DOS

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Entro rápido por la puerta trasera de casa y corro escaleras arriba hacia mi habitación y una vez encerrada dentro de esta expulso un gran suspiro.
Mi cuerpo entero sudaba y mis piernas temblaban yo sin saber si por los nervios del momento o quizás la adrenalina que sentí al liberar toda mi energía retenida en ese grito, quizás ambas cosas influyen.

De pronto todos los recuerdos llegan a mi mente de golpe, mi mamá y nuestra pijamada, las palabras de la que era mi única amiga y luego de como la golpee. De nuevo las ganas de querer gritar llegan a mi pero las retengo con fuerza, no quiero causar un espectáculo ya que claramente fui yo quien causo eso, lo que no se es como pero estoy segura de que voy a averiguarlo.

Camino hacia el baño en donde me doy una ducha rápida y cálida para quitar la tensión en mi cuerpo, poco fue lo que conseguí pero como bien dice mamá peor es nada, luego me coloco unos short y una polera holgada para simplemente tirarme en la cama e intentar dormir, no lo consigo hasta bien avanzada la mañana.

[...]


El príncipe camina por los largos y oscuros pasillos hacia el ya tan conocido despacho de su hermano, los gritos de dolor y desesperación se escuchaban por cada rincón del inframundo.
Finalmente llega a la gran puerta de madera negra tallada con macabras figuras de humano y sin necesidad de tocar ambas puertas se abren permitiéndo el ingreso a la habitación.

Camina hacia el centro de esta con la mirada puesta en Satanás quien miraba atento cada paso de su hermano con un semblante molesto.

-¿Sabes? Se supone que yo soy el demonio que lleva a la ira, por lo tanto yo debería llevar esa cara de amargado no tú.- bromea recibiendo como respuesta una potente bola de fuego que logra esquivar.

-Hace tres décadas y media te di una segunda oportunidad de volver a este lugar, con todos los poderes que se te fueron quitados e incluso más, para luego de todo este tiempo enterarme de esto... ¡ENTERARME DE OTRA FUENTE T NO DE TU MISMA BOCA!

-No me estés sermoneando sin razón maldito angelito porque no me quieres ver eno...

-¡Una mierda Amon! Ahora mismo me vas a explicar porque mierda no me habías contado de tu hija.

Podríamos decir que al príncipe de la ira se le heló la sangre, pero no se puede decir ya que a un demonio como él eso no le ocurría. Pero si se quedo en silencio por largos segundos.

-¿Como lo supiste?

-Tengo ojos en cada parte de este mundo Amon, y no me hes difícil enterarme de las cosas, hace quince años me entere de tu aventura con esa mortal y nuevamente por boca de los demás, te di la oportunidad de que me dieras algún detalle que mi conocimiento ignorará, y no lo hiciste.- reprocha el mayor con enojo y colera.

-Quien sea que te haya dado esa información esta mintiendo, nunca tuve una hija con esa mujer y...

-¡NO ME MIENTAS MÁS MALDITA ESCORIA!- lanza otra bola de fuego que nuevamente Amon logra esquivar pero esta vez con mayor dificultad. -Ayer TÚ joven hija dio un espectáculo frente a dos de mis guardias, ellos hace mucho vigilarán a la que en su momento fue tu amada sobre todo cuando vieron a una pequeña de 16 años junto ella...

-Bastante se demoraron en descubrir a la niña.

-¡Cállate! Ayer detrás de la ciudad con los pies metidos en un río dio un grito que fue capaz de votar una cantidad considerable de arboles, empujo las aguas sobre tres granjas... ¿¡Como quieres que disimulemos eso?! La gente cada día más sospecha de que ellos no están solos en este mundo, por lo tanto cada vez más se encomiendan a Dios.

-Bien. Es cierto, tengo una hija... esa chiquilla es mi hija pero ya no puedo hacer nada, así que me iré a mis labores.

-Tú no puedes, pero yo si.- al decir aquella frase capta la atención de Amon quien se voltea furioso.

La Hija ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora