Miranda Lee no podía encontrarse en un aprieto más grande que en el que estaba enredada. No tener su billonaria herencia, morirse de hambre y dormir en las frías calles de Seúl, no eran parte de los planes en su acomodado estilo de vida. Pero ahí se encontraba, al filo de la incertidumbre y pendiendo de las decisiones egoístas de alguien más.—Oh, pobre niña rica —Chasqueaba su lengua divertido, tomándole el mentón de forma agraciada para que pudiese levantar la mirada estoica como siempre—, ¿O debo decir, pobre niña pobre? —Se burlaba, se burlaba tanto que incluso sintió un cúmulo de ardientes lágrimas atentar con deslizarse de sus perfectos ojos delineados.
—Vete al infierno, John. —No se calló, a pesar que su corazón martillaba adolorido.
—Esa boca tuya —Siseó desaprobándolo. Pero ella lo pudo ver, la excitación desfilando por su mirada oscura, prometiéndole algo sin palabras—, será tu perdición si no sabes cerrarla. —Y la amenaza fue tácita e imperceptible para todos los que presenciaban la escena, menos para Miranda, que literalmente era partícipe de la promesa instalada en el duro rostro de John Suh.
Se cuestionó excesivamente en ese instante. Aunque temblaba, ella no pudo identificar si era debido a la humillación que sentía o por la anticipación de descubrir qué le venía si seguía desafiando al firme hombre que la sostenía frente a todo un público de gente interesada y pervertida.
—¿Qué pasará si no quiero seguir tus órdenes? —Empujó con fuerza, venenosa y arisca, deseando poder deshacerse del agarre del hombre que ya quemaba contra su piel, haciéndola hormiguear.
Una sonrisa tentadora se paseó por los finos labios de él, jugueteando con la inestabilidad del cuerpo de ella, burlándose al verla reaccionar por ese mínimo y malvado gesto. Mucho antes que ella pudiese dar un paso atrás, John acercó su filosa boca a la oreja contraria, exhalando aire caliente que le hizo tiritar de pies a cabeza del simple hecho de tenerle tan cerca.
Lo odiaba, pero a la vez, no podía echarle a un lado por más que quisiese.
—Estarás tan jodida, preciosa. —Riéndose sin humor, plantó un beso casto detrás de la oreja de la chica, arrebatándole un jadeo que la dejó en evidencia.
Ella había firmado su sentencia de muerte al entrar en ese jodido bar aquella noche, y a esas alturas ya no tenía manera de escapar aunque deseaba hacerlo. Después de todo, Miranda seguía siendo una chiquilla rica, una que respiraba por el dinero y que ahora dependía de un sueldo para poder subsistir en una ciudad tan consumidora. Sí, ella estaba en manos de John Suh. Se echó a la cueva del lobo sin pensarlo dos veces por un par de billetes y una sonrisa bonita que no presagiaba nada bueno.
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𝐑𝐢𝐜𝐡 𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐂𝐫𝐲 (Próximamente)
𝐖𝐀𝐑𝐍𝐈𝐍𝐆𝐒: Smut, palabras altisonantes, mal vocabulario y sí, mención de temas como: abuso físico y psicológico, suicidio (Levemente, pero sólo es un aviso)
Sí son sensibles a estos temas, eviten leer, y por favor, es importante el respeto el unx por el otrx.
Nos leemos, xox—Lena.
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𝐑𝐢𝐜𝐡 𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐂𝐫𝐲 [NCT REVERSE HAREM]
Fanfiction« Oh, pobre niña rica... ¿O debería decir, pobre niña pobre? » El lugar de una mujer de alta sociedad estaba más que claro: tras las espaldas de un hombre. Miranda Lee no fue hecha para ir detrás de nadie, y le demostraría a cualquiera lo contrario...