~❥︎ 𝑹𝒆𝒔𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒂 𝒎𝒊 𝑺𝒐𝒍 ~❣︎

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☀︎ °~𝑷𝒐𝒖𝒓 𝒎𝒐𝒏 𝒔𝒐𝒍𝒆𝒊 𝒃𝒊𝒆𝒏-𝒂𝒊𝒎𝒆́ ꨄ︎❣︎

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❦︎ 𝙽𝚘 𝚖𝚎 𝚙𝚊𝚛𝚎𝚌𝚎 𝚌𝚊𝚜𝚞𝚊𝚕𝚒𝚍𝚊𝚍 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚗𝚌𝚊𝚓𝚎𝚜 𝚊𝚜𝚒́ 𝚍𝚎 𝚎𝚡𝚊𝚌𝚝𝚘 𝚌𝚘𝚗𝚖𝚒𝚐𝚘. ¿𝚈 𝚜𝚒 𝚎𝚗 𝚛𝚎𝚊𝚕𝚒𝚍𝚊𝚍 𝚎𝚜𝚝𝚊𝚋𝚊 𝚍𝚎𝚜𝚝𝚒𝚗𝚊𝚍𝚘 𝚊 𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌𝚎𝚛𝚝𝚎 𝚍𝚎𝚜𝚍𝚎 𝚖𝚒𝚜 𝚟𝚒𝚍𝚊𝚜 𝚙𝚊𝚜𝚊𝚍𝚊𝚜? 𝙿𝚘𝚛𝚚𝚞𝚎 𝚕𝚊𝚜 𝚛𝚎𝚌𝚘𝚛𝚛𝚎𝚛𝚒́𝚊 𝚍𝚎 𝚗𝚞𝚎𝚟𝚘, 𝚜𝚎𝚐𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚊 𝚜𝚎𝚐𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚢 𝚌𝚎𝚗𝚝𝚒́𝚖𝚎𝚝𝚛𝚘 𝚊 𝚌𝚎𝚗𝚝𝚒́𝚖𝚎𝚝𝚛𝚘, 𝚜𝚒 𝚊𝚜𝚒́ 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚘 𝚟𝚘𝚕𝚟𝚎𝚛 𝚊 𝚎𝚗𝚌𝚘𝚗𝚝𝚛𝚊𝚛𝚝𝚎 𝚎𝚗 𝚝𝚘𝚍𝚊𝚜 𝚕𝚊𝚜 𝚜𝚒𝚐𝚞𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎𝚜.

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«¿Quieres casarte conmigo?»

Pasa del "hey" y olvida el "Bakayama". Se queda con esas palabras atravesadas en el aire, flotando como si fueran luciérnagas, como si hubiera bajado las estrellas y se las hubiera soplado como polvo de hadas, justo en la cara, justo en el pecho. 

¿Cómo es que siempre lograba tomarlo desprevenido?

Desde que podía recordar había sido así. Había sido un destello de luz y energía en su vida. Anteriormente solo, abandonado, y de repente... miles de colores. Uno en específico; el naranja. Nunca lo admitiría abiertamente, pero desde que había conocido a Hinata el naranja se había convertido en uno de sus colores favoritos. Y de repente se encontró a sí mismo sin poder dejar de mirarlo, siguiéndolo, buscándolo, persiguiéndolo. Tal vez lo había estado buscando desde siempre, desde la primera vez que lo vio, o incluso antes de verlo. Tal vez era lo que siempre quiso, a quien siempre quiso. Eran muy distintos entre sí, eso estaba claro. Pero no podría imaginarse a alguien capaz de vibrar en su misma sintonía mejor que Hinata, como si finalmente le encontrara sentido a su mundo y automáticamente conectara con otro.

Su memoria no era precisamente buena, sus capacidades estaban enfocadas principalmente en el vóley y le costaba recaudar recuerdos en relación a otras cosas. Sin embargo, las emociones estaban vívidas. Le erizaba la piel cuando revivía la voz de Hinata, los mechones naranjas al viento y el sol que chocaba en su cara desde la ventana de Karasuno. Ahí, en el gimnasio, en un día cualquiera, como si congelara la imagen visual en sus labios al momento de decir "Bakayama, me gustas". Como siempre, apurándose, enfrentando al mundo con su incomparable determinación, sin importarle si la piscina tenía agua o no, porque si no podía nadar seguro que terminaría volando como un auténtico cuervo.

Esa vez se le había adelantado, lo había noqueado mental y emocionalmente. Fue un alto interior y exterior, hizo corto circuito y casi pierde el alma en una explosión. Recuerda haber torcido las cejas hacia arriba con sorpresa y luego hacia abajo por falta de comprensión, un tic en el ojo y unas manos con repentinas ganas de taparle la cara al sol para que no lo dejara ciego con sus bestiales rayos. Bestia, eso es lo que era ese sol. Lo quemaba, por eso tenía enrojecido el rostro, por eso le costaba mirarlo, por eso sentía ganas de llorar, por eso sentía ganas de lanzarse hacia él.

~❥︎ 𝑹𝒆𝒔𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒂 𝒎𝒊 𝑺𝒐𝒍 ~❣︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora