C.38 MI LUGAR ES CONTIGO

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Anhya Montalbán...

Mi abuelo no vino por nosotros, en su lugar Gianni apareció con Maggie para el alta del hospital. La ruta que tomamos era a lado contrario de donde vivía, aparcamos en el registro civil.

Sobra decir que no quería bajar, pero al ver a Richard Montalbán con papeles en mano intuí que era para el reconocimiento de Dante. Descendí para encarar a mi abuelo, no tenía derecho a decidir por mí. Gianni tomó los papeles antes de que yo pudiera decir nada.

_ ¿Enserio? ¿Ya olvidaste lo que pasé? Él debería estar en Italia preparando su boda, no aquí tomando un lugar que yo no le di.

_ ¿Seguirás con eso? Ya te dije que todo fue un engaño de esa mujer. Además, esto no se trata de ti. El niño tiene una identidad que ni tu ni nadie le puede arrebatar. Merece el apellido de su padre tanto como el tuyo.

_ Exactamente, merece el apellido de su padre, Cortés.

_ ¡Anhya cállate! André aquí no tiene nada que ver. Y no se te ocurra decirlo delante de Gianni, sino quieres que vaya por él y lo mate. Estoy de acuerdo que lo castigues tanto como quieres, que lo hagas sufrir hasta que sacies tus ganas. No lo perdones sino te place, pero no le niegues a tu hijo el derecho de tener a su padre.

De mala gana entré, el acta estaba avanzada, la disputa fue por el nombre. Finalmente, y tras mucho discutir llegamos a un acuerdo, Dante Fabrizio Bellucci Montalbán.

El segundo pleito vino porque me informaron que se quedaría en casa por una temporada, la excusa, no querer separarse de su hijo.

Los siguientes días, mi cuarto lo hice restringido, solo Hugo podía entrar a la curación de Dante. Charlábamos un rato y luego lo acompañaba a la puerta. Mi abuelo ponía mala cara cada vez que lo veía, en cambio con Gianni era muy condescendiente, actuaba como si fueran grandes amigos poniéndose al día.

Hoy parecía ser otro día igual, Maggie me avisó que el médico acababa de llegar, Gianni se había llevado al niño minutos antes. Salí a buscarlo y entonces lo encontré en la sala sentado con una mirada asesina.

_ Voy a sostenerlo – dije para que me lo entregara. Alzó una ceja y sonrió de lado.

_ ¿Quieres que me vaya también? – preguntó con sarcasmo. – Yo creo que no.

Hugo simplemente hizo su trabajo sin prestar atención a ninguno de los dos. Indicó que con la limpieza diaria sería suficiente de aquí en adelante.

_ ¿Quieres un café? – negó.

_ Debo volver al hospital, será en otra ocasión Anhya.

_ Entonces te acompaño a la puerta – hizo un gesto hacía Gianni y empezó a andar. - ¿Quién te dijo ...?

_ ¿Tu nombre? – asentí. – Tu abuelo. Además, como no reconocer a Sari, es una de mis películas favoritas y tráfico de amor ni se diga. Entiendo perfectamente que quieras conservar el anonimato. Aunque si te soy sincero, creí que estabas sola.

_ El y yo no estamos juntos.

_ Pues deberías informárselo – rio. – Me queda claro que entre ustedes hay muchos temas que resolver y mi presencia no es conveniente.

Cuando regresé al interior Maggie ya se había llevado a Dante y mi abuelo esperaba junto al inquilino no deseado.

Mi teléfono me hizo detener. Tenía la atención de dos personas justo frente a mí, así que pensaba molestar a lo grande.

- Anhya ¿Cómo estás?, soy Tobías.

- ¡Hola! Ya te extrañaba.

- ¡Lo siento! El exceso de trabajo me hizo estar ausente. ¿Cómo vas con tu tarea?

BELLUCCI, REENCARNACIÓN ITALIANA (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora