Un dia de primavera

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Era abril, los pétalos de cerezos caían como cada año suavemente dispersos por el aire, llenándolo con su fragante aroma, para después caer preciosos adornando los suelos de concreto o la tierra misma, aun manteniendo su hermosura hasta el último ...

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Era abril, los pétalos de cerezos caían como cada año suavemente dispersos por el aire, llenándolo con su fragante aroma, para después caer preciosos adornando los suelos de concreto o la tierra misma, aun manteniendo su hermosura hasta el último momento  igual a la belleza efímera que representaban aquellas flores; Así mismo evocando los recuerdos del primer amor de adolescencia que distaba mucho a este amor, el cual desearía fuera pasajero como aquellos pétalos, y no como las hojas de roble que solo cambian de color conforme las estaciones dejando ir las cosas necesarias, pero el en si se mantiene aun vivo y fuerte como este agridulce amor unilateral que llevo a cuestas desde ese entonces.




21 de abril 2XXX


Al mirar por la ventana veo como la estación ha cambiado de nuevo, trayendo consigo nuevos aromas y con ello flores de acuerdo a ella. Como una maldición que se renueva con el ciclo constante de la vida, así mismo es este sentimiento de nostalgia de un amor el cual perdura, pero simplemente no florece; solo se queda estático e infinito. El cual  solo se apagará  cuando me venzan mis fuerzas y el alma parta de mi rígido cuerpo agotado por la edad.

Me reí  de mi mismo, ante esos pensamientos pesimistas, los cuales  serían digno de un poema lamentable aludiendo a la primavera.


-  Supongo que el amor no fue hecho para mi... ¿No es así mimi-chan?. - La rodee con mis brazos dando suaves besos a sus hombros.

-   Pero qué dices Joe, tu eres tan guapo y fornido, con una voz varonil y muy bueno en él... - se acerco y me susurro lo que ambos sabíamos que hicimos la noche anterior.


Y efectivamente, solo en eso iba quedar;  una noche más, una mujer más, un desahogo más de esta patética existencia sin pasarla con la persona a la cual realmente amo. El aroma de los cerezos en flor, lleno las habitación disipando el olor a sexo de la noche anterior.

- Que rico olor el de los cerezos, ¿No opinas lo mismo Joe? - Me miró enérgica mientras sus dedos se deslizaban por mi pecho, mientras una mirada coqueta me invitaba de nuevo a posar mi virilidad entre sus dulces piernas.

Me repetí para mi mismo Kaori *  imaginando que ese dulce aroma provenía de su piel y no de los cerezos en flor.

- ¡Tienes razón, koneko-chan! pero es mejor el olor que desprende tu suave piel... - la bese sellando mi mentira como un ritual usual y me sumergí de nuevo en el placer carnal, el cual me embriagaba ayudándome a olvidar momentáneamente aquel dolor el cual me venía acompañando desde ese verano cuando di por perdida la batalla ante el amor.

¡Y así!,¡sin mas!, la conclusión de un  día, una tarde calurosa de abril, que solo agregaba mas horas a esta vida por la cual vago sin rumbo,  anhelando que llegue el fin de semana o te asomes por el umbral del restaurante, para que te invite a una copa de vino como cada jueves y  te presente un platillo nuevo con la excusa que lo critiques y me detalles cada ingrediente, percatándote de cada diferencia en el, haciendo hincapié en cada nota de sabor que amaste sin tratar de demostrar que te ha fascinado; como yo lo estoy ante tu sola presencia.

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2021 ⏰

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