Le dolía..
Le dolía cómo el infierno.
— Perdón, Yaku–San.. — ¿Cuántas veces había repetido aquello?
— Ugh, tus disculpas no sirven, ¿Cómo demonios quieres ser el as del equipo si no puedes hacer una buena recepción? — Un gran dolor se plantó en su pecho, no era la primera vez que lo trataba así o se burlaba de su sueño.
Pero seguía doliendo..
La práctica finalizó y todos empezaron a ordenar el gimnasio.
Él simplemente recogía las pelotas regadas por todo el lugar, estaba más que desanimado, solo quería llorar.
¿Por qué no puedo hacer nada bien?
Se preguntaba a si mismo.
— Oye Lev, termina de una vez, sirve para algo.
Por favor.. Cállate.
— ¡Claro Yaku–San! ¡Ya termino! — Nuevamente fingió sonreír.
— Ajá, no es mi culpa si me voy solo a casa, no pienso esperarte una hora.
Yaku–San, ¿Acaso no sabes que yo también tengo sentimientos..?
— ¡Me apuraré!
Continuó guardando lo que quedaba mientras Shibayama lo esperaba en la puerta del gimnasio.
— Shibayama.. ¿No tenías que irte a casa? — Consultó.
— Hoy me tocaba cerrar el gimnasio, además, no podía dejarte aquí solo. — Shibayama le sonrió, él le sonrió de vuelta.
Una vez ambos se cambiaron, Shibayama empezó a dirigirse a su hogar por un camino distinto al suyo, no sin antes saludarlo, claro.
Se sentía animado, le gustaba hablar con Shibayama, al menos él lo trataba bien..
Pero su gran animo se desvaneció cuando observo la baja figura de su pareja a unos pocos pasos.
Aparentemente, Morisuke se percató de su presencia, volteandose a verlo, claramente molesto.
— Estoy esperandote aquí hace quince minutos idiota, ¿Qué mierda hacías? — Se desanimo nuevamente.
A veces, solo a veces, desearía no haberse enamorado de ese chico.
— Lo siento, me quedé hablando con Shibayama.. — Lo pasó de largo.
No lloraría.
No ahora..
— ¿Shibayama? ¿Y tú desde cuando hablas con él?
No hagas una escena de celos ahora, por favor..
Decidió no contestar, o su voz se rompería, iba a llorar, Morisuke se reiría de él, simplemente haría el ridículo.
— ¡Oye imbécil! ¡No me ignores! — Yaku se colocó frente a él, cuando notó que este estaba llorando. — Lev, ¿Por qué..
— Yaku–San.. ¿Usted me ama? — Levantó la vista, viendo cómo Yaku lo miraba desconcertado.
— ¿De qué hablas Lev? Tú, imbé–
— No lo haces, ¿Cierto? — Sonrió, mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas.
Morisuke se sintió tan.. Impotente.
— Lev.. — Balbuceó el más bajo.
Mientras él solo lloraba, se sentía tan patético.
Las ganas de llorar invadieron al mayor, entonces siempre fue su culpa.
Yaku rodeó con sus brazos su cuerpo, ya no quería estar ahí, no quería ver al único ser que lo amaba llorar, no quería admitir que lo hacía por su culpa.
— Yo.. — Morisuke pensó en sus palabras — Te amo, Lev.. Te amo..