Un chico cálido y de escasos recursos que baila ballet y un chico distante y valiente que práctica boxeo.
Los dos se conocieron en el palacio de los niños, crecieron y se apoyaron mutuamente, incluso ante las dificultades y dudas, marcharon firmeme...
El silencio se hizo largo, Tae podía sentir el sudor en sus manos esperando a que su hyung tomar el huevo y dejar el tema, mientras tanto Jungkook sospechaba de algo y quería saber que estaba pasando pero no quería incomodarlo.
–Si quiero —tomó el huevo de las manos del menor sorprendiendo a este que aún no alzaba la cabeza.
El boxeador sin dudarlo, se llevó el huevo a la boca y dio un pequeño mordisco saboreando este, dio mordisco tras mordisco hasta acabarlo.
–¿Qué clase de huevo es? ¿Por qué es tan pequeño? —miró de vuelta a su acompañante con los ojos más abiertos de lo normal por la sorpresa.
Tae se estaba molestando, el mismo había preparado ese huevo pero lo único en lo que se fijó el otro fue en el tamaño. Iba a levantarse para retirarse con el último huevo que le quedaba pero Jungkook jaló de él regresándolo a su lugar.
–¿Qué estás escondiendo? —sus ojos volvían a su tamaño normal y su rostro sin expresión lo hacía ver más atractivo de cerca.
Se inclinó un poco y vio que su mano ocultaba el último huevo que tenía, el boxeador sonrió sutil provocando en su observador más rubor en su rostro.
–¡Te lo regalo! —le entregó el huevo que recibió sorprendido el mayor.
–Oh, entonces me lo comeré.
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–¡Se acabó la clase!
–¡Wow!
–¡Que cansado!
El joven bailarín se tiró al piso completamente derrotado y con el estómago vacío gruñendo por ser llenado con comida.
–¿Taehyung? ¿Qué te pasa? Tus pasos de baile estuvieron muy débiles —Jimin preocupada se acercó a él observando su estado.
–No es nada, solo tengo hambre —se incorporó despacio con una mano sobre su estómago vacío.
–Todavía tengo la mitad de mis galletas, rápido, ve a comértelas —le entregó una transparente con algunas galletas pequeñas, el bailarín las tomo con una sonrisa agradecido.
Abrió la bolsa sacando una de las galletas mientras se dirigía a la salida para no ensuciar el salón.
–Entonces en un momento regresaré a ayudarte a limpiar —estaba por morder la galleta que no se dio cuenta de la presencia de alguien más a su lado.
–¿Pequeño cisne? ¿Qué estás comiendo? —Yoongi terminó de acercarse al menor que se había asustado al escuchar su gruesa voz– ¿Galletas? ¡Eso no es suficiente! ¿Qué no habías traído huevo?
–Si traje, se los comió Jungkook —soltó un largo suspiró
–¿Te está molestando? Hoy comió carne ¿Y aún así te quita tus huevos? Espera a que lo regañé —recargó su codo sobre el hombro de Taehyung con una ligera sonrisa en sus labios.