DE VIRIBUS CORDIS, daryl d.

i. ❝before everything got screwed up.❞

── ¡REOS, CARIÑO, LA MESA 5 QUIERE MÁS WHISKY!

── Bien.

Reos. Ese era su nombre allí. Saben, cuando trabajan de mesera en un club nocturno, no es bueno usar tu verdadero nombre, había hombres obsesivos, locos de remate, toxicos, acosadores; era donde toda la escoria se reunía. Así que todos se llamaban por nombres clave, por así decirlo.

Agarró la botella de Whisky y encaminó su andar hacia la mesa 5, donde un grupo de hombres charlaba atolondradamente. Eros estaba completamente segura de que ya estaban ebrios, y como no estarlo, si era su 3ra ronda. Mágicamente ninguno de ellos había vomitado todavía, pero la pelinegra ya veía venir el caos. Y quizás aunque no fuera algún tipo de vómito oloroso que después su jefe haría que ella limpie, las peleas en ese lugar con ese tipo de hombres nunca estaban descartadas. Era una u otra.

Al llegar, se agacha mínimamente para servirles más bebida. Un escalofrío le recorre la espalda y su corazón se acelera. Ya sabía lo que se avecinaba.

── Oye, lindura, se una buena chica y traenos más Vodka también.

── Claro.

Al darse vuelta, la mano pesada del hombre cae en su trasero haciendo un ruido que logra llamar la atención de Rosé. Y ya conociendo el carácter de su compañera de trabajo, decide intervenir.

La pelinegra se da vuelta y en cuanto abre la boca para dejarle saber un par de cosas claras, la pelirosa hace su gran aparición, aclarando que ya les traían lo que pedían.

── ¿Por qué hiciste eso, Rosé? Ellos necesitan una maldita lección.

── Lo hice porque ya conozco cómo reaccionas, y tus tan aclamadas lecciones casi hacen que te despidan más de una vez. Deja que los guardias se encarguen, sabes que si se les pasa la mano ellos se encargaran.

Eros se safa del agarre de Rosé en su brazo. ── El tema es, Rosé, que ellos no deberían ni vernos ni tratarnos de esa forma. Los guardias no deben intervenir cuando la cosa se está yendo al carajo, ellos deben intervenir en el momento donde el cliente se aprovecha mínimamente del empleado. No somos putas, somos meseras. ── La castaña apunta al centro del lugar. ── Las putas están en los caños.

La oji celeste retoma el camino hacia la barra, rebusca entre las cajas debajo del mostrador y toma el Vodka. A zancadas se acerca nuevamente a la mesa 5 y deja la botella de un golpe.

── Su Vodka. ── Dándose media vuelta se aleja lo más rápido posible, sabía que si se quedaba ahí más tiempo del necesario, la mesa no iba a ser lo único que recibiría el golpe de esa botella.

Vuelve a la barra y sigue atendiendo gente. Botella va, botella viene. Vaso va, vaso viene. Peleas por allá, peleas por acá. Vómitos y gritos de emoción, lo de siempre.

Se apagan las luces neón, se apaga la música. Abucheos se escuchan, los gritos de los guardias para que guarden silencio y el interrogante tenso se sienten. De un momento a otro una alarma chillona irrumpe en el lugar de mala muerte, asustando hasta a los borrachos

── ¡ATENCIÓN A TODA LA POBLACIÓN DE ATLANTA, GEORGIA. VUELVAN A SUS HOGARES Y CIERREN LAS PUERTAS. ESTO NO ES UNA EMERGENCIA, DEBEN PERMANECER CALMADOS....!

Y la alarma se cortó.

Gritos desesperados por salir del lugar se escuchan, sillas cayéndose, golpes de mesas y vidrio estrellándose. Entre todo el caos siente que alguien la agarra del brazo y la arrastra.

── Vamos, hay que correr. ── Apenas reconoce la voz de Rosé entre todo el ruido.

Ambas empiezan a correr y cuando finalmente llegan a la puerta notan que todo está peor de como lo imaginaron. Personas corriendo despavoridas, sangre por donde mires, gemidos y gritos, autos chocados, fuego y humo. Todo es un completo desastre. Puede ver helicópteros sobrevolar la cuidad en ruinas, militares disparando personas inocentes.

── Carajo.

Al girar la mirada logra ver entre el humo de un auto a una persona comiéndose a otra.

── Doble carajo.

Mira a donde la pelirosa está, aún agarrando fuertemente su brazo izquierdo. Se le posa enfrente, sostiene ambos hombros y la mira a los ojos.

── De acuerdo, necesito que me escuches, Rosé.

La oji café seguía mirando alrededor, era como si estuviera en shock.

── ¡Rosé!

La menor finalmente la volteó a ver. El pánico era evidente en sus ojos.

── Bien, Rosé. Necesito que me escuches, ¿de acuerdo?

Ella asintió.

── Vete a tu casa, y no salgas para nada. Traba la puerta, las ventanas, cualquier posible entrada y quédate ahí. Corre y no pares, no te acerques a ningún militar, a ningún policía, si alguien se te acerca, los empujas y sigues corriendo, ¿soy clara?

Rosé no dio reacción alguna. Sus ojos aún estaban algo perdidos, pero el ligero pestañeo la hacia creer que la estaba escuchando.

La pelinegra la zarandeó. ── ¿¡Soy malditamente clara, Rosé!?

── ...Si.

La oji celeste suspiro pesadamente. ── Bien, vete. ¡Ahora!

Vio cómo Rosé comenzó a correr, y cuando ésta desapareció de su vista, ella también lo hizo. Corrió y corrió, paso cerca de los edificios, dónde no había tanto caos y muertos comiéndose a los vivos, agazapada contra la oscuridad del lugar dándose ventaja. Corrió hasta que llegó a un callejón que da a la escalera de incendios de su edificio. Subió por estas y entró al departamento.

── ¿¡Ares!?¡Ares! ── Su grito resonó en el lugar vacío, provocando un eco tenso.

Corrió hacia su habitación, hacia el armario, rompió el falso final y a tientas logró agarrar la mochila que siempre tenía lista. Caminó a zancadas hasta la habitación de su hermano e hizo lo mismo. Luego fue hasta la cocina y del tarro de galletas sacó la Glock que tenían escondida, luego fue a la caja de "Vasijas" y la rompió, de adentro sacó un par de navajas y cuchillos de caza. Una vez tuvo todo listo, agarró los cigarrillos y el encendedor y salió por donde entró. Sin olvidarse de cerrar bien la puerta para que nadie pueda entrar y dejando un listón negro en el pomo de la puerta. Era como un código con Ares, un aviso.

Ahora solo faltaba encontrar a ese estúpido, podia apostar a que estaba en algún aprieto.

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i. Demi Lovato como Rosé.
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©orilovespieceofyou
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024 palabras.
[actualizado/ 18.01.23]