Parecido familiar

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Eran poco más de las diez de la noche cuando el Quinto Kazekage entró al complejo, tras un día un tanto pesado de asignar misiones y revisar papeleo. 

Al escuchar actividad en la cocina decidió dirigirse allí.

Cuando se encontró en el rellano se fijó en que la figura humanoide vuelta de espaldas hacia él que estaba inclinada sobre la estufa le resultaba al mismo tiempo conocida y fuera de lugar, como si no debiera estar allí, pero puesto que el mismo umbral de la puerta le cubría todo de la cintura hacia abajo sólo podía asegurar que era alguien con una túnica y un mandil y no podía determinar qué era lo que le resultaba tan inquietante de esa persona.

Hasta que se acercó un poco más y alcanzó a verle el cabello, apenas rozando los hombros de la figura, de un color arena clara tan... conocido: el cabello de Yashamaru.  

Se quedó clavado en la entrada. Sin atreverse a descubrir su presencia y tan estupefacto que le resultaba imposible marcharse. «Él está muerto, murió hace mucho» se repetía, pero, ¿no lo estaba viendo frente a sí tan claramente como cuando había vivido con él?

Repentinamente la figura -Yashamaru- se volteó, quedado de frente a él. Y nuevamente las circunstancias cambiaron. Esa persona tenía ojos verdes, era más alta, era una mujer; algo no cuadraba del todo: esa persona no era Yashamaru, sino su hermana, Temari. 

–¿Te encuentras bien? –le preguntó, preocupada.

–Tu cabello –acertó a responderle sin perder los nervios.

–¿Qué? ¿Esto? –inquirió, tocándose distraídamente un mechón de pelo, para después voltearse y concentrar su atención nuevamente en la sartén– No hace falta que me repitas que es un desastre. Pero acabo de bañarme y no se ha secado –concluyó, sin prestarle mayor atención a su hermano.

Aún desconcertado y un tanto nervioso se acercó a una silla puesta en frente de la mesa y se dejó caer en ella cansinamente.

Durante la Cuarta Gran Guerra había peleado contra su padre este le había dicho que Karura lo había amado, y que el cuento de que su madre había muerto maldiciendo a la aldea y a su tercer hijo no era más que una mentira inventada por él, el Cuarto Kazekage, para ponerlo a prueba.

Al enterarse, Temari no se había sorprendido mucho, había sonreído y asentido con un aire de "ya lo sabía" para luego agregar "No me sorprende. Escuché cómo hablaba de ti durante su embarazo. Te adoraba"

Sin embargo, eso no resolvía su duda sobre Yashamaru. 

¿Lo había amado él también? ¿Podría siquiera considerar eso como una opción? ¿O había creído tan ciegamente en Tadashi que no lo había pensado dos veces al recibir su misión? 

Si al menos.... Pero era imposible. Él no había tenido razón para amarle más allá de que pertenecían a una misma familia. Y, sin embargo, ahora que era capaz de mirar el pasado de una manera neutral le habría gustado que su tío hubiera... llegado a quererlo, a verlo como algo más que una responsabilidad agregada porque era el hijo de la que había sido su hermana, que, en el fondo, no hubiera querido tomar la misión, o que lo hubiera hecho a sabiendas de que la arena lo protegería de cualquier ataque, salvándolo.

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