Piélago - La profundidad del océano

Capítulo 1

Sea bienvenido querido lector a esta corta historia de... Hmph... ¿Q-qué vergas es esto autor? ¿Qué es este guion? Bueno... Hum... digamos que el autor es raro..., muy raro. Bueno, espero disfrutes de esta historia hecha para leer en tranquilidad. 

Favor de poner la música en bucle. 

Narración 

—Hablar— 

—Pensar— 

—~Susurrar~— 

Sin más que decir les pido lean, comenten, critiquen (constructivamente). Y sobre todo disfruten de esta historia. 

«— — — ~[. . .]~ — — —» 
«La melodía del bosque» 

El mundo goza de animales tan sorprendentes y aterradores al mismo tiempo. Tantas especies por descubrir, suficientes para saciar el hambre de descubrimiento del ser humano por milenios. 

Cerca del 70% del mundo esta cubierto de agua, que curioso que no hayamos rascado más que la superficie del hondo fondo del océano. 

El mar y su profundidad no es algo que tomar a la ligera. Cuan inexplorado es el mundo subacuático que sin saberlo nos envuelve en un manto de misterio tan... aterrador... pero a la vez... tan bello. 

—¿Qué tanto es lo que lees?— una simple pregunta llena de curiosidad emergió de una can de raza dálmata. Dolly había estado intrigada en que era lo que tanta absortes causaba en su hermano teniendo en cuenta el paisaje por el que toda su familia transitaba en aquel vehículo con un ansiado destino por reclamar. 

—Oh, ¿esto? Es un libro sobre la flora y fauna del océano— como siempre, el can se mostraba encantado de enseñar sus conocimientos. Dolly suspiraba en negación, había veces en que no entendía a su hermano. 

—¿Es en serio? Tenemos todo un hermoso paisaje a nuestro alrededor. Digo, ¡estamos de vacaciones!— alzando las patas en conjunto a su voz. Aquel vehículo de gran tamaño era conducido magistralmente por las dos autoridades de la familia —¿Al menos es interesante?— preguntó ya curiosa, no era gran fan del mar. 

—Lo es para mí— el can admiraba el espacio más que nada, contrario a su ya difunto padre quien admiraba el mar, ejemplo de ello yace en el nombre del can... Dylan, hijo del mar —La verdad es que disfruto mucho de este libro. Sabes, el lugar a donde vamos fue donde papá paso muchos años de su infancia— hablaba el perro inundado con palpable nostalgia, Dolly sabía esto de antepata y no iba a ser mala hermana. 

—Bien, tienes razón. Sigue leyendo, que yo me hago cargo de los cachorros— sonrió dulcemente, Dolly podía ser una buena hermana cuando se lo proponía. 

[. . .] 

El viaje había sido largo y duradero. 3 días completos, repletos de bellos momentos, desde varías atracciones turísticas hasta lindos momentos en familia. Justo en estos momentos iban buscando donde estacionar el vehículo, cuando encontraron un buen lugar empezaron a descender. Delilah se adelanto y fue a abrir paso deshaciendo los cerrojos que mantenían en cautiverio aquella cabaña por la que pasarían sus días en reposo hasta el finalizar de sus vacaciones. 

Sabían de antepata que el lugar estaría irradiando polvo por lo que con cuidado fueron bajando los objetos de limpieza y moviéndolos dentro de la casa. Dentro había polvo por doquier, algo con lo que cierto can no iba a estar contento. Cuando todo lo esencial había sido bajado la matriarca de la familia dio tarea tras tarea con tal del lugar limpiar hasta reflejar el techo.