Psycho Lover

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Dedicado a: mxg__vqnitas

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Observaba a otros lados temiendo la mínima aparición de otro ser humano en algún rincón. Abrazaba su maleta de estudiante mientras sus manos temblaban y sus pasos se hacían más lento. Se podían apreciar varias vendas alrededor de su cuello y tiritas en su rostro que parecían haber sido colocadas recientemente. Se sentía como un conejo asustado que era perseguido y cazado por bestias salvajes. El sonido de pasos provenir de uno de los pasillos le alertó de que alguien se acercaba e inmediatamente buscó con la mirada un sitio donde ocultarse, encontrándolo cerca, pues había un salón en desuso a varios pasos. Sin pensarlo dos veces, corrió y se ocultó en aquella sala vacía, escuchando voces hacer acto de presencia, y se era muy notable el enojo de sus propietarios. Rezaba porque no le encontrasen, al menos, no antes de iniciar las clases, pues tenía varias ausencias producto de las heridas con las que acababa tras su encuentro con aquellos personajes, las cuales le incapacitaban para asistir a clases y los profesores no reparaban en motivos por mucho que les explicara. Poco después, aquellas personas continuaron su camino, dejando el pasillo en profundo silencio, mas el chico se negaba a salir aún de su escondite temiendo que pudiesen estar esperándole a la vuelta de la esquina como habían hecho muchas veces. Mejor quedarse en el sitio y esperar a que la campana le avisase de que ya comenzarían las clases, así se cercioraba de que nadie estaría esperándole en cualquier esquina.

Caminó a paso lento al salón una vez todo lo anterior tuvo realización, por ahora, había logrado evadir el maltrato, pero no tenía nada en mente para evitarlo durante el primer descanso, pues estaría en las garras de esos tontos problemáticos. Se encontraba ahora atendiendo a la explicación del profesor de turno correspondiente mientras sentía el leve impacto de bolas de papel golpear su cabeza y hacía todo el esfuerzo del mundo por ignorarlas, y tal parecía que su profesor también, pues era consciente de este hecho y no le importaba en lo absoluto que unos matones sabotearan su clase. Apretaba sus labios hasta formar una línea casi totalmente recta mientras concentraba su escasa atención en la clase y tomaba notas cuán rápido podía, solo eran bolas de papel, si bien siempre hacían lo mismo cada vez que lograba llegar a clases, le había restado importancia con el paso del tiempo, por otro lado, cierto chico de cabellos color magenta oscuro fruncía el ceño al ver como sus intentos de molestar eran vanos y acompañado de esto, las risas burlonas de una rubia de ojos amatista, quien tomaba a todos por igual, basuras a su parecer y no dudaba en burlarse de cualquiera. El chico chasqueó la lengua y agarró su maleta, sacando de esta lo que parecía ser una resortera, y en la cual colocó una bola de papel bastante más pequeña y compacta que las demás, la chica le observaba interesada en ver qué haría y este no tardó en mostrarle, apuntando directamente a la cabeza del pobre pelimorado que nada les había hecho.

Soltó un leve quejido de dolor al sentir el impacto de algo realmente duro contra su cabeza y seguido de ello, observó una pequeña bola de papel caer sobre su libreta, la cual tenía manchas de sangre, luego, leves gotas comenzaban a brotar de la herida. Algo tembloroso, tomó la bola y vio su interior, dentro del papel había una piedra y en el papel había escrito un “Apestas” con una pésima caligrafía. Lentamente, miró de reojo al pelimagenta a sus espaldas, viendo como este atentaba con hacer un segundo disparo tal como el primero. Sus ojos delataban total miedo y sorpresa, no esperaba que fuese a llegar al extremo de lanzarle piedras y menos en plena clase, pero al profesor no le importaba y al resto del salón le divertía, pues escuchaba risas por lo bajo. Era un completo asco tener a todos en tu contra y no poder defenderte de nada sabiendo que solo lograrás empeorar la situación. Cerró sus ojos preparándose mentalmente para el dolor que sentiría luego de que otra bola impactase con su cabeza, más solo escuchó el ruido de algo pesado chocar y una queja bastante audible. Enfocando sus orbes morados en el problemático que le había estado molestando, observó como este sobaba su cabeza y sobre su mesa había un libro bastante grande y pesado. El chico maldecía tanto que parecía poder hablar en múltiples lenguas con tal molestia, en cambio, el profesor había guardado silencio, haciendo más notable las burlas de sus compañeros.

Psycho Lover [Kokichi x Fem!reader] ©RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora