Capítulo 1

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Las gotas impactaban con violencia contra el cemento, bajé del taxi sujetando mi abrigo justo por pecho y corrí los pocos metros para entrar al edificio. Vicente me saludó con una sonrisa, como siempre, que le devolví amable. Caminé hacia el ascensor y apreté el botón para subir, de inmediato se abrió la puerta y entré, toqué el botón del piso 5 y esperé con cierta impaciencia el llegar a mi destino. Se abrieron las puertas y rápidamente saqué las llaves de mi bolso, abrí y entré, el habitual olor de mi apartamento inundó mis fosas nasales miré el reloj de mi muñeca y comprobé que faltaba justo una hora para que Charlie pasara por mí, así que de inmediato me metí al baño y me di una rápida ducha. Terminé de arreglarme justo 5 minutos antes de las 9, me había decidido por un vestido negro corto de tirantes que dejaba mi espalda descubierta y unos tacones del mismo color. Salí de la habitación y me senté en el sofá a esperarlo. Tomé el móvil y me di cuenta de que tenía un mensaje nuevo en el buzón así que marqué y deseé no haber escuchado su voz:

– ¡Feliz Cumpleaños Eva!, cariño, no sabes cómo lamento no poder llevarte hoy a cenar, pero es imprescindible para la empresa que cierre este contrato, representa el ingreso de muchos millones y por más que supliqué a Iván que enviara a alguien más no quiso, me reitero que sólo yo podía convencer al cliente, te prometo que te lo compensaré bonita, recuerda que te quiero.

– Joder... – murmuré, cerré los ojos resignada y dejé caer mi cabeza en el respaldo del sofá, en ese instante odié el hecho de que mi cumpleaños cayera justo un martes y que la única persona que tuviera cerca para celebrarlo <el cuál era mi novio> tenga que cumplir con un compromiso laboral. Deseé en ese momento seguir viviendo en Coruña, al menos tendría compañía, entonces recordé que no tendría el magnífico empleo que ahora tenía que, aparte de disfrutar, me permite darme varios lujos.

Me levanté del sofá y me dirigí a la cocina, busqué en la bodega una botella de vino rosa, por lo general no bebía alcohol, no lo disfrutaba y me sentaba fatal, pero necesitaba algo que me ayudara a dormir porque del cabreo no iba a pegar un ojo en toda la noche. Cogí el abridor y una copa, "Feliz cumpleaños Eva", me dije y alcé la copa, como brindando con el aire, por la pequeña abertura que formaban mis labios dejé escapar un suspiro largo y pesado expulsando de mi cuerpo, además de aire, las voces que se repetían en mi cabeza que me decían que esto no estaba bien, abrí los ojos y le di un trago considerable.

Me senté frente al televisor y puse un poco de música suave, era mi cumpleaños número 24 y lo estaba celebrando sola, lo que orilló a que hiciera un recuento de mi vida, a decir verdad, la gran mayoría de mis cumpleaños habían sido aburridos, a excepción de número 21 que Charlie me organizó una fiesta sorpresa. En general, mi vida era bastante monótona, centrada básicamente en mi trabajo y en mi novio, un importante corredor de bolsa que me dedicaba las pocas horas que su trabajo le permitía, en cuanto a amigas, sólo dos, una casada y la otra madre soltera, genial, no tenía opciones de con quién pasar este cumpleaños.

El sonido de mi móvil me sacó de pensamientos, me levanté y por costumbre tomé mi bolso olvidando que en realidad lo había aventado al sofá cuando Charlie me llamó. Justo cuando tomé el móvil dejó de sonar, era Jojó, quería devolverle la llamada, pero la verdad no tenía humor para escuchar a mi madre y a Juanmi, mi alocado padrastro, así que volví a sentarme en el sofá justo a mi copa. Vacié todo el contenido de mi bolso sobre este, había un gran surtido de cosas, boletos de cine, tarjetas de restaurantes, servilletas, chicles, pendientes, labiales, así que empecé a seleccionar lo que podría servirme y lo que era basura. De pronto, una servilleta con algo escrito llamó mi atención, era un número de móvil y una frase escrita debajo, "Clave: ¿Estás libre esta noche?", entonces recordé la plática fortuita que había tenido con una chica en el baño de aquel bar al que fui con unos compañeros de la oficina tres semanas atrás. Donde ya con unas copas encima me quejé de la poca atención de mi novio, ella sacó una servilleta y anotó esos datos, "no te vas a arrepentir, sólo di la clave y entrarás al paraíso, el chico es un dios y te aseguro que te dejará sin sentido".

Mire fijamente la servilleta, releí varias veces el número y la frase, era una locura, citar a un completo desconocido a mi piso tan sólo por la inmensa soledad que sentía y, además con qué fines, no iríamos a cenar precisamente, esa chica me había dejado muy claras cuales eran las habilidades de su "amigo". <<¿Y qué más daba hacer una locura en mi cumpleaños?>>, siempre he sido una chica muy correcta, ni siquiera en el instituto me había saltado clases, siempre tenía las mejores calificaciones, nunca les había dado un dolor de cabeza a mis padres y mi jefe siempre alababa mi sentido de la responsabilidad, así que, a la mierda todo tenía derecho a divertirme, además ya estaba maquillada y arreglada.

Nerviosa tomé mi móvil, digité los números, pero al momento de presionar el botón de llamar me acobardé y entonces terminé presionando el de colgar, repetí el mismo procedimiento varias veces mientras mi corazón se aceleraba con cada intento. Bebí el último trago de lo que quedaba de vino en mi copa y me dio el valor que me faltaba, así que finalmente presioné el maldito botón de llamar mientras sentía los latidos de mi corazón en mis oídos y como los dedos de mi mano que había quedado libre golpeaban suavemente mi muslo. Uno, dos, tres, tonos, << pero ¿en qué estaba pensando?>>, era martes y seguramente él tenía una vida y asuntos que atender, estaba por colgar cuando una voz con un acento muy marcado me dijo "hola", me quedé muda, mis manos sudaban y creo que todo mi cuerpo temblaba por los nervios, "hola", volvió a decir el extraño ahora con un tono más sensual.

– ¿Estás libre está noche? – dije atropelladamente cerrando los ojos como si él me estuviera viendo.

– Sí, ¿en dónde nos vemos? – respondió y casi pude asegurar que sonreía.

– No lo sé, tú dime – no iba a citarlo a mi piso, alguien podría verlo, Vicente conocía a todas las personas de este edificio y por supuesto a Charlie.

– ¿Te queda cerca el Hotel Grand París? – muy conveniente, cómo no se me ocurrió.

– Como a 20 minutos – dije no muy segura, pellizcándome el puente de mi nariz.

– Te veo en el lobby en media hora, ¿te parece bien?

– Sí, claro – contesté rápidamente.

– ¿Cómo te reconozco?

– Mmm pues... mido 1.65, traigo puesto un vestido negro corto, tacones negros, mi pelo es castaño y me llega hasta la cintura... y... yo, ¿cómo te reconozco a ti?

– Simplemente lo sabrás, en media hora te veo.


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AVISO IMPORTANTE : CONTENIDO SEXUAL Y LENGUAJE EXPLICITO. 

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¡Feliz Lunes de Wattpad!

Este capítulo es ***solo el comienzo*** de una noche muy interesante. 

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Pleasure : Las Reglas (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora