LA CHICA DESASTRE ©°

PARTE II

UNA METIDA DE PATA
|Sara Stone|

No era la primera vez que estaba detenida en los amparos. Hacía como ocho años terminé en una situación similar por golpear a mi vecina al descubrirla robándose a mi perro.

Bueno, no era tan similar.

Ahora me encontraba presa mientras me acusaban de robo y para joder aún más la situación, en un lugar que desconocía por completo. ¿Qué se suponía que debía hacer? Habían pasado un poco más de seis horas que llevaba detenida. La mujer dio su testimonio y se marchó poco después. En mi caso, me ofrecieron una llamada, la cual rechacé. Simplemente no sabía a quien llamar. El hecho de que estuviese lejos de casa no era de mucha ayuda y él único que podría salvarme sería mi jefe.

"¡Hey!, fíjese que estoy encerrada tras unas celdas, pues me acusan de robo. Ja ja ja qué cómico, ¿no cree?" Obviamente no iba a llamarlo para decir tal cosa. Seguro mañana me liberaban.

-¿Qué? - cuestioné abruptamente - ¡Dos meses!

-Como no hay testigos que respalden su testimonio ante los hechos, su condena será en ese lapso de tiempo. A menos que salga bajo fianza. El robo es un tema serio, señorita.

-No puede hacerme esto. Yo vengo por trabajo y mi jefe me espera. - le expliqué - Verá, no soy de aquí. Todo ha sido un mal entendido.

-Tiene derecho a una llamada - repitió - Si quiere salir bajo fianza, llame a alguien.

-¿Me podría decir la hora?

- Son casi las diez de la noche, señorita. Le sugiero llame a alguien.

¡¿Las diez?!

Él de seguro ni siquiera se había percatado de mi ausencia, pero tampoco podía hacerme la digna y quedarme aquí, no cuando yo no había cometido ningún delito. Marqué su número y en el fondo deseaba que nadie contestara, pero como soy Sara y nada se me cumple, él contestó.

-: ¿Hola? - dijo. Y el escuchar su voz me calentó el alma.

- : Soy... Soy yo.

- ¿Sara?- su tono de voz reflejó un poco de sorpresa.

-: Si...

Me sentía sumamente avergonzada y quería llorar como una niña pequeña.

-: ¿Dónde carajos estás? - gruñó a través de la línea en un grito - Llevo horas buscándote como un loco, joder.

-: Pues ya me ha encontrado-bromeé.

-: No juegues con mi paciencia y dime dónde estas -. Musitó con suma exigencia.

-: ¡Hey!, fíjese que estoy encerrada tras unas celdas, pues me acusan de robo. - intenté decirlo con el mayor entusiasmo posible, como si se tratase de un chiste.

-: ¿Qué?

-:¡Estoy en la cárcel! - confesé y me solté a llorar.

Lo escuché suspirar y después resoplar, donde dejó pasar un largo silencio que me pareció una eternidad.

-: Voy para allá, creo saber donde estas. - dijo y colgó.

Al menos no me gritó y me dejó a mi suerte.

Me estaba quedando dormida sobre un petate-Estaba exhausta y mi cabeza me dolía horrores - cuando en eso mi celda se abrió y me dejaron salir. No habían pasado ni veinte minutos de nuestra llamada. Señal de que se vino como un cohete.

- Ya puede irse - comentó un guardia - Han pagado su fianza.

- ¡Lo que hacen por dinero! - le grité a la cara.