Capítulo 24

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COMNETARIO ESTRELLA (22/08/2021) Lechuga_con_sal Así se habla Ashton, estoy orgullosa

Capítulo 24| Stuart Little 

Contuve el aire en mis pulmones cuando la escena más triste de toda su hermosa historia de amor, sucedió. 

Joo Goon no podía estar muerto. Si, Tae Yang estaba viendo su fantasma, pero ¡Vamos! le faltaba para terminar. Malditos guionistas de kdramas, sabían cómo darte una puñalada en el medio del corazón y hacerte desangrar.

—Pucha. ¿Se imaginan poder ver fantasmas y enterarte de esa manera que el amor de tu vida murió? —la voz de An salió ahogada y ronca, casi imperceptible.

Ella era llanto puro, tenía los ojos empapados, el maquillaje corrido hasta sus mejillas y la nariz roja. Era normal verla así, y a mi también cuando se trataban de dramas asiáticos. Pero por alguna razón estaba llorando más que de costumbre. Me acurruqué en el sofá del cuarto de Daymond y me soné la nariz tratando de tranquilizarme. 

Daymond paseó la mirada de una a la otra y se limpió de manera silenciosa una lágrima que corrió por su mejilla casi de manera involuntaria. Quien hubiera visto su expresión no imaginaría que estaba llorando, pero nosotras la conocíamos.

—Luego vamos a seguir con Fated to love you —comunicó él desde el piso con la mayor simpleza que pudo fingir.

Clavé la mirada en su inmundo ser, pero no me observó para percatarse.

—¿Por qué tienen que ser las tristes? —habíamos decidido mirar kdramas de años atrás, y me agradaba la idea. Pero Daymond había sido el encargado de hacer una lista y sabía muy bien que ese también era para llorar —¿No se te ocurrió anotar una comedia romántica? ¿Terror? ¿Misterio? ¿Buscas hacernos entrar en depresión?

—No seas quejosa, Lúa —soltó medio riendo. A él lo divertía mucho la situación.

—Y tú no seas sádico, que solo lo haces para que lloremos —intervino Annaí con el mismo tono desgarrador de antes —. Te juro que como no acaben juntos voy a dejar de ayudarte con matemáticas. Idiota. 

Daymond se carcajeó los siguientes treinta segundos antes de que el timbre de su casa. Si, estábamos en su casa porque tenía un televisor gigante para él en su cuarto, un sofá realmente cómodo que era mi predilecto, y una cama con colchón de agua que Annaí amaba. A él siempre le tocaba el piso porque decía que An se movía mucho y le molestaba. 

Él le sacó la lengua como un niño de cinco años y se puso de pie, dejando el camino libre para que Annaí le diera una patada en el trasero que lo hizo salir protestando en voz baja de la habitación. Dejamos el capítulo en pausa y me puse de pie para buscar más pañuelos, An me observó de manera rápida mientras se limpiaba las lágrimas con los puños de su sudadera y me agradeció cuando le tiré el paquete de pañuelos a su lado. 

Caminaba nuevamente hacia el sofá cuando la puerta de a habitación se abrió. Genial, ya quería acabar el capítulo y continuar con el siguiente para acabar con la tortura de una vez.

—Creí que eramos solo nosotros.

Volteé intrigada ante el reproche proveniente de una voz masculina que, para mi asombro, ya podía reconocer con solo escuchar cinco palabras. Ashton llevaba unas zapatilla de deportes, pantalones cortos grises de chándal, una camiseta básica negra que le quedaba peligrosamente ceñida al pecho y hombros, y una gorra de visera colocada al revés. Sus ojos claros resaltaban en su rostro gracias a la ausencia de cabello debido a la gorra, y el cable de unos auriculares blancos colgaban en su cuello. 

La consejera sexual de Ashton| EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora