♫ : ❝ Como las cuerdas de un piano mal afinado, Min Yoongi tropieza con la retrospectiva de su vida y estalla con el presente de su familia. Mientras reconoce a Jung Hoseok, bajo una antigua leyenda de la música, deberá aprender a dejar sus heridas...
«Perfecto», eso ha dicho la maestra Misuk cuando Kimma y Yoongi se han atrevido a presentar su propuesta para participar del festival de verano en representación del primer año de Música y composición. Kimma en realidad es parte de Música e interpretación, pero ha decidido apoyar a Yoongi para darle una oportunidad a otro de sus compañeros.
Ambos se abrazan con fuerza, casi dando saltitos de felicidad.
—Muchas gracias —dice Yoongi.
—Aún tienen cosas que mejorar, pero van por muy buen camino. Los felicito. —Pone una mano en el hombro de Yoongi—. En especial a ti.
Kimma lo toma por la muñeca y obliga correr en dirección a la facultad de danza. Es la primera vez que entra allí. Van en busca de Lena, quien debe presentar la coreografía que Hoseok le ha enseñado al equipo hace pocos días. La que estuvo practicando paralelo a él.
Recorren los pasillos con cautela para no generar ningún tipo de interrupción.
A diferencia de ellos, la facultad de danza utiliza el enorme salón de espejos con todos reunidos en ella para las presentaciones, algo que genera un ambiente más ameno y motivador. Se escuchan gritos y silbidos en compás con la música, y mucho chirrido de zapatillas sobre el suelo.
Kimma y su atrevimiento abren la puerta del salón de espejos como si perteneciera al lugar, Yoongi le sigue los pasos con temor de que les echen. Ambos se quedan de pie en un rincón para observar cómo Lena se pone de pie para bailar. Han llegado a tiempo.
Divisa a Jung Hoseok frente a su equipo de baile, es claramente el guía. Tiene la cara casi cubierta por una gorra que se quita al iniciar la música.
El ritmo no hace justicia a los majestuosos movimientos de Hoseok, quien junto a Lena son un complemento perfecto. Kimma a su lado se une a los vítores de los demás. Mientras que a él le parece poco el tiempo de la presentación cuando nota que está por finalizar.
—¿No es increíble? —pregunta Kimma, lo tiene agarrado del brazo. Yoongi la mira y sonríe, luego asiente—. Por lo que tengo entendido, la facultad de danza no hace excepciones —añade con curiosidad—. Sólo se juntan en diferentes equipos y crean coreografías de acuerdo con diferentes intereses. Incluso hay personas de nuestra facultad que los incluyen a sus presentaciones.
—Linda modalidad de trabajo.
—Sí. Igual ellos pueden buscar a personas de tu carrera para crearles la música. Si saben lo increíble que eres, puede que en algún festival tengas el honor, Min Yoongi.
—Si te oyen junto a mí, tal vez ganemos ambos —menciona él, devolviendo el cumplido y recibiendo una sonrisa de vuelta.
Lena se acerca dando saltitos, se le ve cargada de adrenalina y con una sonrisa hermosa dibujada en el rostro.
—¡Eso fue impresionante! —exclama Kimma y ambas se abrazan.
—¿Te gustó? —pregunta Lena a Yoongi.
—Sí.
—¿Y qué tal Hoseok? —insinúa moviendo sus cejas hacia arriba.
—Baila bien.
—Es muy bueno —añade Kimma.
Yoongi siente las piernas inquietas, ya es momento de salir de allí.
—No puedo irme aún —informa Lena, quien ya parece aprender a leerlo cada día mejor—. Tenemos una pequeña reunión con el director de la facultad.
—No se preocupen —dice Yoongi—. Sé cómo salir.
—Oh, vamos, quédate.
—Vamos, Yoongi —le anima Kimma con voz suave, con aquella que sólo ella sabe utilizar para convencerlo—. Sólo serán unos minutos, y podemos salir y comer una pizza para celebrar, ¿te parece?
Asiente, resignado. Toma un largo respiro y se sienta junto a las chicas, entre la multitud del salón de espejos.
Finalizada la reunión, en la cual Yoongi permanece en un mundo alterno de manera casi voluntaria, se pone de pie mientras esperan a que Lena termine de hablar con Hoseok y su equipo sobre asuntos importantes del festival.
—¡Perdón! Perdón, perdón, perdón —clama una voz detrás de él, dueña del golpe que le ha dado en las lumbares con algún objeto contundente.
Yoongi voltea impasible, encontrando a un chico. Un chico lindo con expresión de culpa. Sostiene el objeto contundente que le ha dado duro en la espalda entre sus brazos.
—¿Qué cargas ahí? —pregunta con burla mirando la mochila—. ¿Piedras? —Se acaricia la espalda que en verdad le duele.
—Lo siento. Traigo un altavoz y pesa un montón. —El chico sonríe aún con los ojos cargados de culpabilidad—. ¿Te he lastimado?
—Un poco.
—De verdad, lo siento mucho.
—Bien, da igual. —Le resta importancia e inclina su cabeza en señal de despedida.
Gira hacia Kimma con expresión cansada, quién está ahora con Lena, y les ruega con la mirada que por favor se marchen.
—Espera —dice la voz del chico detrás de él aún.
Sorprendido, alza ambas cejas hacia sus amigas. La sonrisa de ambas se vuelve burlona.
—¿Sí? —Apenas voltea para mirarlo.
—No me has dicho tu nombre.
—¿Debería? —Gira por completo hacia él.
—Yo soy Jimin, Park Jimin.
Un poco enternecido Yoongi deja de luchar contra sí mismo y corresponde la sonrisa de Jimin, es agradable y se siente dulce. Trata de no mirar sus labios demasiado tiempo y regresa a sus ojos.
—¡Yungi! —habla alguien en su lugar, a quien reconoce de inmediato.
Mira hacia Hoseok con el entrecejo fruncido, quien se encuentra a centímetros de distancia de él y el chico, Jimin, cuyo nombre se guarda con cuidado.
—Buena presentación —dice en forma de saludo—. Pero no me llames así.
—Gracias. Trabajamos para usted. —Asiente. Con una sonrisa se dirige hacia el chico de la mochila rompe columnas—. Jimin, tus amigos te están buscando afuera.
—Oh, gracias por avisar. —Sonríe, bonito como al principio y mira a Yoongi—. Un gusto y perdón una vez más.
Yoongi sólo responde con una pequeña risa, viéndolo marcharse. Hoseok aclara su garganta para llamar su atención y se planta frente a él remarcando su posición.
—¿Y? ¿Cómo te fue?
—Quedamos —asegura Yoongi. Un agarre familiar en su brazo: Kimma—. Gracias a ella —aclara con una sonrisa.
—Me alegro mucho por ti. Trabajaste duro.
—También es gracias a ti —añade blanqueando los ojos, y sabe que ha acertado, porque Hoseok ríe.
Lena invita a Hoseok a cenar junto a ellos, pero éste se niega, dice estar demasiado agotado. Lo agradece de todas formas y se marcha tras dejar una caricia en el brazo de Yoongi.
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