☁12. The Sheriff☁

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Era de noche, algunas de las calles en la ciudad de Los Ángeles se encontraban vacías. Pero para ser sinceros, las calles de Los Ángeles nunca se encontraban realmente vacías o muy seguras que digamos, y mucho menos en estos años, los años 70s.

La prostitución en las esquinas y la venta de drogas a altas horas de la noche, se encontraban a flor de piel. No era muy seguro salir de noche o madrugada, en especial si eras mujer. Por alguna razón, en los 70s abundaban los asesinos seriales en todo Estados Unidos, parecía que los estuvieran rifando en todo el país, por lo que las personas estaban alertas la mayor parte del tiempo. 

Las calles de Los Ángeles eran así, en el día podría ser un lugar con aires frescos y sol reluciente, pero en la noche, era un lugar peligroso, por lo que el Sheriff James Barnes tenía que hacer sus rondas nocturnas por algunas zonas de Los Ángeles.

 Era un tipo atractivo, cabello negro, siempre bien peinado. Tenía hermosos ojos azules, pestañas hermosas. Tenía unos labios medianos y rosados. Tenía una mandíbula fuerte con la barbilla partida. Era un hombre alto, siempre uniformado, siendo el suspiro de muchas adolescentes de por el lugar, pero el hombre era casado, pero sin hijos. Su esposa era una hermosa mujer de cabellos pelirrojos, ojos azules, rostro seductor, figura despampanante. La hermosa Natasha Romanoff.

Ahí se encontraba, haciendo sus rondas, verificando que todo estuviera en orden. Su patrulla iba lento, observando todo, pero para serles sinceros, el hombre manejaba con intenciones de llegar a una calle en particular. Apago las luces de su coche, y avanzó aún más lento. 

Ahí estaban, el puñado de chicos, todos alrededor de unos 15-20 años, todos chicos sin hogar que sólo buscaban la forma de sobrevivir en esa selva llamada Los Ángeles. 

El sheriff Barnes, siempre rondaba esa calle en específico, y no porque quisiera hacer un complot y arrestar a todos esos chiquillos necesitados de plata, por estarse prostituyendo. La verdad era, que había un hermoso chico entre todos esos, un hermoso chico que le llamaba la atención. Un hermoso chico que se había metido en problemas muchas veces, a veces salía golpeado de los autos de sus clientes, y muchas de esas veces, el Sheriff tuvo que respaldar al pobre chico, golpeando a los sujetos asquerosos sin un gramo de educación. Era sólo un hermoso chico de 19 años al que quería ayudar, trato de encontrarle un empleo decente, pero nunca lo aceptaban. 

El chico era precioso, tenía una cara fina, ojos preciosos color avellana, cuerpo delgado, cabellos color caramelo. A lo que Barnes había visto, el joven tenía lunares en su rostro y cuello. El hombre quería averiguar si había más lunares en su cuerpo, es por eso que esa noche se encontraba ahí. 

Avanzó, al momento en que los chicos lo vieron, salieron corriendo, pues no querían ser arrestados, pero sólo hubo uno que no corrió, ese alguien era Helmut Zemo, quien lo veía con una ligera sonrisa. Barnes acercó el auto, hasta quedar a un lado del joven.

"¿en qué puedo ayudarle Sheriff Barnes?" Se apoyó en la ventana con una sonrisa, le alegraba que fuera James.

"Sube al auto, Zemo" lo miró con una sonrisa. Helmut quedó algo confundido, pero aceptó.

Rodeó el auto y subió de copiloto. Barnes arrancó el auto, para dirigirse a un callejón sin salida, lucía bastante tétrico.

"¿qué hacemos aquí, Sheriff?" 

Ambos se miraron fijamente. James se quitó su sombrero y lo dejó sobre el tablero del coche, rascó un poco su cabeza. Helmut lo veía fascinado, pues el hombre era jodidamente atractivo.

"¿por qué sigues haciendo esto?" Lo miro.

"Porque necesito sobrevivir...es la única forma en la que ganó dinero" lo miro, para después bajar su mirada a la entrepierna de Barnes.

MAGIC CITY/One-Shots WinterBaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora