El color negro pintaba los cielos de Tokio, la luna brillaba con fuerza esa noche, sin pasar desapercibida entre las millones de luces que alumbraban la ciudad. La residencia de los Mitsuya estaba más animada que de costumbre, contando con la compañía de un joven con una espiral en el pelo y una cicatriz en los labios.
-¡Taka-chan, ayúdame por favor!-Lloriqueaba Hakkai, agarrándose al sofá mientras intentaba evitar ser arrastrado por un par de diablillos armados con rotuladores y accesorios de fantasía de plástico rosa.
-No haber hecho caso a mis hermanas, ya sabes cómo son.-Respondió indiferente desde la cocina, fregando los platos en los que habían cenado.
-Pero no sé que hacer ya, ¡como esto siga voy a morir!
-Hakkai, tienes 15 años, deja de exage...-Cuando levantó la mirada del fregadero se encontró con un Hakkai "maquillado" de princesa, con una boa de plumas rosa enroscada alrededor del cuello y una corona de plástico dorado, que, evidentemente no le cabía en la cabeza, intentando ser sostenida por una cinta azul con purpurina, atada con un lazo mal hecho en la base de su cabeza y varios millones de pulseras de cuentas adornando sus brazos.
Takashi trató de taparse la boca y por lo menos ser discreto en cuanto a su risa, pero no fue capaz de contener sus carcajadas cuando vio a su pobre amigo de esa manera.
-¡Taka-chan, deja de reírte! ¿Sabes si estos rotuladores se quitan, o al menos si son no tóxicos?-Su expresión era una mezcla entre sufrimiento y terror, por más que el otro luchase por mantener la compostura, fue en vano.
-Pero... ¡Hakkai!-Rio fuertemente apoyado en la encimera.-¿¡Cómo te has podido dejar hacerte eso!? Por Dios...
Completamente avergonzado y al borde del pánico, Hakkai no sabía si meterse debajo del sofá, intentando librarse de esas niñas que parecían el mismísimo demonio, o deleitarse con la risa de Takashi, pocas veces eran las que su amigo se reía de aquella manera, esa risa clara y limpia era la mejor música que podría escuchar.
-Son no tóxicos, tranquilo, ve a lavarte la cara y quítate todo eso de encima, yo he invitado a Hakkai Shiba, no a la princesa rapada de ToManlandia.- Bromeó, dándole una palmada suave en la espalda, para después ponerse serio.-¡Luna! ¡Mana!-Llamó.-Qué os he dicho de pintar con los rotuladores en cualquier cosa que no sea papel.
-Pero... Hakkai-nii dijo que quería que lo dejáramos guapo para ti...-Se excusó Luna, sin atreverse a mirar a su hermano a la cara.
-Para eso ya tenemos pinturas de cara en el baño, ¿por qué no las habéis usado?
-Mana las escondió y no me quería decir dónde estaban, no las pude encontrar...
-¡Mana!-Llamó a la más pequeña.-¿Por qué has hecho eso?
-Es que ella me quitó el color con el que iba a pintar yo.-Contestó con el ceño fruncido.
-¡Tú no lo estabas usando!
-¡Lo iba a usar!
-A ver, parad, lo primero, Mana, tu hermana tiene razón, no tienes que acaparar cosas que no estás usando, tienes que aprender a compartir un poco, ¿está bien?-La regañaba mientras se masajeaba las sienes, organizando sus pensamientos.
-Está bien...-Aceptó a regañadientes.
-¿Me lo prometes?
-Sí.
-Bien, ahora rápido, dime dónde escondiste las pinturas, depende del lugar que se haya liado o no, ¿te acuerdas de dónde las pusiste?
-Eeeeeh...-Mana se detuvo unos instantes para recordar bien dónde las había metido.-Creo que en el cajón de los manteles...
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Buenas noches-MitsuKai Oneshot
FanfictionHakkai se queda a dormir en casa de Takashi, lo que no sabe, es que por un descuido, las cosas acabarían mejor de lo esperado. ⚠Mucho fluff⚠