Los problemas maritales de dos demonios

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¿Moxxie. . . Hoy vendrán a trabajar?– preguntó su jefe, era una semana completa de no ver a dos de sus únicos empleados –Mhmm no lo creo Blitzorespondió el pequeño demonio mirando cómo volaban sus pertenencias desde la ventana de su propio apartamento –Millie sigue algo enojada, usted sabe cómo puede ser ella, pero estoy seguro que deje algunas armas en la oficina, puede usarlas usted mismo– Blitzo sólo escuchaba cómo cosas se rompían y destrozaban conforme caían –¿Seguro que no necesitas ayuda?– extrañamente Blitzo estaba preocupado por su empleado escuchando su pelea –¿El jefe preocupado por nosotros?. . . Qué  extraño– dijo burlándose de aquel demonio –¡Púdrete Moxxie!– y colgó.

Las cosas pararon de salir y Millie se asomó con una arma en su mano
¡NO VOLVERÁS AQUÍ NUNCA MÁS CUCARACHA ROJA!– Se escuchó el disparo y Moxxie lo esquivó –Cariño nunca tomamos el arma desde abajo ¿recuerdas?– Millie miro el arma y la sujetó cómo debía ser –Oh no. . .– Moxxie salió corriendo mientras que las balas se acercaban cada vez más.

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Tras varias horas un conjunto de personas se formaron dos filas de tamaño considerable fuera del establecimiento de Blitzo, la gran campaña de publicidad estúpida televisada fue un éxito.

Sólo habían dos grandes problemas, Moxxie y Millie, dos empleados que estaban ahí no sólo para verse bonitos cómo pareja, las habilidades sanguinarias de la adorable Millie se requerían por obvias razones, pero Moxxie era el exportador número uno de la compañía.

Te lo digo en serio mi bebé, no podremos con la demanda si esos dos no son la putrefacta pareja melosa de siempre– escupía el jefe mientras miraba un catálogo de muebles –Entonces deja de comprar esa mierda. . .– crítico la licántropo mientras miraba su teléfono cómo siempre –Pero sólo mira este estanque de anguilas, ¡es aún más grande que la anterior!– Loona volteó mientras miraba cómo su padrastro se emocionaba en extremo por los muebles tan extraños que vendían, al momento un pequeño demonio desaliñado entraba por la puerta principal –Wow, te ves aún peor que ayer. . . Tener a una mercenaria cómo esposa no es buena idea ¡Anotado!– advirtió Blitzo quien en seguida recibió la mirada enfurecida de Moxxie, el peliblanco se sentó en el sofá tratando de acomodar lo que quedaba de su traje –Así que los estúpidos comerciales funcionaron. . .– se levantó para dirigirse detrás del escritorio de la loba –Supongo que con lo que deje aquí les bastará ¿Cuánto me dará por la caja? Lo necesito hoy– Blitzo y Loona quién hasta ahora no prestaba atención voltearon –Oh. . . ¿Realmente renuncias?– preguntó Blitzo quien ahora enserio se comenzaba a preocupar –Jefe. . . Yo no tengo nada que hacer aquí, además Millie amenazó con castrar mis genitales si me volvía a mirar– se acercó a su casillero en la oficina y sacó algunas pertenencias –¿Le temes a una mujer Moxxie?– El demonio peliblanco volteó mirándolo irónicamente –La que lo amenazó a usted y a Stolas para dejarme en paz, por supuesto– cerró el casillero y levantó su pequeña maleta –Hasta nunca jefe, no fue un gusto conocerle, Loona. . .– apenas tocó la manija de la puerta Blitzo gritó –¡Espera! ¡Aún te faltan unas semanas!– exigió –Señor no me haga ésto. . . Usted sabe que ni siquiera puedo matar una mosca y ya le dejé mis únicas armas buenas ¿Para que me querría aquí?– bufó Moxxie recordando el contrato con Blitzo –Vamos Moxxie, yo necesito que. . . que. . . ¡Que cuides a Loona! Si eso, en lo que consigo a otros mercenarios– inventó Blitzo –¡¿Qué?!– gritó Loona –Tu sabes lo difícil que es para mí dejar sola a Loona y si yo busco a otro personal ella podría intentar escapar. . . De nuevo, aún le falta un año pero sigue siendo mi hija ¡Por favor Moxxie! ¿Por los viejos tiempos?– Blitzo comenzó a usar su técnica secreta de ojos de cachorro –¡No necesito una estúpida niñera!– Blitzo sólo la lanzó hacía el sofá inesperadamente –Señor. . . Ugh. . . Por favor, si Millie llega yo soy el que va a llorar y pagará las consecuencias– El jefe sacó de su traje unas llaves raras –Quédate en mi casa, sólo trataré de encontrar sus reemplazos– por unos instantes lo pensó seriamente. . . No tenía a dónde ir esa noche, quizá podría buscar algún lugar cuidando a Loona –Haarg que más da. . . Sólo hasta que encuentre un remplazo– tomó las llaves y Blitzo sonrió nuevamente –Gracias Moxxie doxxi lo que el pequeño demonio peliblanco no sabía es que el gran Blitzo estaba tramando un plan, o al menos éso parecía.

A Good BitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora