#4 Querida hoja de papel...

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Sophie

- Querida hoja de papel hoy he conocido al chico más guapo que he visto jamás. Su nombre es Mark y va al mismo grado que yo, con un poco de suerte podría tocarnos juntos en alguna clase. Aunque la verdad la manera de conocerlo no ha sido la más romántica pero... Bueno dejémoslo ahí. Como las clases han empezado hoy, un viernes, pues me tengo que esperar hasta el lunes para poder verlo de nuevo y sinceramente la ansiedad me está matando...

Cerré la libreta y me incorporé de la cama donde estaba escribiendo tumbada para bajar a comer algo. Llevaba horas sin llevarme algo a la boca y con un poco de suerte puede que queden algunos Kinder en la despensa.

Bajé apresurada las escaleras deslizando mi mano suavemente por la barandilla y corrí a la despensa como si me fuera la vida en ello. Normalmente mi madre me reñiría por andar corriendo por las escaleras pero no está en casa.

No regresa hasta la noche.

Abro la puerta de la despensa y empiezo a mirar estantería por estantería ¿No hay absolutamente nada de chocolate? Yo así no puedo vivir tranquila.

Fuí a mi habitación corriendo y me senté en la orilla de la cama mientras me ataba los cordones de los botines. Obviamente pensaba ir a comprar comida.

Antes de salir por la puerta cogí algunas monedas sueltas de el escritorio y bajé apresurada.
Agarré las llaves de casa abrí la puerta y salí, pero antes de cerrarla ví como Katie levantaba la cabeza de su camita y se acercaba a la puerta
-¿Que pasa quieres venir conmigo?- me agaché para acariciarle la cabeza mientras ella maullaba. -Lo siento, pero tendrás que esperar a que venga, no creo que dejen entrar a gatos en el kiosko- Le di un toquecito gentil en la nariz con mi dedo índice y me puse de pié otravez cerrando la puerta detrás de mí con la llave. Me di la vuelta dejando atrás la casa y empezar a caminar cuando me encuentro de frente... Katie te dije que no. Que NO. - me agacho para llevarla en brazos suspirando de la frustración, ya que dentro del kiosko no pueden entrar animales, no sé cómo me las ingeniaré. Si la dejo esperando fuera obviamente se irá, y ya he comprobado que obediente no es.

Voy andando hacia la calle donde está la tiendecita mientras pienso como poder entrár. Cada vez estoy más cerca y se pueden llegar a ver algunas siluetas de personas esperando para entrar, cada vez esas siluetas son más claras ante mis ojos y me estoy empezando a poner nerviosa porque una de ellas se me hace familiar. Muy familiar, y creo que puedo adivinar de quién se trata.... Pelo rizado, rubio, alto, el amor de mi vida, y ojos café claro ¡Sophie vuelve al mundo real!

Vale haber tienes que actuar casual, pero no muy pasota, natural, pero no demasiado, coqueta, pero no muy egocéntrica ni tonta... Ahg esto va a ser difícil.

Estoy a unos metros de el y se a dado cuenta de mi presencia, SHIT. Espera un momento, ¡¿Esta rojo?! Y yo que creía que era la persona más vergonzosa del mundo, pues parece que no soy la única.

-Hola, Sophie que bueno verte por aquí ¿Que hay?- pienso mi respuesta para no cagarla al igual que esta mañana -Pues...- No joder, me tiembla la voz, parecen gallitos.
-Oh ¿ese gato es tuyo?- Gracias por haber preguntado pedazo de monumento, ahora tendré que hablar más... Sarcasmo.

-Si es mío- Mis ojos viajan hasta los suyos, son simples pero tienen un brillo de otro planeta, en seguida apartó la vista para no parecer que le estoy incomodando.

Cuando menos me lo espero ya es su turno para entrar y me quedo sola esperando fuera. Rápidamente sale con un paquete de chicles con sabor a mora y se apoya en el muro quedando frente a mí con un metro de separación como mucho.

-¿No vas a entrar?- antes de que pueda responder, su mirada apunta a la gata que llevo en brazos

-entiendo, dámela- sonrío en forma de agradecimiento y le pasó a Katie. En ese momento nuestras manos se rozan de una manera muy sutil haciendo como un cosquilleo. Él me sonríe con la gata en brazos y empujo la puerta del kiosko para entrar. Hay mucha variedad de chocolates y me cuesta elegir uno la verdad. Como he agarrado las monedas que tenía en el escritorio sin siquiera mirar tengo 1'50€ y el chocolate más barato cuesta 0'85 así que me llevo ese y un paquete de regaliz por 20 cnt. Salgo por la puerta y mi corazón deja de latir por un momento para luego ir más rápido.

Ellos no estaban

Mark

Ahora mismo solo quiero que la tierra me trague hasta que no quede ni un solo pelo en la superficie. Me encontraba escalando una farola para alcanzar a un gato subido al tejado de una casa, aterrorizado por un perro que lo acecha ladrando en el suelo.

A ver, a ver, que tiene su explicación, creo que empezaré más atrás.

Seis de la tarde...
- Deberías salir más- reprochó mi padre al ver que no salía de mi cuarto por horas. -Cuando yo tenía tu edad, se buscaba cualquier excusa para salir con los amigos y pasarla bien- se acomodó en el marco de la puerta pero si entrar en mi habitación

-Ya se papá, pero ahora mismo nadie- el me interrumpe

-¿Sabes que? Tus excusas ya no me valen, llevas ahí con los cascos echado en tu cama horas, así que... - me hace un gesto con la mano para que me acerque.

Me levanto con pereza de la cama y me mantengo en frente de el. Mi papá siempre a luchado para que no sea un vago como mi hermano, el ya tiene 19 años y vive fuera pero por culpa de estar todo el día sin hacer literalmente nada, no le a ido muy bien. Yo lo comprendo y no quiero ser como el, pero no significa que por estar un par de días tumbado jugando con la play tenga que ser un tipo inmaduro y que desaprovecha su vida.

-Toma, para que vallas al kiosko de dos calles abajo y me compres unos chicles- Extiende su mano frente a mí con 30 céntimos.

Resoplo de la frustración y cojo los 30 céntimos con un tono molesto. Que pereza de verdad.

Me pongo los botines y salgo.

Después de eso pasaron muchas cosas. En resumen Sophie llegó y estaba súper nervioso pero a la vez rezaba a mi padre por haberme hecho salir, ella llevaba una gata recostada en sus brazos y cuando llegó su turno no podía entrar con la gata así que me ofrecí a ayudarla.

Ella entró dándome una sonrisa amable. Yo me quedé fuera esperando con el gato. Desde lejos se escuchaban unos ladridos pero parecía que cada vez estaban más cerca, hasta que vi desde una silueta de un perro corriendo hacia mí.

Yo me mantuve bastante tranquilo porque no me dan miedo los perros pero la gata... Saltó de mis brazos escurriendo se entre ellos y empezó a correr huyendo del perro... Y bueno ahora estoy en una situación un tanto... No se como describirlo en una palabra pero me estoy empezando a marear, las alturas no son lo mío desde luego que no.

La verdad es que me estoy agobiando mucho, la gata no se acerca a mí y me estoy empezando a resbalar por la farola. Los ladridos continuos del perro hacen que me empieze a ladrar la cabeza y todo por... Ser tan yo. Nada me sale bien núnca y Sophie debe de estar muy preocupada ahora mismo, pero tengo las dos manos ocupadas sosteniendo la farola y no puedo coger el móvil, a parte no serviría de nada ya que no tengo su número.

Esto es un desastre.


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