XVII ‐ {I've been waiting for you}

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Auron se encontraba tranquilamente sentado en el sofá, tarareando de forma suave una canción, acariciando delicadamente su vientre, el cual había crecido de forma considerable, y manteniendo los ojos cerrados, disfrutando los últimos minutos antes de irse.

Los meses habían transcurrido de forma tranquila y sin ningún tipo de problema, la pareja había avanzado mucho, llegando hasta el punto de dormir juntos, mas sin llegar a mayores, solo abrazándose y sintiendo como si sus sueños fuesen mejores solo por el hecho de pasar las noches en los brazos del otro.

Ya se habían vuelto comunes las caricias tímidas, los besos fugaces y las miradas mutuas que podían durar varios minutos, donde sentían que el mundo a su alrededor no existía.

Fue por esa misma seguridad que Auron estaba logrando tener nuevamente gracias a su Alfa, que hace un par de semanas atrás había decidido que ya era hora de acercarse a sus seres queridos, incluso si eran Alfas o Betas, decisión que le informó a Reborn y posteriormente por llamada a 8cho, quien al momento de decírselo comenzó a organizar una celebración para el nacimiento del cachorro de la pareja, la que se llevaría a cabo en la cafetería esa misma tarde.

— De acuerdo, ya tengo tus pastillas guardadas en mi mochila y mi móvil tiene una alarma por cada una de ellas para no olvidar ninguna. — El Alfa apareció por el pasillo, dejando lo que debía llevar sobre la mesa. — Por otro lado, en caso de tener cualquier tipo de antojo, de sentir dolor o de sentirte agobiado, me lo dices de inmediato, ¿sí? — Se acercó a su pareja, quien lentamente abrió los ojos para verlo con una sonrisa.

— Que sí. Deja de preocuparte tanto, te dije que estaba listo para esto... Solo no te alejes de mí.

— Y yo te dije que no lo haría, tampoco te preocupes. — Se acercó y se puso en cuclillas frente al más bajo para poder quedar a la altura del vientre de éste, el cual comenzó a acariciar con cariño. — Sé que te falta muy poco para nacer, pero intenta quedarte ahí por hoy al menos. — Le habló a su cachorro, para seguidamente ponerse de pie. — ¿Estás listo? — Le preguntó esta vez a su predestinado.

— Claro. — Respondió, intentando ponerse de pie.

— No hagas esfuerzo, coño. — Le reprochó al momento de ayudarlo.

— ¿Esfuerzo de qué? Me has ayudado a hacer todo durante estos meses, al menos deja que me pare del sofá yo solo. — Un puchero se formó en sus labios.

— Me niego. — Se acercó para acunarle el rostro entre sus manos y después morderle con cuidado su labio inferior, jalándolo ligeramente. — Auron, sé que tal vez no debería pedir esto, pero... ¿Puedo marcarte con mi aroma al menos? Hemos pasado tanto tiempo solos que no me gusta la idea de que otro Alfa pueda siquiera mirarte. — Dijo casi gruñendo, algo que a Auron le resultó muy atractivo.

— No. — Dijo de forma seria, descolocando un tanto al otro, quien lo miró con una ceja alzada. — Prefiero una marca temporal. — Desvió la mirada hacia otro lado, de modo que su vergüenza no aumentara aún más. Lo cierto era que él también se había acostumbrado a estar solo con su predestinado y habían ciertas cosas que le aterraba pensar, como por ejemplo el hecho de que, al no haber establecido un vínculo definitivo mediante una marca de por vida, cualquiera podría morderlo sin su consentimiento. Era una idea extremista si se paraba a meditarlo, pero que de todas formas lo asustaba al pensar que saldrían se su hogar durante varias horas.

— ¿Estás seguro? — Al recibir un asentimiento y el dulce aroma de las feromonas contrarias como respuesta, tragó saliva nervioso. Debía controlarse.

Volvió a gruñir antes de que el aroma a café se mezclara con el chocolate y también antes de guiar nuevamente al Omega hasta sentarse ambos en el sofá, esta vez con el bajito sobre su regazo. Hizo que moviera ligeramente su cabeza para dejar su cuello al descubierto, algo que causó que se le hiciera agua la boca y sus pupilas se dilataran. Debía mantener el control sobre sus acciones, mas no podía negar que aquello era algo que todo Alfa esperaba ansioso, incluso si solo era una marca temporal, el solo hecho de mostrarle al mundo que su Omega le pertenecía a él y solo a él, le causaba una sensación muy placentera que le recorría todo el cuerpo.

Karmaland's Maid Cafe // RebornplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora