5. Decadencia

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<Zona norte del continente, capital del Imperio, boticaria: La Brisa Matutina, una hora después>

"ya... casi... hecho" una vos pequeña y tranquila resonó levemente dentro de un almacén de una boticaria, la vos en sí misma no sonaba recortada o cansada, pero era inconfundiblemente forzada.

Sangre, trozos de piel y fragmentos de hueso adornaban el suelo del pequeño almacén que había reabierto recientemente sus funciones como clínica aunque es la primera vez que se lleva a cabo un procedimiento como este dentro de estas paredes. Las respiraciones tranquilas de su último paciente impregnaron ligeramente el área antes de ser reemplazadas por los sonidos de puntadas.

"..." movimientos metódicos, precisos y sobre todo rápidos, realizaron la labor de unir la piel recientemente retirada una con la otra, mientras el supervisor de tal proceso hacia pausas mínimas para la aplicación de dosis exactas de una solución que tenía a su disposición con el uso de una jeringa.

Realizar todas las puntadas y administración de la poción no llevo más de dos minutos. Las manos se movieron sin la más mínima vacilación hasta que se hizo el corte en el hilo sobrante al hacer la última sutura.

¡Snip!... ¡Tick! ¡Tick!

El sonido de unas tijeras y aguja hicieron eco en el almacén tan pronto como estas fueron dejadas en una mesilla cercana. Una mano se movió hacia un bolso negro cercano y se extrajo un paño y una botella con algún líquido transparente.

La mano fue hábil para destapar, vaciar un poco del líquido en la tela y cerrar en frasco por si solo antes de pasarla por toda el área en la que se había realizado la operación, teniendo cuidado de no tocar demasiado las suturas, limpiándola apropiadamente antes de hacer el último paso.

'ahora la gaza...' Bell pensó mientras buscaba un rollo nuevo en su bolso, ignorando el entumecimiento y la leve picazón en su rostro y garganta mientras la poción hacia su trabajo, reconectando los vasos sanguíneos y la piel separada. Tendría que esperar unos días para quitar las puntadas en el rostro pero su garganta tardaría un poco más.

Sin darse la oportunidad de contemplarse en el espejo, Bell rápidamente empezó a envolver la gaza sobre su cara y cuello que empezaban a inflamarse al recurar su circulación, antes de hacer los nudos apropiados para mantener las vendas fijas pero sin retener el flujo sanguíneo. Dos minutos después el resultado era visible para todos el que lo miraran.

"..." Bell se miró al espejo y notó que se vie igual a una de esas criaturas envueltas en vendas descritas en una de las historias de terror del Desierto de Kaios que una vez había leído... "el faraón" Bell creyó que se titulaba...

'insectos come hombres y sectas malévolas a parte... debería ver si algo de eso es cierto... en realidad podría hacer algo sobre medio una maldición para mantener vivió a la gente incluso si es en contra de su voluntad' Bell pensó mientras trataba de recordar los detalles de esa historia, pero no había mucho éxito.

Bueno era solo un pensamiento y tendría mucho tiempo de en su propia agenda para decidir hacer o no el viaje. Bell se levantó de la silla y empezó a organizar todos los elementos que había movido antes de su operación al lugar donde los encontró a la vez que limpiaba el piso y mobiliario del almacén.

Una vez terminado Bell se miró a si mismo antes de empezar a asearse y quitarse las manchas y restos que quedaron en su cuerpo. Afortunadamente no fueron tantas como esperaba. Bell recogió el vestuario que había usado en el ritual así como el resto de la ropa que había tomado y volvió a ponérsela.

Danmachi: Rigor MortisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora