Imperfecto por un día

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Jing Lin tiene una vida monótona, ha cumplido con cada una de las cosas que se le han pedido, la perfección en cada una de sus decisiones no es una opción, es algo que debe hacer porque es lo que le han enseñado desde que tiene uso de razón.

Jing Lin es consciente de eso, por ello sabe que él no debería estar en aquella casa desconocida con otro montón de gente desconocida, pero tal vez la voz de su amiga lo convenció, el impulso de hacer algo diferente, "Jiu-ge solo esta vez".

Asi que alli estaba el lugar tenía demasiadas caras desconocidas, demasiado ruido que él no comprende y las personas parecen alejarse cuando le ven, su cara que no logra hacer que nadie se acerque, hasta que alguien decidió invadir su pequeño espacio.

—¿Estás perdido? — dice una voz demasiado ronca y suave cerca en su oído y el tiembla ligeramente alejándose y tapando su oreja de la persona

— No lo estoy — dice alejándose torpemente aún más, pero aquel hombre no parece importarle su acto.

— ¿Estás aburrido? — dice metiéndose en su camino, Jing Lin ahora lo observa bien, es un hombre mucho más alto y grande que él, parece mucho mayor y parece sonreír ligeramente, un poco perezoso, un aire arrogante que en realidad no molesta a Jing Lin, el solo frunce el ceño sin responder.

El hombre le da una sonrisa ladina y parece dejarlo en paz, pero no se va de dónde están, en la cocina, con un montón de bebidas que él desconoce, tal vez pueda beber algo. Agarra lo que parece agua, aunque el olor le dice que no lo es, cometió el error de beberlo demasiado rápido haciendo que tosa, porque su garganta arde horriblemente.

Un vaso de agua llega a su visión, y el bebé encontrando la frescura, escucha de nuevo esa ligera risa ronca y su tez se pone más roja.

— Lindo — le dicen y él parece aún más cohibido ante el nombramiento sin saber cómo alejarse un poco mareado.

— Ven aquí — le dice ayudándole a ir a un lugar menos sofocado, sin menos gente moviéndose por todo el lugar, unas escaleras y un cuarto en que él sabe que no debería de estar. Jing Lin es bueno manteniendo una fachada tranquila y serena, pero hay pequeñas señales en su cuerpo que demuestran cuán nervioso en realidad está.

— Solo relájate no voy a comerte — le dice el hombre — A menos que quieras eso — le dice sonriendo.

Jing Lin no reacciona a su comentario y trata de despertarse un poco del sabor amargo y la sensación mareante, el hombre está sentado al lado suyo mirándolo perezosamente.

Jing Lin no sabe exactamente qué es. tal vez el alcohol. tal vez el cansancio de mantener una fachada impecable durante 23 años, Jing Lin está cansado y quiere saber qué se siente experimentar el mundo.

Ya ha tomado, ¿Que pasara si va más lejos? Y entonces no puede evitar la bonita boca que le sonríe sin sonreírle.

Cang Ji no es tonto, lejos de eso él puede ver la mirada intensa que le han dedicado desde que decidió seguirle y el da el primer paso acercándose lo suficiente sin asustar al otro, como un cazador por su presa lentamente hasta que Jing Lin es el que cierra la brecha entre sus bocas.

Jing Lin es torpe y Cang Ji puede intuir que es su primer beso, no pasa demasiado cuando el beso casto como mariposa se convierte en un desenfreno de labios, un poco más rudo, un poco más hambriento, Jing Lin parece no saber qué hacer cuando las sensaciones lo inundan, y Cang Ji disfruta cada pequeña nueva reacción.

— Demasiado Lindo — dice aún encima de esa pequeña boca.

— No — responde Jing Lin un poco abogado.

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