De pequeña solía admirar los bellos vestidos que portaban las damas de compañía, claro no tan majestuosos como los de la reina o princesa pero destacaban mucho la belleza de la dama.
Le encantaba mirar los lujos que están tenían, jamás pensó ser afortunada en ser una pero ¿Se consideraría castigo o premio?.
Lisa la princesa tenía una personalidad un tanto extraña, podía hacerme desearla como a lo más delicioso o podía confundirte y cambiar tus sentimientos. Un remolino entero en su estómago era la sensación que lisa hacia a Jennie.
Su madre no paraba de sonreír en la caminata al palacio, su padre al contrario le dejaba pequeños pasteles en su maleta de ropa ambos la extrañarían mucho pero el deber con la nación llamaba a su hija.
Al pararse en la gran puerta real su madre acaricio los cabellos de su tierna hija, recordando la primera vez que la tubo en sus brazos esa niña linda que sonreía al jugar con sus cabellos.
Recordaba la primera vez que una gaviota casi se la llevaba por andar cogiendo los pescaditos. Entre risas beso su gente
—Te extrañaré mucho mi pequeña Jennie.
—Tambien te extrañaré mami, cuida mucho de papá y cuídate tú también.
Jennie tomo las maletas entrando y dejando atrás su bella familia, le dolía mucho pero si aceptaba ser dama de compañía ellos tendrían una cuota para vivir dada por el reino como agradecimiento de una buena dama de compañía un orgullo para muchos padres de la región.
Una pelinaranja la esperaba en vestido de dormir, jennie la miro con una mueca podía ver claramente sus ropas interiores por el camisón, con recelo giro su cabeza hacia las flores que habitaban en el camino hacia el palacio.
— Vaya ahora te haces la tímida, ayer querías besarme—Sonrio Lisa llevándola hacia su habitación, la dama de compañía compartía habitación con la princesa.
—Bien Lisa ya estoy aquí nececito saber que hacer.
—Pon tus cosas en los armarios acomodate, traeré tus vestidos de casa y te llevaré dónde Sofía ella sabrá que hacer contigo.
Jennie miraba a lisa salir de la habitación, suspirando sintió mucha soledad la habitación tenía muchas cosas color rosa, los muebles tenían decoraciones parecidas a la seda con la letra M en ellas, varias joyas iluminaban la habitación y un gran balcón con orquídeas decorando.
Con sigilo colocó todas las ropas en el armario, tendió su cama y se sentó en está a seguir esperando a lisa que con una sonrisa y un bonito vestido turquesa entró.
—Jennie colócate este vestido, y me avisas tengo que recoger tus cabellos.
—No puedo, este vestido es raro jamás se puse uno parecido.
—Claro olvidé que eras campesina—Una mirada de reproche hizo sonreír a lisa que con cuidado saco un corset a la medida y con algo de esfuerzo le puso a Jennie, el vestido vino después y sus cabellos recogidos en una trenza con varias flores.
Jennie parecía una auténtica princesa, lisa se sentía muy feliz por verla tan bella.
—Perfecto, señorita Jennie acompañeme y Princesa Lisa su clase de costura comienza en unos minutos.
Lisa se despidió y jennie siguió aquella mujer que tenía algunas arrugas en sus mejillas y unos hoyuelos marcados.
—¿Que debo—Fue interrumpida por una mano en su boca.
—Le daré cinco reglas que una dama siempre debe seguro señorita, este es un trabajo de belleza, clase y perfección.
Confío en las habilidades de la princesa lisa para escoger a su dama de compañía.
Siéntese por favor en la mesa.Jennie Asintió haciendo casó observando un libro de pasta verde en esta mesa.
—Regla número uno: Jamás debe dirigirse hacia tú, a cualquier invitado o a la princesa lisa.
Regla número dos: sus atuendos deben combinar siempre con la vestimenta de la princesa lisa.
Regla número tres: las órdenes de la princesa lisa se deben cumplir no importa cuál sea la petición.
Regla número cuatro: su vida debe dedicarse a servir y admirar a la princesa Lisa, tenga por seguro que no tendrá un marido si no su vida debe ser ma patria que está representa la princesa lisa—Jennie la miro con una mueca seguía sin entender por qué debía darle la vida a una princesa que no tenía nada de cuerda en su ser.—Regla número cinco: Recuerda siempre ver qué el aspecto de la princesa lisa sea elegante y bella.
—Entendido.
—Bien, disculpe ¿Que debo hacer ahora?.
—Es todo, Lisa te espera en la biblioteca última puerta a la derecha siempre mantente cerca de ella, solo retiraste si ella te lo pide.
Con pasos vagos jennie camino hacia la inmensa biblioteca, dónde lisa tomaba un libro de cuentos sobre la bella durmiente.
—Te debo la vida lisa—Hablo enojada.
—No precisamente preciosa, pero si, te acabas de atar a mi por siempre.
—Esto es injusto.
—No lo es—acerco sus pasos hacia jennie que con claro temor de sentó en un sofá cercano— Es el deber de una dama de compañía, no te negaste al venir y dudo que te niegas a lo que te espera Kim Jennie.
Con sigilo lisa acercó sus labios hacia los de jennie rozando los apenas, si tiendo la suavidad en estos los ojos de la contraria miraban la forma de los labios de lisa y en un pequeño beso ambos se unieron.Un pequeño roze apenas, pero lo suficiente para decir que le encantaba la sensación de ser presionada bajo el cuerpo de la perdición.
Jennie entraba en el oscuro juego de lisa, dónde te enamoradas o eras cobarde.
Lisa había capturado la vida de jennie en la palma de su mano, y la llevaría hacia el camino del destino cruel dónde dos almas se ubican para sufrir o morir juntas.
😋Está fuerte la tensión entre nuestras dos doncellas.
Espero les haya gustado no olviden dar una estrellita y su comentario que aprecio mucho las interacciones con la historia.
Tengan lindo día besitos de gomita 🍡.
ESTÁS LEYENDO
Entre castillos y claveles (Jenlisa)
FanfictionUna chica de alta sociedad gozaba de molestar la paciencia de una Castaña campesina con mal humor siempre. De aquella curiosidad había salido un bonito amorío, que se fue visto desmantelado por una bruja envidiosa. -Jenlisa y más shipps -Humor, Fluf...