CAPÍTULO XXIV: AÚN VIVO

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-Ya sabrán de quien les hablo-. Finalizó Robert mientras señalaba a alguien de casi la misma edad de Heiny o Benji, tenía el cabello rojizo como Niel, con una que otra cana, su rostro era la misma cara del cansancio a la vez que también reflejaba a una persona que luchaba por salir de su problema con el tabaco y llevar una vida normal, tenía una barba de más de tres días, cuando escuchó sus pasos, volteó a verlos.

-¿Su padre? -. Preguntó extrañado Alan intercambiando la mirada de Robert a Alice. -¿Y quien lo dejó entrar? -.

-No lo sé, pero lo encontré afuera-. Respondió Robert mirándolo con toque de enojo. -Escuche, si ha venido para arruinar de nuevo la vida de mi amigo, le juro que ...-.

-No, no vengo a hacer nada de eso-.Dijo el padre de Niel levantándose para poder verlos mejor, esta vez su voz a pesar de sonar un poco apagada, decía la verdad. -Solo vengo para ...-.

-¿Joseph?-. Preguntó la madre de Niel mientras se acercaba al grupo, entonces Joseph era al nombre del hombre que le había hecho la vida imposible a Niel, el mencionado se centró en Erín y trató de abrazarla pero ella se apartó y Robert asumió una postura sobre protectora mientras que Alan seguía mirando la situación confuso y con una ceja arqueada. -¿Qué haces aquí? -.

-Sé que mi presencia no es grata para ninguno, pero solo quiero enmendarlo todo-. Con la mirada algo perdida buscó las palabras para calmar los ánimos y evitar una pelea. -Erín, sé que fui un idiota por no saberte valorar y comportarme como un completo patán, no entendía lo que era la felicidad para ti, debí haber hecho algo para mejorar mi relación con Neil y no haber sido tan duro con él, sé que eso te lastimaba ... Yo no tenía el valor para decirte que me perdonaras o para disculparme con Neil...-. Comenzaba a llorar recordándolo todo-.  Pero no quiero que todo esto quede así-. 

-Joseph...-. Sin saber exactamente qué decir se acercó a él para abrazarlo, con eso daba a entender que todo estaba bien y que lo ayudaría en lo que necesitara, los otros tres se quedaron pasmados ante el repentino cambio, cuando se soltaron, centró la mirada en los otros para hablarles sin vacilación.

-Necesito entrar para hablar con mi hijo, ¿Está ahí?-. Los tres negaron y Joseph los miró extrañados, fue cuestión de dos segundos para que se diera cuenta del porqué, ni modo, ya estaba en el espacio.

-¿Nos permite un segundo, por favor? -. Dijo Alan antes de llevarse a Robert y Alice a un sitio aparte para sentar cabeza sobre lo que estaban a punto de decidir sobre Niel. -¿Y bien qué creen que debamos hacer? -.

-Yo no confió en este tipo del todo-. Soltó Robert aún enojado poniendo sus brazos como jarra y suspirando. -Es como hablar con nuestro padre-.

-Robert, algunas personas pueden cambiar-. Robert la miró como queriendo decir "¿En enserio?", Pero ella lo ignoró olímpicamente. -Por ejemplo, tu cambiaste de actitud con Neil mientras lo fuiste conociendo poco a poco-.

-Sí lo hice, pero qué se puede esperar de él, recuerda que casi lo perdemos por su culpa, y no le importó ni en lo más mínimo-.

-¡Robert!, tal vez él no estuviese ahí en el momento, pero no estuvo solo y lo superó-. Robert seguía mirándola escéptico. -Es cosa del pasado, ya supéralo-.

-Oigan, oigan-. Intervino Alan previendo una posible discusión. -Yo también lo conozco tanto como ustedes, y sé que no le gustó mucho estar en Norteamérica, por eso cuando necesitábamos la opinión del soldado sobre algo, debía intermediar y alejarlo de él, ahora bien, ¿Qué dicen? -. 

-Deberíamos darle una segunda oportunidad-. Habló Alice, pero el que importaba era Robert que no confiaba en Joseph y se mantenía firme a la idea de que algo podría salir mal.

Amor, misiones y olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora