, saben que cada quien tiene su propia habitación en esta casa, pero vieron que tenemos cuatro invitados más tendrán que compartir...

- Mi cama es bastante grande así que Rusia y yo cabemos perfectamente...- México tomo la mano de su pareja mirándolo con seducción. Cosa en la que España rápidamente intervino separándolos.

- ¡Claro que no!, Tengo aquí la distribución de los cuartos así que ni siquiera se hagan la idea...

- Lo intente rus...- el mexicano se encogió de hombros risueño.

- Bien, irán de la siguiente manera...Chile y México, Venezuela y Ecuador, Alemania y Rusia, y Japón y Siria, los demás pueden ocupar sus habitaciones normal...- termino de dictar y se encamino a su respectiva habitación que estaba en la planta baja.

- Bueno mi ruso, te veo horita.- México se acerco al nombrado y le beso la mejilla para disponerse a ir a la habitación que compartiría con el chileno.

- Te amo...- susurro cuando este ya se iba. Por su cuerpo recorría la preocupación de no tener lista su propuesta, en serio que quería que fuera perfecta e inolvidable, pero estando ahí encerrado nada podría salir como quisiese.

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Mientras organizaba su ropa en el buro, escucho como su compañero de cuarto llegaba.

- Así que también te engancharon a estas vacaciones...- le hablo Rusia siguiendo con lo suyo.

- Me tomo por sorpresa, pero no iba a decirle que no.- el aleman tomo asiento en su cama mirando al ruso.- En realidad me entusiasma...

- Pero ni siquiera sabes que es lo que hacen aquí...- volteo a verle confundido.

- Eso es lo emocionante.- le dijo con una sonrisa. Rusia le miro con un rostro más confundido.

- Eres raro...- Se burlo haciendo que el aleman también riera.- El chileno si que te cambio...

- Desde que conocí a Chile mi vida dejo de ser monótona y aburrida...- hablo sacando de su maleta una cámara.- Me ayudo a descubrir muchas cosas, tanto que ahora mi mayor hobbie es la fotografía...

- No sabia que te gustaba la fotografía...- dijo curioso por el entusiasmo del aleman, nunca en su larga vida de conocerlo lo había visto de esa manera.

- Ni yo.- dijo risueño mientras ajustaba algunas cosas de su cámara.- Chile me abrió muchas puertas, y no saber que se hará en este lugar es cautivante y emocionante...- con una gran sonrisa salió de la habitación dejando al ruso con su silencio.

Rusia había presenciado una nueva faceta por parte de Alemania, sabia que seguía siendo ese país serio y de porte fuerte, pero verlo mostrar una nueva fascinación y sonreír como un adolescente descubriendo el mundo le parecía curioso, tal vez una fueron tan cercanos, pero sabia de sobra que el Alemania que ahora tenia frente no se parece nada al Alemania reservado de hace años, sigue mostrando su seriedad de siempre, pero ahora esta es contrarrestada con su ahora semblante extrovertido.

En fin, el amor puede cambiar a las personas.

Docena son familia.- RusMex.- Five-ShortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora