Secretos y mentiras

Capítulo 23

Declaraciones

Scott

Conocí a Jenna al entrar a la academia. No miento al decir que desde el primer momento que la miré haciendo una rabieta y despotricando contra uno de sus superiores quedé enamorado de ella.

No me podía sacar de la cabeza el recuerdo de la chica insolente que se molestaba cuando algo no le parecía justo.

Me gustaba y no paré hasta conseguir que se fijara en mí. Admito que fue complicado y no esperaba menos de ella pero fui el hombre más feliz del mundo cuando comenzamos a salir, hubo química desde un principio, después vino nuestro noviazgo y no digo que todo fue color de rosa pues en toda relación hay malos momentos pero ahora no me puedo sentir más completo al saber que pronto me casaré con ella. Con el amor de mi vida, con la mujer que amo y la que me va a dar un hijo haciéndome más feliz de lo que ya soy.

Agradezco a mis padres por haber tenido la iniciativa de llevarme a la academia ya que ahí no solo conocí a la mujer que amo sino también a mi mejor amigo, a quién es como un hermano. También conocí a las chicas y eso me hace muy feliz.

Lo que se cree de Damien no es lo que en verdad es. En el comando hubo un tiempo en que tenía una muy mala reputación y no porque haya hecho un mal trabajo, ya que siempre ha sido demasiado perfeccionista con lo que hace si no porque se creía que era un mujeriego empedernido y aunque ahora me de risa recordar ese tiempo antes no era así.
Conocí a mi mejor amigo siendo un hombre solitario, su vida desde que era un niño fue difícil y lo he visto levantarse una y otra vez de todo lo malo por lo que ha tenido que pasar.

Lo que se creía de él no tiene nada que ver con lo que en verdad es. Jamás fue un mujeriego empedernido, o un imbécil con las mujeres y tiempo después él mismo se encargó de hacer ver lo que en realidad es.

Soy una persona insistente pero no voy a negar que me costó trabajo hacer que se abriera conmigo. Tuvieron que pasar varios años hasta que pude entender del todo porqué es como es.

No lo juzgo, jamás lo he hecho y jamás lo haría, por el contrario estoy muy orgulloso de él y es a quién más admiro incluso si no le gusta que se lo diga.
Las luces de la discoteca son cegadoras a tal punto de hacerme cerrar los ojos un momento antes de mirar directo a los estantes con todo tipo de licores.

A mi lado yace el comandante bebiendo como si su vida dependiera de ello. No me gusta verlo así porque sé que está intentando olvidarse de algo que lo tiene preocupado y dolido.

Hago una mueca cuando se empina trago tras trago sin apenas detenerse a respirar para beber el próximo.

Verlo así me recuerda a lo que tuvo que pasar años atrás cuando Anastasia se fue. Nadie tenía idea de que había pasado, un día estaban bien y al siguiente ella se había marchado sin decir una palabra.

Miré a Damien en su peor faceta. Estaba desesperado, preocupado, dolido y sobre todo enojado.

Alejó a todo el mundo de él, no quiso ver a su madre durante meses, con su padre jamás ha tenido buena relación por lo que no tuvo problema en mandarlo al demonio. Se encerró en su apartamento tratando de entender que había pasado con la persona que él más amaba.

Incluso si Ross es como su padre y yo como su hermano la persona con la que se abrió en menor tiempo fue con Anastasia. Todas las personas cercanas a él fuimos testigos de lo mucho que la quiso y a pesar de cómo era, de su carácter y todo lo demás no se rehusó a sentir nada de lo que Annie le hacía sentir, no se negó a tener una relación y lo miré entregarse por completo a ella y a lo que tenían pero cuando mi amiga se fue todo estuvo mal.