Morana

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Niña de ojos azules

Mamá me alisto para dar la bienvenida a los nuevos propietarios de la mansión Trisfol, eran nuevos en la ciudad y como costumbre les daremos la bienvenida.

―No quiero ir a saludar a personas que no conozco mamá ―me quejo mientras ella alisa mi cabello.

―Amor, solo vamos a darle la bienvenida ¿Si? Después de eso nos vamos por un helado ¿Qué te parece? ―dice arrodillándose en la madera, para poder estar a mi altura.

―Pero esa casa muy grande da mucho miedo.

―Tranquilo, yo estaré contigo si, van a ir tus amigos también.

Yo no tengo amigos quise decirle pero preferí quedarme callado y darle un pequeño si antes de que ella bese mi frente y me lleve de la mano al coche.

El viaje corto en el auto me aburre y ver los arboles gigantes que hay en los alrededores me entretiene, es hasta posible ver algunos animales en el y es divertido.

―Llegamos ―mamá baja del coche y abre la puerta de atrás para ayudarme salir.

Podemos ver que hay algunas personas del pueblo curiosas al igual que nosotros, queriendo ver que familia logro comprar la casa, por lo que me a dicho mamá cuesta mucho dinero mucho.

―Hola María ―saluda mama a la vecina y yo solo me quedo detrás de ella.

―Hola Andrea, has venido con tu pequeño ―me mira y yo solo trato de esconderme atrás de mi mamá.

―Si fue un poco difícil convencerlo ―mamá ríe un poco―¿Y tu hijo Daniel?

―Ah el esta allá jugando con sus amigos ―señala la vecina y vuelve la mirada a conversar con mi madre.

Miro a la dirección en la que dijo la señora María en donde se encontraba Daniel y si era cierto. El se fija en que lo estoy viendo y me sonríe burlonamente y sus amigos también se ríen viéndome y solamente aparto la mirada.

―Creo que es nuestro turno de ir a saludar, adiós María ―se despide mamá y sigo caminando detrás de ella, vamos por el jardín, vemos a la familia en el porche de la puerta despidiéndose de la anteriores personas que estaban saludando.

―Hola, gracias por tomarse el atrevimiento de venir hasta acá y darnos la bienvenida ―Habla una señora de cabello café y con ropa bien bonita, huele delicioso.

―Oh no se preocupe―le responde mamá dándole unas pequeñas galletas que habíamos preparado la noche anterior―para no venir con las manos vacías les traje esto.

―No se hubiera molestado ―ahora habla un señor mayor con un traje de color azul muy oscuro.

―No es molestia ―sonríe mamá y pone su atención en mi pero no me quiero mover.

―Les presento a mi hijo ―habla mamá tomándome de la mano y ponerme al frente de ella.

―Oh que hermoso niño ―habla la señora mirándome― nosotros también tenemos una hija.

Sale una niña muy bonita detrás de ella, su cabello es muy largo y sus ojos azules son tan bonitos que esta vez si me he quedado sin palabras.

―Ella es..

Trata de presentarla pero ella habla primero, parece una pequeña adulta tan segura

―Me llamo Morana ―extiende su mano y creo que también tengo que hacer lo mismo.

―Soy Aridan ―nuestras manos se juntan y solo veo a la niña de ojos azules que me miran curiosamente.

Eso solo fue el principio de nuestros encuentros