Young Blood.

Mi querida princesa rota.

Jo

Me incorpore y abrí mis ojos, los talle para acostumbrarlos a la luz. ¿No estaba con Alex en una fiesta? Dios. No recordaba nada de anoche, mire alrededor de mi cuarto y vi la americana de cuero negro de Alex, ¿Acaso él había dormido aquí? Rebusque con la mirada mi teléfono... Nada, seguramente lo he perdido.
Él te confunde mi querida Joecy...
-Hasta que te dignas a aparecer...- digo con cinismo e ira.

Siempre estuve aquí.

Al momento que dice eso, siento como si lo hubiese susurrado a mi oído. Brinco de la cama y me tropiezo con mis pies y caigo.
Tan torpe y patosa como te recordaba.

Dice con voz burlona. Rio, ya que es cierto, pero de golpe recuerdo todo lo que ella me hizo sufrir. Hago una mueca de disgusto y replico.
- ¿Me puedes decir por qué estas molestándome de nuevo? No te basto con hacerlo una vez? Déjame en paz, estoy sola y no quiero que tú vengas a empeorar las cosas.- hice un puchero involuntariamente, los ojos me picaban, pero no podía llorar, tenía que ser fuerte por una vez en mi vida.

No quiero hacerte daño, solo quiero que, por una vez en tu irreal y miserable vida hagas algo que vale la pena, estas sola, te lo dije, ellos solo querían dañarte, ese chico de anoche, ese tal Alex, no es bueno para ninguna de las dos, no debes confiar en nadie, solo en mí, porque yo soy tu.

No quise responder a eso, estaba confundida, por una parte sentía que era verdad, ella era yo, algo así como esa voz que siempre aparece para ayudarte o decirte que hacer o que no hacer, pero por otra, algo me decía que ella era una persona muy diferente a mí que me quería hacer daño, lo hizo una vez, ¿Por qué no dos veces?
Me levante del suelo y me dirigía a abrir las ventanas cuando veo una hoja con un escrito en letras grandes y negras:
"La pase muy bien anoche, me tuve que ir, yo si voy al instituto, no como otras... Nos vemos pequeña"
-Alex
Sonreí y me dispuse a ducharme. Dure en la ducha casi una hora, solo tirada en la bañera, pensando en la mierda que me había tocado por vida.

(...)
Pase toda la tarde leyendo mis libros y escuchando música. Me estaba aburriendo ya, mire la hora en el ordenador y vi que ya eran las tres de la tarde, ¿Cómo es eso posible? La última vez que mire el reloj eran las doce y media... Siempre se me pasaban las horas leyendo. Soy una maldita nerd, mi vida era tan aburrida y monótona antes de que todo este caos llegara.
Tocan el timbre. ¿Quién viene a joderme la existencia? Levanto mi flácido trasero de la cama y bajo las escaleras lo más rápido posible, de dos en dos. Llego a la puerta y escucho unas risas chillonas y muy conocidas. Ruedo los ojos y abro sin si quiera cerciorarme si son ellas o no.
-¡Jo!- chillan al unísono. Comienzan a reír y a hablarme, estoy a punto de taparme los oídos con las manos, pero lo evito para no tener que contarle porque tengo cara de: "Todos los que me vean, váyanse a la puta mierda."
-¿Qué te pasa? ¿Acaso no te agrada que estemos aquí contigo?- pregunta Lía con un puchero en los labios y Chantel me miraba con ojos de perro abandonado.
-No chicas para nada, todo lo contrario me alegra mucho que estén aquí.- dije con una de las sonrisas más fingidas, pero a la vez más naturales que tenía. Ambas sonrieron exageradamente y me abrazaron, yo las imite, con las lágrimas a punto de salirse.

Por el universo, ¿ahora es que te vas a poner a chillar?

Als hablo tan seca y ruda que me asuste, quise responderle, pero me di cuenta que ya un millón de lágrimas habían salido. Me separe rápidamente de sus cálidos abrazos.
-¿Pasa algo Jo?- Chantel me miro.- ¡Dios Jo! ¿Qué pasa, por qué lloras?- Rápido Jo, inventa algo...
-Nada chicas, es solo que me conmueve mucho que les preocupe tanto...- enjugue mis lágrimas en mi camisón de dormir.- Me sentía sola, pero ahora están ustedes aquí, así que me siento muy feliz.- sonrío con un poco de sinceridad y las miro fijamente, por el universo ellas también están llorando... Tan buena fue mi actuación.