necking and misery | tokyo revengers

kawaragi senju.

a pedido de mucha gente y porque yo también necesitaba/ocupaba hacer uno JANSNWNW
pd. senju mi mujer te pongo oxxo

MY DARIN.

Mirabas con atención los dos pares de tenis, como si estos fueran demasiado importantes en ese momento.

No entendías tus sentimientos, esa era la realidad de la situación, pero tampoco querías reprimirlos. Era algo tan bonito estar enamorado que no entendías el porqué debías ocultarlo cuando no era como la gente lo había predicho; hombre y mujer.

Dejaste caer tu cabeza en el respaldo de la silla giratoria y empezaste a moverte en círculos mientras veías el techo grisáceo. Te gustaba Senju, eso era verdad.

Tu corazón latía más deprisa cada vez que la veías, tu estómago se oprimía cuando ella se acercaba a hablarte y sentías que levitabas cada vez que la abrazabas.

Kawaragi Senju era lo único que giraba en tus pensamientos.

Paraste de girar cuando escuchaste un golpe en tu ventana, te inclinaste un poco para mirar y otro golpe hizo que te pararas de la silla para asomarte.

'Si son esos niños insoportables, juro que les aventare agua'

Abriste la ventana con todas las intenciones de gritar maldiciones, pero callaste cuando observaste a tu amada en medio de la calle con una pequeña sonrisa en su rostro.

— ¿S-senju?

— ¡Tengamos una cita!

Abriste exageradamente los ojos cuando hablo, no, grito. Elevaste tus manos e hiciste el ademán que guardara silencio, ya que era media noche y toda la colonia podía escucharla. Senju llevo sus dos manos a su boca y asintió en señal de que guardaría silencio.

'¿Por qué tiene que ser tan linda?'

Levantaste tus 5 dedos para que esperara los cinco minutos, ella volvió a asentir y cerraste la ventana con una sonrisa de oreja a oreja. Rápidamente tomaste tus cosas personales y un suéter ya que el invierno había llegado a Tokyo.

Bajaste con cuidado por tu hogar ya que tu familia se encontraba dormida, casi tropiezas cuando uno de tus gatos se atravesó entre tus piernas.

— Dios mío... ve a dormir — te agachaste para acariciar al gato y saliste haciendo nada de ruido, soltaste un suspiro cuando ya te encontrabas fuera de tu casa.

Senju estaba observando el árbol de momiji, el cuál estaba enrojecido gracias al frío. Giro sobre tus pies para verte y viste como sus ojos brillaron cuando te miraron.

— Que linda te vez hoy — se acercó hacia a ti con la misma sonrisa de antes mientras daba pequeños brincos — En realidad todos los días te ves linda.

Se paró frente a ti y se miraron por unos cuantos segundos, no había necesidad de alzar o bajar la cabeza, ya que su estatura era la misma.

Era inevitable no perderse en el color de sus ojos, sus pestañas casi blancas y su mirada que parecía conocer todos tus secretos, hasta los más oscuros.

— Tendrás la mejor cita de tu vida — dejo un fugaz beso en tus labios y tomó de tu mano para comenzar a caminar a tu lado — Te compraré helados de fresa y mucha soba.