Ser la pareja de Bakugou tenia sus complicaciones.
Kirishima se encontraba en un estado de ebriedad. Kaminari insistía en otra ronda.
—Anda viejo, no todos los días se puede estar por encima de las nubes—Kaminari lo tenia
abrazado del cuello, constantemente se le salia un ¡Hip! entre cada palabra. A Kirishima le
temblaban las piernas, estaba sonrojado hasta las orejas y se sentía vibrante, como si fuera
parte de la música, ondeando entre notas. Beber no era lo suyo, vaya, si se lo hubieran dicho
con tiempo, no habría accedido, pero era fácil de convencer, mas si se trataba de sus amigos.
Terminó accediendo a uno, dos, tres, muchos shots. Y en parte, lo hizo porque se sentía herido.
Bakugou, su novio, o el que lo era, le rompió el corazón.
—Y, ¿Cómo se supone que regresaré a casa? —trató de persuadir a Kaminari, entre risitas.
—¡No vuelvas! Quédate conmigo, Kiri-chan—pidió el rubio, sus ojos estaban iluminados bajo
efectos etílicos graves.
—Estás loco, no dormiré con un ebrio.
—Bueno, tú también estás ebrio—replicó Kaminari.
—Buen punto—observó Kirishima, frunciendo los labios.
—¡Entonces, decidido! ¡Ahora, juguemos beer pong! —Kaminari lo llevó hasta la sala de estar.
Una mesa blanca estaba tapizada de vasos rojos con diferentes sustancias coloridas dentro.
Kirishima tragó duro, eso, probablemente se le iría de las manos, todo tipo de posibles
problemas con la ley le cruzó por la mente, pero el pensamiento de ser rechazado tantas veces
por Bakugou lo animó lo suficiente.
Sero fue el primero en atinar. Por su expresión, nada bueno parecía haberle tocado. Mina le
siguió, ni siquiera terminó de beber, corrió al cuarto de baño. Jirou seguía ilesa, a Kirishima
siempre le dio la impresión de que era una tipa dura, no pensó que incluso en ese tipo de
situaciones.
—¡Tu turno, Kiri-chan! —Kaminari le lanzó la pelota a lo lejos, Kirishima la atrapó con
torpeza. Quedaban siete peligrosos vasos, radioactivos, si le daba un poco de imaginación.
Lanzó la pelota. Su suerte era tan buena que la pelota dio dos rebotes y entró en el único vaso
que estaba lleno.
—Viejo, vas a morir—declaró Kaminari—. ¿Puedo grabarlo?
—Cierra la boca, Kaminari—dijo Jirou.
Mina volvió a la habitación, se veía impecable y además traía consigo el celular en mano. Su
vestido de brillantes lentejuelas resaltaba su figura. A Kirishima le parecía tan bonita como
siempre. Aunque solo la veía como una gran amiga. Bueno, a Kirishima se le estaba yendo el filtro de sus pensamientos. Era como ver algo y dejar que lo primero que pensara fuese
tomando forma en su mente, hasta convertirse en una bola de estambre. Peligroso.
—Llegas justo a tiempo, Ashido—Kaminari le guiña, o intenta, termina guiñando ambos ojos.
Kirishima tomó el vaso, se sentía un poco agitado. No quería vomitar frente a todos, mucho
menos desmayarse. Vale, tal vez estaba exagerando, pero esa cosa parecía una pócima para
dejarte en coma varios días. Escuchó a Mina regañar a Kaminari, otras voces, un cuchicheo.
Tal vez fue el impulso del momento, presión social o decisión propia bajo la influencia de la
ebriedad, pero hizo un fondo. No sintió el ardor hasta que bebió la ultima gota, le invadió un
escozor en la garganta y comenzó a toser.
Cuando alzó la vista triunfante, no creía que fuese a irse de espaldas. Bakugou estaba en el
marco de entrada, mirándolo tan fijamente que se le heló la sangre. Conocía esa mirada.
Bakugou quería poner sus manos alrededor del cuello de alguien y estrangularlo.
—Ba-baku…—comenzó, aunque no terminó, se sentía un estúpido completamente. Aunque al
cabo de unos segundos, cayó en cuenta de que no tenía ningún motivo para sentirse
intimidado. Era culpa de Bakugou que estuviera en ese estado.
—Así que Bakugou, al final decidiste venir…—Mina intervino, como mediadora de la incómoda
situación. Era obvio lo que iba a suceder.
Justo en ese momento, por arte de magia (Mina) comenzó a sonar la música de fondo. La
canción era Easier de Five Seconds of Summer.
Podía ser que en ese momento, Kirishima estaba tan afectado que las cosas a su alrededor
eran percibidas de diferente manera. Las luces eran opacas, neón azulado. Los chicos,
desaparecieron. Solo quedó la mesa del desastroso Beer Pong, Bakugou y él. Por si no fuera
suficiente, Bakugou lucia malditamente atractivo, estaba sorprendido de que hubiese ido, pero
mas con esas prendas. La cazadora de cuero moldeaba su musculatura fina, debajo, una
camiseta blanca de tirantes dejaba ver su cuello, clavícula y un poco de su torso. Podía notar el
sudor en su mandíbula, como si hubiese corrido hasta llegar. Su cabello, finas hebras color
ceniza que lo guiaban hasta sus ojos. La mirada tan penetrante, escarlata como la sangre. Y
Kirishima, estaba realmente ebrio, con sus confiables croc's rojos, un pantalón corto y una
camiseta oscura. Después de todo, volvía a sentirse intimidado, como siempre sucedía, aunque
lo ocultaba, no podía ocultar sus sentimientos para siempre.
Y ese fue su error.
—¿Te diviertes? —escupió Bakugou.
Kirishima dio un paso hacia atrás.
—¿A qué viniste? —a ese nivel, la voz le temblaba, pero sorpresivamente estaba alzando su
tono.
Bakugou dio un paso hacia él, del mismo modo en que el otro retrocedía.
—No estabas en tu habitación—dijo con desdén, como si el hecho de que fuera a buscarlo no
tuviera relevancia.
—Ya, no habría abierto la puerta de todos modos.
Apenas dijo eso se sintió un completo idiota. Ese no era el tipo de respuesta que le das al chico
del que estás enamorado y que además te rechazó.
Bakugou se detuvo, como analizando la respuesta de Kirishima. Bueno, ya era ganancia que no
se riera.
El corazón de Kirishima le golpeteaba con fuerza, sentía el pulso a flor de piel. Por favor, que se
vaya, pensó.
Por un momento no pudo ver más allá de la expresión indescifrable de Bakugou, una dura
línea que formaban sus labios y unos ojos entrecerrados.
—Te dejaría seguir hablando, pero tus feromonas me están asfixiando. Ven acá de una maldita
vez, ¿no quieres que te folle?
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KiriBaku•Omegaverse•Oneshot
FanfictionOneshot omegaverse. Kiri bottom, Bakugou top. Sin continuación. Enjoy;)