Capítulo 10

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Año 2107 - Isla Socotra, Yemen.

MARÍA JOSÉ'S POV

La tenue luz se filtraba por las hojas forjadas en las ramas, y a más de 10 metros sobre el suelo nos sostenía un árbol frondoso, ocultas bajo sus ramas esperando que los últimos minutos de la noche cediera su oscuridad abriendo paso a los intensos rayos de luz provenientes del sol.

El sonido inclemente de la naturaleza no cesó en ningún momento, convirtiéndose así en una constante perturbadora, y admiró realmente la veracidad de Daniela e incluso la serenidad que demuestra es completamente loable, pues, había llegado a dormitar y descansar sin demostrar algún recelo hacia el escenario que nos rodeaba.

Y es irónico... porque puedo mencionar que siendo unas niñas la valentía destacaba en mí, ya que, Daniela siempre había sido una de las niñas más cohibidas y asustadizas de todo el grupo. Incluso recuerdo que su timidez muchas veces logró causar ternura en la mayoría de los adultos e incluso en mí, que tan solo era una pequeña niña.

Luego, cuando me raptaron llevándome lejos de la resistencia creí que nunca volvería a tener contacto con ella, y hoy en día, después de muchos años, cuando volví a estar frente a ella, comprendí que muchas cosas habían cambiado, iniciando con su posición en la comunidad y concluyendo con la actitud que proyecta hacia a mí.

Y me ha resultado difícil crear y apropiar una imagen distinta de ella, pues, no la recuerdo propiamente como una hermana, ni siquiera recuerdo que siendo niñas me haya mencionado que su nombre es Daniela.

Para mí, era Casiopea, mi mejor amiga.

La misma niña a la que obsequié mi primer e inocente beso, y con la única que llegué a sentir lo que era acariciar las puertas del amor desde una temprana edad.

Y hoy en día, años después, por alguna razón que aún no logro comprender, mi mejor amiga se convirtió en mi hermana, una hermana que no me quiere cerca y la cual dejó en claro su intención de hacerme daño. Daniela se ha encargado de modificar completamente la imagen que tenía de ella cuando éramos niñas.

—Después de un tiempo prolongado se vuelve incómodo que me observes tanto...— habló bajito mientras se acomodaba en el árbol, y aunque sabía que deseaba que dejara de observarla, no pude retirar mis ojos de ella.

—Pensé que dormías... — contesté observando cómo levemente abría sus ojos y los enfocaba en mí, con calma y con un brillo que no había percibido antes, eclipsando mi atención completa sobre ella.

—Creí lo mismo de ti. — debatió.

—No logré dormir.

—¿En toda la noche?

—Sí— y su preocupación no tardó en llegar reflejándose en sus ojos— estoy bien. —aseguré.

—No, eso no está bien, es necesario que descanses, nos espera una jornada prolongada y no sabemos cuándo saldremos de aquí. —se acercó unos cuantos centímetros sujetándose de la corteza de la rama que sostenía su peso —aún no amanece, así que puedes descansar, yo te cuidaré... Y si quieres, puedes apoyarte en mí para que estés más cómoda.

Mencionó bajito, desviando su mirada de mí.

—Agradezco tu ofrecimiento, pero no creo poder dormir.

—¿Por qué? —preguntó con desolación en su tono— te protegeré, lo juró. Sé que no confías en mí, pero solo quiero que descanses, no haré nada para dañarte.

—No, no es eso, — intenté tranquilizarla— es solo que no duermo mucho... Es costumbre— sonreí gradualmente— De igual manera, en menos de 20 minutos el amanecer resplandecerá.

RESILIENCIA (Parte 1 Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora