UNA SEMANA PASÓ Y LOS HERMANOS NO SALÍAN DE LA CABAÑA A MENOS QUE FUERA PARA FIJARSE DE LEJOS LA CIUDAD. Al menos fue así, hasta que las provisiones se acabaron y sólo quedaba agua. De esa forma, empacando lo poco con lo que contaban, decidieron irse y buscar suerte. Sus mochilas volvían a sus espaldas y sus cascos a sus cabezas. Manejaron ruta abajo y unas 4 horas después se cruzaron con una señora que decía tener un lugar donde quedarse. Ellos la habían ayudado con un pequeño problema con el auto y ella quería retribuirlo. Los llevó a un campamento de sobrevivientes de Atlanta, personas que también habían escapado. El lugar no era la gran cosa, pero para personas que en realidad no tenían una mínima idea de como sobrevivir en medio del bosque era suficiente, y más que nada; era eficiente. Había una soga redondeando una circunferencia de árboles junto con latas de comida vacías y otras baratijas ruidosas. Una alarma casera, recordaron los hermanos, su padre se había esforzado porque lo comprendieran, cuando aún se consideraban una familia medianamente funcional, obviamente eso duró poco y todo se fue al carajo, pero eso es una historia para después.
La anciana se había presentado como Muriel, en el poco tiempo que pudieron hablar con ella pudieron hacerle un perfil. Tenía 50 años, era ama de casa cuando todo comenzó y su esposo estaba en el campamento también, ellos lo habían "fundado" y las personas solo comenzaron a llegar para luego no irse. Ellos lo comprendía, era difícil encontrar un lugar medianamente seguro y con otras personas que no se comieran vivas entre ellas.
La estadía en el lugar fue amena al principio, el grupo al que se habían incluido no tenían personas como ellos; personas que aprendieron estas cosas a la mala. Así que venían bien a la situación, Eros se encargaba de cazar lo que encontraba junto con otros dos hombres, no se había tomado la molestia de recordar los nombres, pero sabía que no le caían bien y que eran demasiado buenos para este mundo, ella lo sabía; no iban a sobrevivir. Por otro lado, Ares se encargaba de la seguridad, reforzando y haciendo el plan estratégico; donde se encontraban, hacia donde podían o no ir, más tácticas para que los fiambres no se los comieran con pan y aderezo, ya saben, ese tipo de cosas.
Ares quería ser útil en algo y su hermana le había enseñado lo suficiente del tema como para poder tomar el mando de la seguridad allí, sabía que no lo haría tan bien como Eros quizás podría, pero prefería que su hermana cazara, no importaba la circunstancia, ella siempre traía algo.
Para su infortunio, solo pudieron estar otra semana con el grupo. Ares había causado demasiados revueltos en el lugar por lo estúpidos e ingenuos que algunos podían ser. No querían irse y no querían arriesgarse a salir y trabajar en equipo para fortificar el pequeño lugar que tenían. Los hermanos les habían dicho, ese lugar no duraría mucho si no lo fortificaban, si no lo hacían más seguro, pero tenían miedo y la mayoría eran hombres de más de cuarenta años que creían en dios y mujeres que la misma edad que solo seguían las palabras de sus esposos, completamente patético. Eros no estaba de acuerdo tampoco con los pensamientos y creencias de ellos, sin embargo, ellos les habían abierto las puertas del campamento y por eso ella les agradecía, por esa misma razón quiso razonar un acuerdo, algo de último momento. Su voz de razón; la que pocas veces aparece, se esfumó en cuanto uno de los hombres del grupo, uno que tenía un horrible humor machista, dijo que al ser mujer ella no tenia opinión ni voz de voto en asuntos importantes o mejor dicho, ningún asunto. Ares erupcionó igual a un volcán y detrás de él Eros hizo caer las rocas con lava, causando estragos en cada integrante del grupo, dejando detrás suyo un camino peligroso que ninguno quiso seguir.
Finalmente, los hermanos se encontraron nuevamente con sus mochilas bien puestas en sus espaldas y con sus cascos cubriendo su identidad, mientras que las motos rugían y corrían hacia quien sabe donde. Dejando detrás suyo a tres heridos por golpes, a la mitad del grupo con pocas esperanzas de supervivencia y a todos aterrorizados de los hermanos. No había mejor palabra para ese grupo para describirlos; bestias salvajes. Parecían hermosos de lejos, atrayentes y encantadores, peligrosamente tentadores. Mas una vez cerca y habiendo molestado su paz te dabas cuenta de la realidad; aunque fueran hermosos ellos seguían siendo bestias salvajes.
Lo bueno de todo esto para los hermanos es que ahora ya no tienen que aguantar a otras personas, vuelven a ser solo ellos contra el mundo. No más inútiles miedosos, no más bocas por las que preocuparse. Solo ellos dos, cómo siempre.
Y por supuesto se llevaron lo que ellos habían logrado; animales muertos y estrategias. No se las iban a dejar después de que los corrieron del grupo, antes muertos que dejarles la supervivencia fácil. Que se las arreglen esos pobres diablos.
El viento golpeaba sus cascos y el rugido de las motocicletas era música para sus oídos, se sentían en paz.
©orilovespieceofyou.
881 palabras.
[actualizado/ 18.01.23]
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DE VIRIBUS CORDIS, daryl d.
Fiksi PenggemarDE VIRIBUS CORDIS|❝Con la fortaleza de mi corazón, estaré hasta cuando no me quieras alrededor.❞ 【 daryl dixon x oc fem. 】 a the walking dead fanfiction! 【 queda prohibida la copia y/o adaptación de esta historia. 】 【 basado únicamente...