Me dispuse a leer toda la tarde, maravillada por mi lectura. Decidí darme un refrescante y reconfortante baño de agua tibia, me di la libertad de llenar aquella bañera con flores de distintas intensidades y colores, cuando me di cuenta oí unos truenos que decoraban seguramente el maravilloso cielo azul. Salí de la ducha, tendí sobre mi cuerpo un camisón hermoso, este era de un blanco pálido, era suave como la seda, y una gasa transparente se tendía sobre mis brazos hasta llegar un poco mas allá del codo para terminar con un bonito decorado esponjoso y suave, con nada más verla ,aquella vestimenta desprendía una energía ensoñadora, cuando estuve en mi cuarto solté un gritito de alegría, me dirigí casi corriendo hacia mi gran ventanal, mis ojos brillaron resplandecientes ante tanta adoración por aquel paisaje. Todo mi ventanal estaba siendo empapado por pequeñas pero innumerables gotas, para su gran sorpresa y alegría ,el cielo estaba teñido por un melancólico y alegre color oro suave, era simplemente hermoso, sin duda aquella lluvia de verano era de sus favoritas, la lluvia ,gracias al viento bailaba de un lado a otro, dando la razón a su pensamiento sobre si aquella hermosura era una lluvia de verano, se quedó mirando aquel inigualable escenario durante varios minutos, era como si el sol de aquellos melancólicos veranos iluminase todo pero sin su efecto térmico, cosa que me volvía una loca enamorada, sin pensarlo dos veces fui escaleras abajo y me dirigí hacia el extenso claro a los pies de mi casa, era precioso, la lluvia la empapó en cuestión de segundos haciendo que riera, miré hacia arriba dejando que las gotas resbalaran por mi piel, de pronto empecé a sentir que las gotitas eran un poco más sólidas, al caer en la cuenta de que se trataba abrí mis ojos, era granizo claramente, pero no era dañino solo se deslizaba por mi piel con dulzura, tiempo después dejó de granizar y despertó la lluvia de nuevo, corrí por el verdoso claro riendo y bailando, solté gritos de júbilo y emoción , sentía una inmensa alegría en aquellos vaporeantes y libertadores momentos , extendí mis brazos y alcé de nuevo la cabeza observando el dorado cielo, cerré mis ojos plácidamente , y me dediqué a maravillar a mis oídos con el sonido de aquella lluvia tan reconfortante y relajante ,tal fue mi adoración a aquel sonido que mi cuerpo se adormilo un poco, cayendo tendida en el suave césped, admire el sonido para después abrir los ojos y encontrarme con un más común cielo gris, me agradó igual, pero aquel dorado no se veía todos los días de nuestra corta vida, y allí en mi lugar favorito, con mi sonido y escenario favorito quedé tendida bajo unos reconfortantes brazos de Morfeo.