C. 34 TRAMPA

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André Cortés...

Sentí impotencia cuando la vi caer al suelo y convulsionar. Grité por ayuda, hasta que un hombre se acercó.

- Soy médico. - El cuerpo de Anhya se quedó inmóvil. El hombre revisó sus signos vitales, presionó dos dedos por un costado del cuello. - Llamen a una ambulancia – gritó.

Empezó a darle RCP y yo caí en la desesperación. Los guardaespaldas evitaron que la gente se aglomerara. El médico luchaba por traerla de vuelta. Tomé el teléfono y llamé a Gibran, en minutos llegó la ayuda.

Se le dio espacio a los paramédicos que rápidamente la subieron a una camilla. Verla inmóvil, pálida me hizo soltar a llorar. Aunque era lo último que quería hacer tuve que llamar a Richard.

- Richard, Anhya, Anhya. – Ni siquiera sabía cómo decirle.

- ¿Qué paso? -

- Vamos rumbo al hospital creo que le dio un infarto.

- ¿¡Qué hospital!? – gritó.

- Donde trabaja Gibran – colgué.

La sirena de la ambulancia era un recordatorio que podía perderla. La vida se le iba y yo no la podía ayudar. Apenas llegamos uno de los médicos subió sobre ella, intentaban reanimarla. Gibran inmediatamente la recibió al bajar.

- ¿Qué pasó? – preguntó.

- No lo sé - en realidad no sabía. - Tomamos un café, nos desmayamos, al despertar la vi temblar y convulsiono.

Entró corriendo empujando la camilla, yo los seguía de cerca.

- ¿Qué administraron? – preguntó al equipo médico, no entendí ni siquiera el nombre que dieron. - Está embarazada.

Me quedé parado sin saber que hacer en la sala de espera. Me recargué en la pared mientras me deslizaba hasta el suelo, "embarazada" me repetía. Rato después los guardaespaldas entraron con Richard, más atrás Maggie, Frank y Bruno.

- ¿Cómo está? Habla André ¿Qué pasó? – Tenía miedo por el estado de Richard.

- No lo sé – dije. - Aun no dicen nada.

- ¿Qué demonios te pasó? – preguntó Frank.

- Nos tendieron una trampa – dije.

- ¿A qué te refieres? – la mirada de Richard destellaba fuego.

- La cito esa tal Jimena, después todo se volvió negro, cuando despertamos estábamos en una habitación con Gianni histérico gritando tonterías. Y luego pasó esto – dije.

- Explícate bien André - dijo Bruno. - No te entendimos nada. - Me tomé un respiro y entonces comencé el relato, desde aquel día cuando se presentó esa mujer en la hacienda hasta la llegada al hospital sin decirles lo del embarazo.

Pasaron dos horas, hasta que apareció Gibran. No eran buenas noticias, su expresión lo decía todo.

- ¿Cómo está Gibran?

- Seré claro Richard, está grave. - A todos se nos fueron las esperanzas al suelo. - Sufrió una sobredosis, estoy esperando los resultados para ver si sus órganos salieron dañados, lamento ser yo quien te diga esto, pero hay otro problema me preocupa, el feto.

- ¿Feto? – cuestionó Frank.

- ¿De qué estás hablando? - cuestionó Richard.

- Tiene un mes de embarazo. Al entrar en paro dejo de respirar, el feto se quedó sin oxígeno, quiero ser positivo en que la reanimación fue inmediata y que los medicamentos ayuden a ambos. Sin embargo... – guardo silencio.

BELLUCCI, REENCARNACIÓN ITALIANA (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora